Esta mañana he vuelto a tener constancia de lo absurda que puede llegar a ser la vida, y eso que no he vivido un drama en directo, menos mal. Pero sí, absurda al fin y al cabo. Si lo aderezas con una sucursal de banco, el asunto se vuelve negro del todo. Pero bueno, hemos aceptado en nuestras vidas ciertas condicionales que no tienen sentido: puedes sacar una copia de un recibo si –y únicamente si– la pides en tu sucursal. ¿Entonces para qué coño necesitan un sistema informático de la hostia? ¿Para qué te dicen que la ventaja de tal o cual banco es la enorme red de oficinas de la que disponen? Directamente estúpido. Pero aquí estamos, aceptando el asunto sin más. Y eso que somos los clientes los que les damos de comer.
Si pides en una cafetería un café cortado con la leche del tiempo, por ejemplo, y te la ponen caliente, ¿por qué no decimos nada y nos lo tomamos? Digo yo que es igual que si te ponen un bocata de chorizo y tú quieres un filete de ternera. Si le adviertes del hecho al camarero te encuentras con una mirada de odio, del más profundo, y, a veces, tienen el morro de echar la mitad al fregadero y rellenarte la taza con leche del tiempo, con lo cual te tomas un micro café con leche. A la tercera, pasas de la leche y esperas a que se enfríe o directamente no te lo tomas, lo pagas y te vas. ¡Bote!
¿Por qué en los servicios de atención telefónica te torean una vez detrás de la otra? Entiendo que el que te atiende no tiene la culpa de nada porque está obligado a seguir un protocolo estricto so pena de perder la mierda de trabajo que ha podido conseguir, en el que le explotan sin miramientos y en el que tiene que aguantar las mil y una perrerías de los sufridos usuarios, pero ¿no conocéis a nadie que se haya querido dar de baja de un servicio y no lo haya conseguido? ¿Por qué ponen en duda que tu línea de ADSL no fufa y lo comprueban una y otra vez y te obligan a apagar el ordenador y reiniciarlo cuando sabes perfectamente que tu CPU funciona a las mil maravillas, que está correctamente configurado y con la consiguiente pérdida de tiempo? Todo esto sin contar que es la cuarta vez que llamas y has reiniciado el ordenador las mismas veces y en todas te han dicho que en un plazo de 24 horas lo tendrían solucionado, a dos semanas de la primera llamada, claro.
¿Y las garantías? ¿Qué me decís de las garantías? Por propia experiencia os diré que no sirven para nada. Yo tuve un problema con un reloj, al que se le cayó un numerito a las dos semanas, lo llevé a reparar y me lo devolvieron en mal estado, a nuestra solicitud de que nos dieran uno nuevo, tal y como lo habíamos dejado, nos contestaron que la casa no quería, que eso no lo cubría la garantía, bla, bla, bla. Llamé al fabricante y me contestó –no el Sr. Lotus en persona, sino una telefonista– que el reloj correspondiente a mi documento de garantía era de un reloj en mal estado que fue devuelto a su propietario en La Coruña. ¡La Coruña! Mientras que yo ya estaba oyendo los primeros petardos falleros, lo que me hizo dudar seriamente de que yo me encontrara en la capital gallega. Reclamación al canto, trámites en Consumo y ¡tate!, devolución del dinero. Pero porque me dio por reclamar, que si no todavía estaría a vueltas con el relojito de marras.
Sé que todo esto puede parecer una tontería, pero para mí no lo es. ¿Cuánto dinero ganarán las empresas a costa de un servicio que hemos pagado, que es deficiente o directamente inexistente y que no reclamamos? Y luego nos vienen con que la compañía X está a tu lado, la compañía Y trata a sus clientes de persona a persona y la compañía Z, en la que solo trabajan especialistas y profesionales de primera línea, nos hace el favor de facilitarnos la vida con sus estupendos servicios. ¡Benditas empresas que se preocupan por nosotros!
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