Un mal día lo tiene cualquiera. Pero algunas veces parece que se nos acumulan. Afrontarlos puede ser difícil, pero hay algunas estrategias que, aunque parezcan de cajón, pueden ayudarte si dejas de pensar en la pereza que te da. Los días difíciles son inevitables y van a serlo el resto de tu vida, pero la forma en que respondemos a ellos puede marcar la diferencia entre un día de mierda y un día de mierda bien llevado.
En primer lugar, es esencial reconocer tus emociones. Permitirte sentir y expresar que estás hasta el mismísimo coño por lo que te ha pasado hoy te ayuda a procesar lo que estás experimentando. No te reprimas ni te castigues por tener un mal día, porque no pasa nada; date permiso para ser infeliz, aunque parezca que es de pringados. Tener un día de mierda es parte de la vida.
Intenta tratarte con la misma amabilidad y comprensión que lo harías con un amigo que está pasando por un mal momento. Reconoce que todos tienen días difíciles y que está bien no ser perfecto. La autocompasión fomenta la resiliencia emocional y te ayuda a superar los desafíos con una actitud más positiva. Y sí, la palabra «autocompasión» te ha puesto los pelos de punta, pero no se me ocurre otro.
Aunque pueda parecer difícil encontrar aspectos positivos en un mal día, hacer un esfuerzo consciente por identificar cosas por las que estar agradecido puede cambiar tu perspectiva o hacerte sentirte mejor. Esto no significa ignorar las dificultades ni pensar que «sería peor estar muerto», sino enfocarse en los aspectos positivos, por pequeños que sean.
Habla con tus amigos, familiares, con desconocidos por internet, si hace falta. Compartir tus sentimientos con alguien de confianza puede aliviar la carga emocional y proporcionar una perspectiva externa. A veces, simplemente hablar de lo que estás viviendo puede ofrecer claridad y consuelo. Y oye, si no quieres hablar con nadie, también puedes hablar contigo misma.
Prioriza el autocuidado. Dedica tiempo a actividades que te brinden placer y relajación, ya sea leer un libro, escuchar música, practicar la meditación o disfrutar de un baño relajante. Concédele importancia a tu bienestar emocional y físico. Una beauty routine también está bien. Y pegarse una zampada de donuts, pues oye, también. No te fustigues luego, pero
Enfrentarse a un mal día y superarlo a veces no es fácil, pero no lo vas a conseguir si piensas que es una estupidez lo del autocuidado, o la autocompasión, o hablar con nadie. Te digo yo que igual hacer todo eso no te soluciona la papeleta, pero no hacer absolutamente nada, tampoco va a hacerlo.