Mes: enero 2024
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«Creo que la libertad y los derechos para todas las personas son fundamentales. Ninguna de nosotras es libre hasta que todas seamos libres.»
Audre Lorde
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Escribí este post el 9 de noviembre y lo he colgado en Twitter sin saber que estaba de actualidad. Pues resulta que no, ni lo escribí ni hice RT con intención. Lo juro. Pero viene que ni pintado.
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Siete señales que pueden sugerir que tienes un amigo que está abusando de ti
Identificar esta situación es difícil porque las señales pueden ser muy variadas y no siempre te pueden parecer evidentes. Además, el abuso puede manifestarse de diferentes maneras, ya sea emocional, psicológico, verbal o incluso físico. La lista que pongo a continuación, basada en lo que escribe lo que escribe Patricia Evans, es sólo una guía que te puede llevar a que le des una vueltecita.
- Si intenta controlar todos los aspectos de tu vida, desde tus amistades hasta tus decisiones personales.
- Si usa de tácticas manipuladoras para influir en tus decisiones, haciéndote sentir culpable o responsable de sus emociones: de las suyas, no de las tuyas.
- Si te hace críticas constantes y negativas, ya sea en privado o en público.
- Si intenta alejarte de otras personas importantes en tu vida, dejándote cada vez más aislado.
- Si utiliza cualquier forma de agresión, ya sea verbal o física.
- Si no respeta tus límites personales y constantemente los cruza, obligándote a hacer algo que sabe que no quieres. Quizá tú no pienses que al final la decisión ha sido tuya, pero puedes haber tomado esa decisión precisamente por lo que esa persona te ha insistido.
- Si para él no eres suficiente o si te deja claro que eres inferior.
Lo de arriba son sólo ejemplos e insisto, no es que haciendo tic en cada uno tengas que decidir que esa persona está maltratándote. En realidad, tampoco hay diferencias grandes en el maltrato en diferentes tipos de relaciones, pero tampoco son exactamente idénticos: cada tipo de relación tiene sus particularidades, no es lo mismo el maltrato de un padre a un hijo (que suele tener un componente de violencia física que no está en las relaciones de amistad), que el maltrato en una relación de pareja.
De todas formas, si la respuesta es sí a alguno de los siete puntos que he mencionado, da igual que sea una situación de maltrato o no: pregúntate por qué ocurre eso, si es una tónica general o si es algo puntual debido a algún conflicto, a que esa persona está pasando por una situación de est´rés o a que, por ejemplo, vuestra comunicación se ha enfriado por algo que ha pasado. Cada relación es un mundo y cuando veas una lista así, cógela siempre con pinzas. Pero tampoco está de más que le dediques un rato a pensar en lo que te está ocurriendo: aunque no sea maltrato, ¿no deberías buscar la forma de que eso cambie?
Referencias
Evans, P. (1996). The Verbally Abusive Relationship: How to Recognize It and How to Respond. Adams Media.
Evans, P. (2010). Controlling People: How to Recognize, Understand, and Deal with People Who Try to Control You. Adams Media.
Lundy Bancroft (2002). Why Does He Do That?: Inside the Minds of Angry and Controlling Men. Berkley Books.
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Seis experimentos
Hoy he supervisado seis experimentos en psicología social y cognitiva en dos laboratorios: teníamos una muestra de 120 individuos (edad: 18–23, 56% mujeres) y los datos tenían que ser recogidos por 12 experimentadores y 7 asistentes de laboratorio. Para tirarse por la ventana.
Los experimentos trataban temas como la memoria a corto plazo y la memoria ejecutiva o comportamientos prosociales según variables del entorno, como la temperatura. Hay una ley que me impide dar más detalles de los experimentos hasta que no haya terminado el plazo en el que los participantes pueden revocar su permiso a que usemos los datos que han generado, así que no puedo contar nada más. No los doy no porque no haya cometido ilegalidades en este blog a lo largo de los 17 años en los que ha estado funcionando, que tampoco lo he hecho, jamás, sino que si meto la pata, no me afecta a mí, sino a los estudiantes. Así que punto en boca.
Lo teníamos todo bastante atado, pero en un giro inesperado de los acontecimientos, va y me he dormido: he llegado una hora más tarde de lo que esperaba. No es que llegara más tarde de la hora a la que estaban programados los experimentos, pero cuando he llegado, mis estudiantes estaban dando vueltas como pollos sin cabeza. Como siempre soy puntual, al ver que no llegaba han creído que era una señal de que el fin de los tiempos se estaba acercando o de que había echado a correr con la pasta (siempre hay alguien que echa a correr con la pasta, ¿no?). Unos estaban encomendándose a dios, de rodillas, otros se habían ido a saquear el ultramarinos y el resto se habían arrojado a una espiral de desenfreno y estaban follando todos con todos.
Bueno, igual esta última parte es exagerada. Pero os hacéis una idea.
Si mis estudiantes eran quienes tenían que recoger datos, ¿qué hacía yo allí? Pues tenía que garantizar que todos los experimentos se llevaban a cabo dentro del marco de la legalidad y garantizando los estándares éticos en psicología, como no generar estrés, no engañar o no darles dos hostias cuando no te dan la respuesta que estás esperando. Mi responsabilidad no se limita a enseñarles a obtener datos; también tengo que entrenarles para que diseñen experimentos de calidad y para que la ética no sea nunca un problema.
Hasta el martes no podremos saber cómo han salido. Creo que cuatro han salido bien, uno creo que ni de coña, y el último, habrá que hacer los cálculos. El martes podré contar más. Sé que no os interesa en lo más mínimo, pero yo lo cuento. Algunos lleváis 17 años (cómo me gusta repetirlo) leyendo las gilipolleces que escribo.
¿De verdad me tenía que quedar dormido hoy?