Mes: julio 2007

La gente puede llegar a hacer cosas verdaderamente bizarras. Y, si no, me expliquen ustedes a mí para qué coño quieres gastarte 305 euros del ala en una lata vacía de comida para perros, por muy importante que sea la dueña –del perro, claro–, ni aunque sea la mismísima Paris Hilton, que vale que tenga un par de fotos por ahí que gustan mucho –obsérvese la foto rascándose el mínox, o eso parece (ampliable)–, pero en la televisión la están mentando día sí día también, trascendentales que son sus andanzas, parece. Bueno, resulta que han sido subastados una serie de objetos recogidos del cubo de la basura de la maroma ésta. Cómo no, la subasta ha tenido lugar en EBAY:
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El 19 de junio murió un chino porque le explotó la batería del móvil. Al parecer, el móvil estuvo expuesto a altas temperaturas durante tanto tiempo que reventó –me explique usted qué tendrá que ver que se recaliente con que explote, ¿sería un móvil a butano?–, le rompió a su dueño un par de costillas que le atravesaron el corazón y murió –el chino y el móvil, claro–. La noticia es muy triste pero me da cierta risilla, que parece de chiste que un móvil explote o de correo electrónico cadena de esos que te advierten de que si te encuentras un móvil tirado en la calle, no lo cojas porque seguramente es de la ETA o algo así. Ahora imagina que te pasa lo mismo que a este pobre ciudadano chino mientras estás teniendo una conversación y tienes que decir algo como “ay, perdona, pero tengo que dejarte, es que me acaba de explotar la batería del móvil, luego te llamo, ¿vale?”. O un sms: “YEGO TARDE. EL MOBIL A ESPLOTAO”. O un anuncio en la tele: “Si quieres gastarle una broma a tus amigos, envía un sms al 7788 con la palabra PATAPUM, espacio y el número de tu amigo. Coste del SMS: la vida de tu amigo”.
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El sábado por la noche la película 28 semanas después, esperando una simple película de zombis y me he encontrado con algo un poco mejor, no es que sea una joya, pero, oiga, si hacemos limpieza todavía se puede encontrar algo con sentido, tú. Es la continuación de 28 días después, una apocalipsis vírica de tomo y lomo que zombifica –ya puestos– a las personas y que transcurre en un Londres desolado tras la catástrofe. En 28 semanas después, Inglaterra ha sido ocupada por el ejército de EE.UU. por orden de la ONU para comenzar con las tareas de reconstrucción, digamos: limpieza de cadáveres, estudio de los supervivientes, análisis de los riesgos, etc. En éstas, una familia se vuelve a encontrar y, a partir de ahí, empieza el meollo.
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Estoy hecho un lío.
En el Frankfurter Allgemeine y en Focus –a estas horas también sale en Die Welt y otros– publican que los escritores Martin Walser, Siegfried Lenz –aprovecho para decir que éste me gusta mucho– y Dieter Hildebrandt aparecen en unos documentos del NSDAP como militantes del partido. Por una parte, así, sin pensar, parece natural que muchos jóvenes, fascinados por el aparato nazi –que si algo tenía era un poder hipnótico francamente elaborado, capaz de dejar patidifuso a más de uno y a más de dos– y en el contexto de un estado totalitario, se inscribieran en el partido como una manera de empezar a hacer carrera. Por otra parte, resulta contradictorio –y para mucha gente incluso despreciable– que un escritor que se ha pasado desde el final de la guerra dando lecciones de moral por lo malos que fueron los alemanes entre 1933 y 1945 hubiera formado parte de todo este asunto.
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