Tal cual. Yo tuve mucha suerte con los demás, pero no conmigo: yo era el monstruo que me decía constantemente no solo que era un vago, sino que era estúpido, que no podía hacer lo que a los demás les parecía súper fácil y que la falta de control en mi vida era una de tantas evidencias para concluir que era un niñato.
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