Ya hace un buen rato que me he levantado y todavía tengo la cara arrugada cual recién nacido. El despertador del teléfono móvil ha empezado a sonar a horas indecentes, pero como estaba a unos dos metros de la cama, ¿os creéis que he sido capaz de levantarme? La respuesta, evidentemente, es no. Y ha sonado y sonado y sonado y sonado… claro que no podía dormir, pero como soy más de Belfagor que el propio Lucifer, he romanceado hasta que el cuerpo ha dicho basta. Con las pesadillas que he tenido, cualquiera se levantaba a esas horas (las nueve de la mañana, ¿qué pasa?). ¡Qué de angustiosos ensueños! No sé si por la cena, que fue abundante, o por una de las cosas que escuché en la televisión a propósito de las imágenes de Escher:
No es una arquitectura construible, es una arquitectura del concepto.
Lo de “construible” me nubla el cerebro, pero demos un voto de confianza, no sea que la frase vaya a tener enjundia y nos la perdamos por una tontería. Bueno, no soy una lumbrera en cuestiones arquitectónicas, en absoluto, pero me explique lo de “arquitectura del concepto”, porque, si mis conocimientos de castellano no me traicionan y el DRAE tampoco, “arquitectura” quiere decir “arte de proyectar y construir edificios”. Suponiendo que el entrevistado se pusiera metafórico, entonces entenderíamos que los dibujos de Escher no se pueden construir, sino que “proyectan y construyen conceptos”. O voy mal o sigo sin entender nada. Que en los dibujos de Escher aparezcan edificios que no pueden ser construidos, vale, pero que este buen hombre se dedicara a construir conceptos, pues me lo creo menos. En fin.
Antes de que se me olvide y de cambiar de tema, he descubierto un blog que me ha llamado la atención. A ver qué os parece.
Y ahora sí, cambio de tema. Os dejo abajo el enlace a un artículo de EL PAÍS sobre una mujer que quiso poner fin a su vida. Padecía una enfermedad degenerativa. También os dejo el manifiesto de apoyo a la despenalización de la eutanasia que he encontrado en la página web de la Asociación Derecho a Morir Dignamente.
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MANIFIESTO
- El respeto a la dignidad del ser humano exige el respeto a la libertad de cada individuo para decidir sobre su vida y sobre la forma de finalizarla.
- Cuando, debido a las circunstancias, la persona enferma no se pueda expresar se deben respetar las voluntades anticipadas, el denominado Testamento Vital.
- Toda persona que sufre una enfermedad irreversible o incurable debe tener acceso a los recursos asistenciales necesarios para aliviar su sufrimiento y su dolor, especialmente a los cuidados paliativos.
- La eutanasia o acortamiento voluntario de la vida de quien sufre una enfermedad incurable para poner fin a sus sufrimientos es un derecho humano fundamental que todo estado laico, plural y democrático debe garantizar.
Por todo esto,
reclamamos la aprobación urgente de una ley que despenalice la eutanasia con los debidos controles y así se garantice el respeto a la libertad y el derecho a morir con dignidad.
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ENLACES
- Artículo en EL PAÍS.
- Asociación DMD.