Categoría: Política

  • Israel ha invadido el Líbano

    Israel ha invadido el Líbano

    Esta noche, Israel ha invadido el Líbano. Estados Unidos ya ha advertido a Irán que no haga nada, que tendrá consecuencias. Lo de siempre: Israel es el agresor genocida, Estados Unidos lo defiende, Europa no dice nada e Irán se pone a bramar, pero no hará nada. El mismo teatro de siempre.

    Porque es una cuestión de poder y dinero. Que Israel continúe las agresiones incrementa el gasto de material militar y a nadie le conviene dejar de ingresar esas perrillas que les vienen bien a todos, incluso a Alemania. ¿A quién coño le interesa la población? ¿Los procesos de paz? A nadie, es como la obra de teatro de navidad del colegio de los niños: a nadie le apetece, pero todos le damos mucha importancia. Una vez estamos allí, queremos salir corriendo. Cuando termina, todo el mundo está aliviado y esperando a la próxima. El año que viene. Pues esto es igual.

    Es deprimente. Haces una búsqueda de la bandera del Líbano enlace os bancos de imágenes gratuitos (los que uso para poner las imágenes aquí). A partir de la tercera línea, las banderas que aparecen son las de Estados Unidos y, guess what, Israel.

    Que juzguen al asesino Netanyahu ya.

  • ¿Por qué es tan importante celebrar el Orgullo LGTBIQ+ en España?

    ¿Por qué es tan importante celebrar el Orgullo LGTBIQ+ en España?

    La celebración del orgullo LGTBIQ+ sigue siendo muy importante, especialmente en contextos de creciente conservadurismo político, como es el caso de España. Esta lucha es una manifestación esencial de la lucha de clases y la búsqueda de una sociedad verdaderamente equitativa y libre de opresión. Al estigmatizar y marginar a ciertos grupos, el sistema capitalista perpetúa una jerarquía que fragmenta la unidad de los oprimidos y desvía la atención de las luchas comunes, amiguis.

    En España, la ola de conservadurismo político busca revertir los avances en derechos humanos conseguidos por la comunidad LGTBI, o sea, es una táctica para mantener las estructuras de poder existentes. Los movimientos reaccionarios del PP, Vox y demás, incluyendo al feminismo transexcluyente, intentan reinstaurar valores tradicionales que benefician a una minoría al subyugar a la diversidad y la disidencia. Frente a esto, la celebración del Orgullo LGTBIQ+ se convierte en una forma de resistencia contra la regresión de derechos y una afirmación de la lucha por la emancipación y la igualdad.

    El Orgullo no solo celebra la diversidad y los derechos conquistados, sino que también sirve como una plataforma para visibilizar la opresión y la violencia que aún persisten. Es un recordatorio de que la lucha por nuestros derechos y los de todas las personas es también una lucha contra el sistema capitalista que se beneficia de todas las formas de opresión.

    En la actualidad, donde las fuerzas conservadoras, reaccionarias y fascistas están ganando terreno, es más importante que nunca mantener viva la llama del Orgullo, como en el ayuntamiento de Valencia. No os olvidéis de que el Orgullo también representa una lucha más amplia por una sociedad justa y equitativa. La visibilidad y el reconocimiento de los derechos LGTBIQ+ son fundamentales para avanzar hacia una sociedad donde todos los individuos, independientemente de su orientación sexual o identidad de género o de las diferencias en los cuerpos, puedan vivir libres de explotación y opresión.

    Celebrar el orgullo LGTBIQ+ en España y en cualquier parte del mundo es un acto de resistencia política que desafía el conservadurismo y la regresión. Es una afirmación de la lucha por la igualdad y la justicia social. Aunque a la BERDADERA HIZQUIERDA le cueste comprenderlo.

  • Sobre la reinserción de los delincuentes sexuales

    Sobre la reinserción de los delincuentes sexuales

    A propósito de lo que escribí ayer sobre la reinserción de violadores a niños, he estado dándole vueltas a la siguiente pregunta: si soy de izquierdas, ¿por qué me cuesta aceptar la reinserción de esta gentuza? He llegado a la conclusión de que la creencia en la reinserción de delincuentes, incluidos los delincuentes sexuales, para empezar, no está vinculada exclusivamente a una orientación política como la izquierda. Sin embargo, y aquí es donde viene mi movida, una gran parte de la izquierda enfatiza la importancia de la rehabilitación y la reintegración social para abordar de una forma más humana la delincuencia.

