Mes: enero 2024

  • «Creo que la libertad y los derechos para todas las personas son fundamentales. Ninguna de nosotras es libre hasta que todas seamos libres.»

  • La conformidad informativa y normativa

    La conformidad informativa y normativa

    La conformidad se manifiesta a través de dos dimensiones distintas pero interrelacionadas: la conformidad informativa y la conformidad normativa. Ambos conceptos han sido ampliamente explorados y discutidos en la literatura sociológica y psicológica para entender los procesos que llevan a la adopción de actitudes, opiniones o comportamientos en contextos sociales.

    Conformidad informativa

    La conformidad informativa se refiere a la tendencia de las personas a aceptar la información proporcionada por otros como una guía para el comportamiento cuando se enfrentan a situaciones ambiguas o desconocidas. Este tipo de conformidad surge de la necesidad de obtener conocimientos precisos y tomar decisiones informadas en entornos en los que la información es limitada. Un estudio clásico que aborda la conformidad informativa es el experimento de Asch (1951), donde los participantes se ven influenciados por las respuestas erróneas del grupo cuando la tarea presenta cierta ambigüedad.

    Un ejemplo contemporáneo de conformidad informativa puede observarse en la difusión de noticias falsas en redes sociales. Cuando los individuos se enfrentan a información nueva y desconocida, pueden sentir la necesidad de conformarse con la opinión mayoritaria del grupo sin cuestionar la veracidad de la información, contribuyendo así a la propagación de desinformación.

    Conformidad normativa

    La conformidad normativa se refiere a la adaptación de comportamientos y opiniones para ajustarse a las normas sociales y evitar el rechazo o la desaprobación del grupo. Este tipo de conformidad se manifiesta cuando las personas buscan la aprobación y el apoyo social, preocupándose más por ajustarse a las expectativas del grupo que por la precisión de la información. El famoso experimento de Milgram (1963) sobre la obediencia a la autoridad ilustra cómo la conformidad normativa puede llevar a individuos a realizar acciones moralmente cuestionables debido a la presión social.

    Un ejemplo contemporáneo de conformidad normativa puede observarse en la adopción de comportamientos de moda o consumo influenciados por las tendencias culturales. La presión para vestirse, actuar o consumir de cierta manera puede conducir a la conformidad normativa, ya que las personas buscan la aceptación social y la pertenencia al grupo.

    ¿Para qué sirve comprender la diferencia?

    Comprender la diferencia entre conformidad informativa y conformidad normativa es fundamental en diversos campos, ya que proporciona una visión más completa de los procesos sociales y psicológicos que influyen en el comportamiento humano. En términos de diseño de intervenciones sociales, la distinción permite enfocarse en la precisión de la información para influir en comportamientos o, alternativamente, abordar las normas sociales para lograr la aceptación y pertenencia.

    En el ámbito del marketing y la publicidad, el conocimiento de la conformidad informativa puede ser crucial para destacar la calidad y utilidad de un producto, mientras que la comprensión de la conformidad normativa permite capitalizar las tendencias y normas sociales en campañas publicitarias. En liderazgo y gestión de equipos, se requiere una atención especial a cómo la información y las expectativas grupales afectan el comportamiento para liderar eficazmente y fomentar un ambiente de trabajo positivo.

    Respecto al a educación y la comunicación, por otra parte, la distinción permite optimizar la enseñanza proporcionando información clara y precisa, al tiempo que aborda la conformidad normativa que puede afectar la dinámica en el aula. En la prevención de comportamientos perjudiciales, el conocimiento de la conformidad informativa ayuda a proporcionar información precisa sobre riesgos y consecuencias, mientras que la comprensión de la conformidad normativa es crucial para contrarrestar comportamientos negativos promovidos por normas sociales.

    Para la investigación social y psicológica, la distinción entre conformidad informativa y conformidad normativa permite a los investigadores diseñar experimentos específicos para explorar cómo las personas buscan y utilizan información en diferentes situaciones, así como abordar la dinámica grupal y las influencias sociales para obtener una comprensión más completa de los fenómenos estudiados.

    Interacción y dinámicas complejas

    Es fundamental entender que la conformidad informativa y normativa no son compartimentos estancos: ambas dimensiones interactúan de manera compleja. Las personas pueden buscar información precisa (conformidad informativa) mientras también desean ser aceptadas socialmente (conformidad normativa). La interacción de estos dos procesos depende de factores contextuales, individuales y grupales.

