Todos los días, los niños de la escuelas públicas de EE.UU. deben recitar el siguiente juramento:
I pledge allegiance to the Flag of the United States of America, and to the Republic for which it stands: one Nation under God, indivisible, with Liberty and Justice for all.
(«Juro fidelidad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la República que simboliza: una nación unida bajo el mando de Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos»)
Lo hemos visto mil veces en las películas. ¿Os imagináis lo mismo en España? ¿No da miedo? ¡Brrr!
Mes: febrero 2007
-
I pledge
-
Cago en el mar
Marchando una de horrores, aprovechando que estoy en plena fase maníaca.
Cada vez con más frecuencia escucho cosas como:
😡 Aquel aula era muy fría.
😡 Este agua sabe a cloro.
Bueno, pues me toca los forúnculos porque es incorrecto. Debe decirse:
🙂 Aquella aula era muy fría.
🙂 Esta agua sabe a cloro.
La norma dice que el artículo la se convierte en el cuando va inmediatamente delante de un sustantivo que empieza por a– o por ha– tónicas. Lo mismo pasa con una, alguna y ninguna.
😡 la agua –> 🙂 el agua, ningún agua.
😡 la aula –> 🙂 el aula, algún aula, ningún aula, un aula.
😡 el agüita –> 🙂 la agüita (se pone la porque la a– del comienzo no es tónica)
NOTA: En el caso de alguna y ninguna, la RAE deja una puerta abierta a usarlos en femenino, así que cada cual haga lo que considere.
Pero no se usa la forma masculina cuando hay algo entre el artículo y el sustantivo, por ejemplo, un adjetivo:
🙂 la cristalina agua
🙂 la gélida aula
Y peor todavía es poner un adjetivo masculino. Vamos, que decir el águila majestuoso (:x) es cagarla con todas las consecuencias. También está fatal de los fatales decir este águila (:x), ya que no debe cambiarse al masculino las formas esta, esa y aquella, ni ningún otro determinante, así que volvemos al principio. Quedas como la chata si dices este aula es muy fría (:x) o los jugadores estaban por todo el área (:x).
Leyendo en el artículo de la RAE me encuentro con algo sorprendente:
Sin embargo, en los sustantivos que, teniendo asimismo dos terminaciones, han comenzado a usarse solo recientemente en femenino, los hablantes, de forma espontánea, tienden a usar la forma la del artículo, pues se carece, en estos casos, de tradición heredada; es el caso de la palabra árbitra, con la que los hablantes usan, espontáneamente, la forma la y no el.
Evidente. Los que habláis espontáneamente de las árbitras –tema recurrente en mis conversaciones de fin de semana–, que sepáis que la RAE lo sabe y os está vigilando.
Para aventureros de la lengua diré que la palabra azúcar tiene dos géneros, pero se usa mayoritariamente la forma masculina cuando no lleva adjetivo –el azúcar– y cuando está en plural –los azúcares perjudiciales para la salud–, pero es mayoritario el uso en femenino con un adjetivo –lo hice con azúcar morena–, aunque las hermanas de los Chunguitos pueden estar tranquilas porque también vale con el adjetivo en masculino. Es también uno de los pocos –no sé si el único– sustantivo que admite el artículo masculino con un adjetivo femenino –el azúcar morena–.
Otra de las palabras top en cualquier discusión de salón que se tercie –que sé que vosotros sois muy de discutir sobre cuestiones lingüísticas los sábados por la noche, que nos vamos conociendo– es mar. Bueno, pues después de oír todas las teorías habidas y por haber y para sacaros de ese sinvivirenmí en el que vivís habitualmente, que yo lo sé, confirmaremos lo que ya se sabe. Que mar puede ser masculino y femenino. Teniendo en cuenta que entre las gentes de mar es un sustantivo femenino, se usa –cagüen la RAE– como tal en expresiones que hablan de su estado –mar arbolada– y en locuciones propias de profesiones marinas –hacerse a la mar–, así como en las expresiones pelillos a la mar, la mar de mono y, la más importante, me cago en la mar. Cuando forma parte de un nombre propio, ojo, siempre masculino y en minúscula, como el mar Mediterráneo y el mar Rojo.
Así que, todo el mundo a cagarse en la mar, que a mí lo de cagarse en el mar me da mucha risa y es una gorrinada. -
Masturbation, tararaaa
En la línea del clíptoris, que por descontado se ha convertido en lo más buscado en este blog, y para que veáis cuáles son mis inquietudes interneteras me he encontrado con unos textos de lo más edificantes, así que agarraos a la silla, poneos cómodos, coged una bolsa de palomitas, una cerveza o lo que se tercie, y disfrutad de esta lectura:
NB: Este texto está copiado directamente de un blog de jóvenes cristianos.
