My favourite Japanese word is «kuchishabishii». It means «when you are not hungry, but you eat because your mouth is lonely.»
Categoría: Lengua
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¿Cuántas palabras distintas usamos y de dónde vienen las palabras nuevas?
Este vídeo de Marcel Danesi explica cómo las palabras nuevas entran a formar parte del corpus diario de los hablantes. Da un dato que no termino de creerme: el número de palabras inglesas actualmente en uso son 170.000. Me parece una barbaridad. Está claro que para Danesi, 170.000 es el número de palabras estimado de todos los hablantes de la lengua; en otras palabras, no todos los hablantes disponen de tantas: unos tendrán un número de palabras P y otros tendrán un número Q. Tomando los números de palabras distintas hará 170.000.
Nagy y Anderson (1982) decían ya hace años que hay que coger con pinzas las cifras que salen publicadas sobre la extensión del vocabulario de los hablantes porque no hay criterios unificados para contarlas: ¿contamos absolutamente todas las palabras o sólo tenemos en cuenta los lexemas? ¿Son matar, mato, mataste, mataríamos palabras que debemos contar por separado o como una sola? En el primer caso, palabras con gran número de morfemas (p. ej., terminaciones), como el español o el húngaro, tendrían un número desproporcionadamente alto de palabras en comparación con otras que apenas tienen flexión, como el danés o el inglés. Por ejemplo, según el primer criterio, los chavales de tercero en EE. UU. saben unas 25.000 palabras en inglés o unas 2.000, si sólo contamos morfemas, e. d. me parece una diferencia enorme sabiendo que el inglés apenas tiene flexión, pero bueno.
Aunque de momento no parece que vayan a ponerse de acuerdo en el número de palabras del inglés, merece la pena verlo:
Referencias
Nagy, W. E., & Anderson, R. C. (1982). The number of words in printed school English. Center for the Study of Reading Technical Report; no. 253.
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Casos
Para los que dicen que el alemán es difícil por la declinación. El húngaro tiene 18 casos. Dieciocho. Pero lo mismo daría el finés o el estonio. Ganan las lenguas urálicas por goleada.
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Cuando tienes más sonidos que signos (1): lenguas y alfabetos extranjeros
Siempre he sido muy fan del irlandés. Tiene una ortografía alucinante. Yo creo que es la lengua con más haches y acentos por minuto. Y poner una mayúscula detrás de una minúscula en una palabra me hace llorar de amor. Ar na hinscríbhinní móra, is fiú inscríbhinn Chamalieres a lua. Táibléad luaidhe atá ann, agus ceithre fhocal is trí scór le léamh air. An aibítir a úsáidtear, is í an leagan lámhscríofa den aibítir Rómhánach í . Esas bh y esas mh con doble tirabuzón inverso y triple salto mortal. ¿Y ésás palabras llénás de tíldés?
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Kölsch
En alemán de Colonia, las palabras iglesia y cereza se pronuncian igual. La clave está en que se ha neutralizado la realización [ç] del sonido /x/, que suena igual que un gato cabreado, y el sonido sch. Ambos son indistinguibles.
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Este vídeo sobre el danés da un montón de información irrelevante para cualquiera, pero como todo compendio de datos estúpidos, puede ser apasionante. La primera parte es una presentación general sobre dónde se habla, cuántas personas lo usan como primera lengua, etc. Luego hace un resumen sobre las características fonéticas y morfosintácticas más importantes. Al final, compara el danés con otras lenguas escandinavas.
Una de los aspectos por los que el danés es conocido entre las personas que estudian los sistemas fonológicos es el stød. ¿Qué es? Habitualmente se explica que se parece a un cierre glotal, como lo que ocurre en alemán entre dos vocales. Aunque donde yo vivo casi nadie lo hace –prefieren utilizar tonos, una jodienda–, cuando lo escucho en la radio me da la impresión de que se parece más vocal fry o creaky voice, que es un término imbécil; si alguien sabe cómo se dice en español, DECÍRMELON. Es más fácil escuchar este otro vídeo que entenderlo leyendo una explicación técnica.
America’s young women are running out of oxygen.
Faith SallieUn aplauso para la mejor introducción a un vídeo de youtube.
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El catalán no es egipcio faraónico
…, ni húngaro, ni una lengua eslava, ni semítica. El catalán es una lengua romance, y no es difícil de aprender.
He vuelto a estudiar en la universidad. Y estoy registrado en los múltiples grupos de whatsapp disponibles: uno por asignatura (me he matriculado en tres), otro general de la universidad, otro de la carrera… en total cinco grupos. Propuse crear un canal hater para cuando necesitamos decir que estamos de Piaget hasta la pirindola o que Foucault nos come lo que ya sabéis. Pero no tuvo éxito. Así que tengo que seguir haciendo de hater (¿existe un verbo para esto? ¿Haterizar? ¿Haterular? ¿Odificar?) en los canales generales, dando por el saco a todo el mundo. En realidad, para eso están los canales, ¿no?, para joder y para decir lo que uno quiere: unos piden ayuda, otros se quejan del mundo, cada cual a lo suyo. No soy el moderador de ninguno de los grupos, a Dios gracias, y por lo tanto no tengo derecho a decir cuáles son las intervenciones legítimas y cuáles no. Pero sí tengo derecho a que algunas intervenciones me pongan de los nervios. Aquí un ejemplo.
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Telicidad y pronominales
Cuando los filólogos nos aburrimos, nos aburrimos a lot. Y cuando digo filólogo no me refiero a licenciado en filología sino a los que semos filólogos en body y soul, lo que no deja de ser un big coño para los que nos rodean y una cross para quienes lo sufrimos en meat propia. Arresulta de que estoy suscrito a una de esas listas de correo monotemáticas en las que la gente argumenta con buenos modos, cordialmente y aportando datos interesantes para unas discusiones de quitarse el sombrero, que también existen. Claro que hablamos de verbos, sintaxis y otras perversiones y de eso solo se puede hablar con gravedad y distingo: uno no puede comportarse cual verdulera (que yo me pregunto por qué tendrán tan mala fama las verduleras, cuando todo el mundo sabe que las peores son las de los puestos de salazones).
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El inglés de la reina
Jonathan Harrington ha publicado un artículo en la Journal of Phonetics en el que afirma que la pronunciación de Isabel II ha ido cambiando con el paso de los años. Al parecer, Su Majestad habla ahora en una octava más grave que hace veinte años y pronuncia las vocales usando con los rasgos fónicos del Standard Southern British, asociado tradicionalmente a la gente joven y a la clase media. El Sr. Harrington ha llegado a esta conclusión después de estudiar los mensajes de Navidad de la reina durante los últimos años, investigación apasionante donde las haya. (más…)