  • El Paradigma de Asch

    El Paradigma de Asch

    Se acerca el momento de dejar marchar a mis estudiantes de tercero de psicología. El tercer curso se centra siempre en la psicología social: la influencia social o cómo creamos nuestra identidad cuando interactuamos. También cómo nos definimos y cómo explicamos quiénes somos y qué influencia tienen aspectos como la cultura y la tradición en nuetro comportamiento. Les encantan Milgram y Zimbardo y la Teoría de la Identidad Social de Tajfel y Turner les flipa muchísimo. Y a mí también, para qué mentir. Uno de los puntos más importantes de todo el curso, y también uno de los primeros, es el que se refiere al paradigma de Asch.

    El paradigma de Asch, desarrollado por el Solomon Asch, es fundamental en la comprensión de la influencia social y la conformidad en la psicología. Su estudio sobre la conformidad y sigue siendo una referencia clave en la comprensión de cómo las personas pueden verse afectadas por la presión grupal.

    El experimento de la Conformidad de Asch

    El estudio original, de 1951, se centró en cómo las personas responden a la presión social en una tarea muy sencilla: comparar líneas. El diseño del experimento implicaba que un participante real, sin conocimiento previo, se uniera a un grupo de cómplices que eran compinches del experimentador. Estos aliados (o «confederados») tenían instrucciones específicas para dar respuestas incorrectas en algunas ocasiones.

    Ejemplo de tarea del estudio original de Asch (1951).

    Durante la fase de comparación, cada participante dice en voz alta cuál de las tres líneas coincide con una línea de referencia, como en el ejemplo. Los confederados daban respuestas incorrectas en determinados ensayos, desafiando así la percepción evidente de la realidad. El quid del experimento radica en ver si el participante real acepta las respuestas del grupo o se mantiene fiel a su percepción.

    Los resultados revelaron que, en un tercio de las situaciones, los participantes se conformaban con las respuestas incorrectas del grupo. Lo interesante es que esto ocurría aun cuando sabían que éstas eran erróneas. Este fenómeno de conformidad se volvía más pronunciado cuando la discrepancia entre la respuesta correcta y la respuesta del grupo aumentaba.

    Implicaciones para la Psicología Social

    El paradigma de Asch reveló la influencia que puede ejercer el grupo sobre las decisiones y percepciones y en cómo modificamos nuestra conducta para integrarnos. Incluso esto puede ocurrir sin cuestionarnos los aspectos éticos o los problemas futuros que nos pueda acarrear. Las implicaciones de estos hallazgos van más allá de la tarea específica del experimento. Las conclusiones de Asch nos han ayudado a comprender varios fenómenos y aspectos del funcionamiento de la psicología humana en sociedad:

    En primer lugar, Asch distinguió entre dos tipos de presión. La presión normativa proviene del deseo de encajar socialmente y ser aceptado por el grupo. La presión informativa surge de la creencia de que el grupo posee información correcta. Estas formas de presión desempeñan un papel crucial en diversas situaciones sociales.

    El estudio ha llevado a una mayor comprensión de cómo la conformidad se manifiesta en la vida cotidiana. Desde decisiones grupales hasta elecciones de consumo, la influencia social está omnipresente. La psicología social utiliza los principios de Asch para explorar cómo las personas se ajustan a las expectativas del grupo en diversas circunstancias.

    También resalta la importancia social en la conformidad. Factores como la cohesión grupal, la unanimidad de la mayoría y la cultura pueden modular la intensidad de la influencia social. La psicología social contemporánea se basa en estos conceptos para entender cómo las dinámicas sociales afectan el comportamiento humano.

    El paradigma de Asch ha influido en áreas prácticas, como la publicidad, la toma de decisiones en grupo y la resolución de conflictos. Comprender cómo la información y las normas sociales afectan las decisiones individuales es crucial para diseñar estrategias efectivas en diversos contextos.

    Los estudios de este psicólogo transformaron nuestra comprensión sobre la conformidad y la influencia social. A medida que la investigación avanza, la relevancia de este estudio clásico persiste, ofreciendo informacio´n muy valiosa sobre el funcionamiento de la psique humana en contextos sociales. La obra de Asch sigue siendo importante para el estudio de la psicología social y es inevitable introducirlo en un programa de psicología básica. Mis estudiantes están encantados.

    Si podéis, echadle un ojo al vídeo:

  • Escribí este post el 9 de noviembre y lo he colgado en Twitter sin saber que estaba de actualidad. Pues resulta que no, ni lo escribí ni hice RT con intención. Lo juro. Pero viene que ni pintado. 
  • Siete señales que pueden sugerir que tienes un amigo que está abusando de ti

    Siete señales que pueden sugerir que tienes un amigo que está abusando de ti

    Identificar esta situación es difícil porque las señales pueden ser muy variadas y no siempre te pueden parecer evidentes. Además, el abuso puede manifestarse de diferentes maneras, ya sea emocional, psicológico, verbal o incluso físico. La lista que pongo a continuación, basada en lo que escribe lo que escribe Patricia Evans, es sólo una guía que te puede llevar a que le des una vueltecita.