NB2: Los textos no están manipulados, únicamente he marcado con negritas aquello que me parecía más interesante.
NB3: ¿El último no tiene un complejo de culpa tremendo?
NB4: Este post es muuuuy largo, paciencia.
NB5: Algunas intervenciones tienen cursivas. Son mis comentarios.Si estás preparado, entra al mundo de lo desconocido… (más…)
-
Apagón
Vamos a hacer como en los diarios:
¿Y TÚ? ¿TAMBIÉN HAS ESTADO DE APAGÓN?
CUÉNTANOS TU EXPERIENCIA.
……………………….
La ONG Alianza Francesa por el Planeta ha hecho una propuesta que seguramente conocéis: apagar las luces hoy, de 19:55 a 20:00. Nuestro Ministerio de Medio Ambiente ha anunciado que también participará. No sé de qué sirven este tipo de iniciativas, pero voy a tomar parte, para ver qué pasa, si en realidad va a bajar el consumo de energía de forma significativa. ¿Vais a hacerlo vosotros también? Que levante la patita quien vaya a apagar la nevera cinco minutos.
Vayan pasando por el foro a depositar su voto. -
Sesos de cordero
Vayan pasando por el foro a depositar su voto.
El 16 de junio de 1904 es la fecha en la que transcurren los hechos narrados en la obra maestra de James Joyce, Ulises. Podemos reconocer el valor de la novela desde el punto de vista técnico y la influencia que ha tenido en toda la literatura posterior, sí, pero ¿quién se la ha leído del todo? A ver, queremos confesiones, con cuadro negro delante de los ojos y todo. ¡Qué pocos han acompañado a los pobres Leopold y Stephen! Pues sí que estamos bien. Es una obra maestra de las gordas, pero es que es dificilísima. Y quien diga que no, miente. Lo del monólogo interior es uno de los mayores inventos literarios –que no es de Joyce, por cierto, al parecer es de un tal Édouard Dujardin, al cual no tengo el gusto de conocer–, pero puede cansar al más pintado. La pobre Molly Bloom pasará a la historia como una de las tías más rácanas en signos de puntuación:…I was a Flower of the mountain yes when I put the rose in my hair like the Andalusian girls used or shall I wear a red yes and how he kissed me under the Moorish wall and I thought well as well him as another and then I asked him with my eyes to ask again yes and then he asked me would I yes to say yes my mountain flower and first I put my arms around him yes and drew him down to me so he could feel my breasts all perfume yes and his heart was going like mad and yes I said yes I will Yes.
¿A que te han entrado ganas de ir corriendo a comprarte la novela?
Definición de andar por casa: el monólogo interior intenta plasmar el pensamiento con total fidelidad, e. d., tal cual le vienen las palabras a la cabeza del personaje en cuestión, así queda escrito. Generalmente hay pocos signos de puntuación, ya que eso entorpecería la lectura de los pensamientos. Vamos, que lo que quiere el escritor no es que nos pongamos en el pellejo del personaje, sino en su mismísimo coco y que presenciemos en directo qué ocurre en su interior, mutilado, claro, porque no sabemos qué está sintiendo.
Volvamos a Ulises. No todo es monólogo interior:Silenciosamente, ella le había acercado en un sueño después de morir, con su cuerpo consumido, en la suelta mortaja parda, oliendo a cera y palo de rosa: su aliento, inclinado sobre él, mudo y lleno de reproche, tenía un leve olor a cenizas mojadas. A través de la bocamanga deshilachada veía ese mar saludado como gran madre dulce por la bien alimentada voz de junto a él. El anillo de bahía y horizonte contenía una opaca masa verde de líquido. Junto al lecho de muerte de ella, un cuenco de porcelana blanca contenía la viscosa bilis verde que se había arrancado del podrido hígado en ataques de ruidosos vómitos gimientes. Silenciosamente, ella le había acercado en un sueño después de morir, con su cuerpo consumido, en la suelta mortaja parda, oliendo a cera y palo de rosa: su aliento, inclinado sobre él, mudo y lleno de reproche, tenía un leve olor a cenizas mojadas. A través de la bocamanga deshilachada veía ese mar saludado como gran madre dulce por la bien alimentada voz de junto a él. El anillo de bahía y horizonte contenía una opaca masa verde de líquido. Junto al lecho de muerte de ella, un cuenco de porcelana blanca contenía la viscosa bilis verde que se había arrancado del podrido hígado en ataques de ruidosos vómitos gimientes.
Puestos a seguir con vísceras, diría que esta novela es como unos sesos de cordero: algunos consideran que es un manjar y otros, que es una gorrinada.