Categoría: Epistemología

  • ¿Qué es la «xenoglosia»?

    ¿Qué es la «xenoglosia»?

    La xenoglosia, también conocida como xenolalia, es lo que ocurre cuando una persona supuestamente se pone a hablar de pronto una lengua extranjera que nunca ha estudiado o que nunca ha aprendido de manera natural. Hasta donde yo sé, el primer testimonio escrito de la xenoglosia sale en los Hechos de los Apóstoles, cuando habla del Pentecostés.

    1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
    
    2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
    
    3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
    
    4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
    
    5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
    
    6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
    
    7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
    
    8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?
    
    9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
    
    10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes,
    
    11 tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
    
    12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?
    
    Hch 2:1-12 (Reina-Valera, 1960)

    Aclaro para quien no lo sepa: lo que sale en la Biblia no suele ser muy de fiar. Lo de «estaban todos unánimes juntos» es muy LOL.

    Antes de continuar, por si no lo sabías: la xenoglosia es un timo.

    La xenoglosia tiene un nombre muy molón. Como la prosopagnosia, que es la incapacidad de reconocer caras. Ambos términos suenan técnicos a tope, pero el primero es falso: no podemos aceptar sin más cualquier término que se presente envuelto en un manto de terminología técnica. Palabras como «xenoglosia» pueden sonar cantidad de chulas y dar una falsa sensación de autenticidad científica. Puedes usarlas, pero que sepas que sonarás como Fríker Jiménez.

    La creación de términos paracientíficos con raíces griegas y latinas (aunque siempre las griegas molan más) es un intento de conferir autoridad a ideas que, en su esencia, carecen de fundamento y de evidencia mínimamente seria. El verdadero conocimiento no se basa en la complejidad de las palabras, sino en la solidez de las pruebas, los argumentos o la lógica. Las palabras bonitas pueden encubrir la falta de evidencia, pero no pueden sustituir la verdad. En un mundo donde se genera información falsa sin parar, hay que mantener siempre una actitud escéptica y buscar evidencias concretas antes de aceptar cualquier afirmación, por muy técnica que parezca.

  • La epistemología y la teoría de Sapir–Whorf

    La epistemología y la teoría de Sapir–Whorf

    No sé si he contado por aquí que llevo dos años dando clase de epistemología. Hoy he vuelto a abordar la teoría Sapir-Whorf1. Esta teoría, propuesta por los antropólogos Edward Sapir y Benjamin Lee Whorf, plantea la idea de que el lenguaje que utilizamos puede influir en la forma en que percibimos y comprendemos el mundo.

    En esencia, dice que la lengua no solo refleja nuestros pensamientos, sino que también modula la manera en que pensamos y cómo entendemos la realidad. Este concepto tiene implicaciones significativas para la epistemología, ya que nos obliga a pensar en qué medida las estructuras lingüísticas pueden afectar la construcción del conocimiento y si lo que observamos es el resultado de nuestra percepción o de nuestra percepción mediada por la lengua que hablamos. ¿Comprenderíamos lo mismo si habláramos otra lengua? ¿Veríamos que el semáforo es azul en vez de verde si habláramos japonés?

    Para los estudiantes de epistemología, comprender Sapir-Whorf es esencial, ya que les obliga a cuestionarse si nuestras palabras y categorías lingüísticas influyen en nuestra comprensión de conceptos filosóficos clave, de lo que sabemos y cómo lo sabemos. La relevancia de esta teoría radica en recordarnos que no somos simplemente observadores neutrales del mundo, por mucho que nos empeñemos en ser la hostia de objetivos y «científicos», sino participantes activos que dan forma al significado a través del lenguaje.

    Precisamente incluyo esta teoría en el programa porque creo que ayuda a mis estudiantes a pensar sobre si el conocimiento que ellos dan por spuesto y que parecen valorar por encima de todo, a. s., el científico2, no es más que una construcción generada por el manejo de la lengua que hablamos. Obviamente, no es así, porque si no, los bebés no podrían obtener ningún tipo de conocimiento sobre el mundo.

    Aunque las premisas fundamentales de Sapir-Whorf han sido fundamentales para comprender la relación entre lenguaje y pensamiento, en la actualidad se considera en gran medida superada. Si bien el lenguaje influye en nuestra percepción, no determina de manera rígida nuestras capacidades cognitivas. Las neurociencias y la psicología cognitiva han aportado evidencia adicional, sugiriendo que múltiples factores, además del lenguaje, contribuyen a la formación de nuestras ideas y conocimientos. A pesar todo, sigue siendo una perspectiva valiosa para comprender las complejidades de la relación entre lenguaje y cognición en el ámbito de la epistemología.

    Tengo una amiga que es como la Niña de la Curva de Sapir-Whorf. Parece una persona normal y de pronto te la encuentras, pálida y vestida de comunión y va y te suelta «en ese nominalismo me maté yo.» A pesar de los pesares, hablar de Sapir-Whorf en clase me súper encanta y les insisto en que tienen que saberse esta movida de pe a pa. Mi amiga, además, es un encanto y un buen partido. ¡Ah!, y está soltera.

    Notas

    1. A todo eso, no sé si en español se dice «la teoría de Sapir-Whorf» o «la teoría Sapir-Whorf». Yo digo lo segundo, pero ya he perdido la perspectiva. ↩︎
    2. Lo que me mata es que entiendan que el conocimiento «científico» es el súmmum. Para empezar, no comprenden tal conocimiento es el que se obtiene a través del método científico, sino que piensan que se reduce a sota, caballo y rey, o sea: física, química y biología, por este orden. ↩︎