    1. Si intenta controlar todos los aspectos de tu vida, desde tus amistades hasta tus decisiones personales.
    2. Si usa de tácticas manipuladoras para influir en tus decisiones, haciéndote sentir culpable o responsable de sus emociones: de las suyas, no de las tuyas.
    3. Si te hace críticas constantes y negativas, ya sea en privado o en público.
    4. Si intenta alejarte de otras personas importantes en tu vida, dejándote cada vez más aislado.
    5. Si utiliza cualquier forma de agresión, ya sea verbal o física.
    6. Si no respeta tus límites personales y constantemente los cruza, obligándote a hacer algo que sabe que no quieres. Quizá tú no pienses que al final la decisión ha sido tuya, pero puedes haber tomado esa decisión precisamente por lo que esa persona te ha insistido.
    7. Si para él no eres suficiente o si te deja claro que eres inferior.

    Lo de arriba son sólo ejemplos e insisto, no es que haciendo tic en cada uno tengas que decidir que esa persona está maltratándote. En realidad, tampoco hay diferencias grandes en el maltrato en diferentes tipos de relaciones, pero tampoco son exactamente idénticos: cada tipo de relación tiene sus particularidades, no es lo mismo el maltrato de un padre a un hijo (que suele tener un componente de violencia física que no está en las relaciones de amistad), que el maltrato en una relación de pareja.

    De todas formas, si la respuesta es sí a alguno de los siete puntos que he mencionado, da igual que sea una situación de maltrato o no: pregúntate por qué ocurre eso, si es una tónica general o si es algo puntual debido a algún conflicto, a que esa persona está pasando por una situación de est´rés o a que, por ejemplo, vuestra comunicación se ha enfriado por algo que ha pasado. Cada relación es un mundo y cuando veas una lista así, cógela siempre con pinzas. Pero tampoco está de más que le dediques un rato a pensar en lo que te está ocurriendo: aunque no sea maltrato, ¿no deberías buscar la forma de que eso cambie?

  • Seis experimentos

    Seis experimentos

    Hoy he supervisado seis experimentos en psicología social y cognitiva en dos laboratorios: teníamos una muestra de 120 individuos (edad: 18–23, 56% mujeres) y los datos tenían que ser recogidos por 12 experimentadores y 7 asistentes de laboratorio. Para tirarse por la ventana.

    Los experimentos trataban temas como la memoria a corto plazo y la memoria ejecutiva o comportamientos prosociales según variables del entorno, como la temperatura. Hay una ley que me impide dar más detalles de los experimentos hasta que no haya terminado el plazo en el que los participantes pueden revocar su permiso a que usemos los datos que han generado, así que no puedo contar nada más. No los doy no porque no haya cometido ilegalidades en este blog a lo largo de los 17 años en los que ha estado funcionando, que tampoco lo he hecho, jamás, sino que si meto la pata, no me afecta a mí, sino a los estudiantes. Así que punto en boca.

    Lo teníamos todo bastante atado, pero en un giro inesperado de los acontecimientos, va y me he dormido: he llegado una hora más tarde de lo que esperaba. No es que llegara más tarde de la hora a la que estaban programados los experimentos, pero cuando he llegado, mis estudiantes estaban dando vueltas como pollos sin cabeza. Como siempre soy puntual, al ver que no llegaba han creído que era una señal de que el fin de los tiempos se estaba acercando o de que había echado a correr con la pasta (siempre hay alguien que echa a correr con la pasta, ¿no?). Unos estaban encomendándose a dios, de rodillas, otros se habían ido a saquear el ultramarinos y el resto se habían arrojado a una espiral de desenfreno y estaban follando todos con todos.

    Bueno, igual esta última parte es exagerada. Pero os hacéis una idea.

    Si mis estudiantes eran quienes tenían que recoger datos, ¿qué hacía yo allí? Pues tenía que garantizar que todos los experimentos se llevaban a cabo dentro del marco de la legalidad y garantizando los estándares éticos en psicología, como no generar estrés, no engañar o no darles dos hostias cuando no te dan la respuesta que estás esperando. Mi responsabilidad no se limita a enseñarles a obtener datos; también tengo que entrenarles para que diseñen experimentos de calidad y para que la ética no sea nunca un problema.

    Hasta el martes no podremos saber cómo han salido. Creo que cuatro han salido bien, uno creo que ni de coña, y el último, habrá que hacer los cálculos. El martes podré contar más. Sé que no os interesa en lo más mínimo, pero yo lo cuento. Algunos lleváis 17 años (cómo me gusta repetirlo) leyendo las gilipolleces que escribo.


    ¿De verdad me tenía que quedar dormido hoy?