    Desde esta perspectiva, es crucial respetar los derechos humanos universales y la dignidad de todas las personas, incluidos aquellos que han cometido delitos. Esto implica la creencia de que, siempre que sea posible, los delincuentes deben tener la oportunidad de rehabilitarse y reintegrarse en la sociedad. Sin excepciones, porque si empezamos así, terminamos convirtiéndonos en el pistolero de turno.

    Pero la izquierda también reconoce la necesidad de proteger a la sociedad, especialmente en casos de delitos graves como los sexuales contra menores. En estos casos, es dificilísimo encontrar un equilibrio entre la rehabilitación y la seguridad pública. Da igual que hablemos sobre medidas como evaluaciones exhaustivas, programas de tratamiento especializados y supervisión continua después de la liberación. Es que a mí no me sale pensar en todo esto. No. Me. Sale.

    Pero es que algo habrá que hacer, sobre todo con los que tienen un alto riesgo de reincidencia. No sé hasta qué punto los hay que pueden responder positivamente al tratamiento y la rehabilitación. Cualquier decisión sobre cómo manejar estos casos debe basarse en evaluaciones profesionales y evidencia científica sobre las formas más adecuadas para proteger a las posibles víctimas y reducir el riesgo de futuros delitos.

    Es muy difícil encontrar este equilibrio para las personas que nos las damos de izquierdas. Yo no lo consigo.

    Y aquí algo que escribí sobre la delincuencia y la salud mental. 
  • Noche de elecciones europeas

    (Actualizado conforme iba viendo los resultados y las declaraciones de los partidos.)

    Macron acaba de disolver la Asamblea Nacional por los resultados en las europeas. Lo que él no sabe es que no es Perrosanxe y que la jugada le va a salir regulín. Macron se ha marcado un Perro Sanxe. Pero Macron no es Perro Sanxe.

    Mientras, en la Comunitat Valenciana, con Carlos Mazón a la cabeza (o al culo) se ha registrado una fundación para hombres maltratados. Una fundación para hombres maltratados, registrado por cuñados maltratados, probablemente. No es que ser valenciano sea difícil, es que es una vergüenza. Luego está Buxadé, de BOCS, que dice que «en Austria ha ganado lo austríaco». No soy capacitista, pero la escasez cognitiva de estos dos da escalofríos.

    Lo del memo de las redes sociales (al que ni voy a mencionar ni, menos aún, voy a enlazar), ese que no sabes si es que está drogado o si es mala persona o ambas, ha sacado tres escaños, tres. Recuerdo cuando en España se reían de que Cicciolina había salido elegida en Italia y pienso que esto es mucho peor. Pero mucho, mucho peor. Hablamos de hombres jóvenes, ultraconservadores y violentos, que creen en mentiras, las difunden y que no creen ni la democracia ni en la libertad.

    Mientras tanto, en el PP, va y sale Feijóo diciendo que ha ganado las elecciones por enésima vez. Pero sigue siendo el primer español que no es elegido presidente porque él no quiere, como dijo el otro. Frente a los otros tsunamis en Europa (Macron convocando elecciones, el primer ministro belga renunciando, la CDU a tope), Perro Sanxe no ha caído. Que no es que sea santo de mi devoción, pero es que el ridículo que está haciendo el PP es de traca. Y Cuca Gamarra, en segundo plano, con la mandíbula a tope.

    Vale, ya paro.

  • Tenemos la idea de que los estadounidenses nunca han pensado en cosas como el estado del bienestar, pero no. Nunca han sido el epítome de la protección social, es cierto, pero tendemos a pensar que lo que Reagan hizo en nombre del anticomunismo fue siempre la forma en que el país lidiaba con la protección de la población más desfavorecida.

  • La tipografía de la Policía Nacional es antidemocrática

    La tipografía de la Policía Nacional es antidemocrática

    En septiembre escribí un texto sobre la tipografía de la Policía Nacional. La ilegibilidad en la tipografía de la Policía Nacional plantea problemas en la identificación de los agentes durante operativos o situaciones de emergencia. Esto puede llevar a situaciones peligrosas, en las que los ciudadanos podrían tener dificultades para distinguir a los agentes policiales de otras personas presentes en la escena. En casos extremos, esto podría resultar en malentendidos o incidentes lamentables, como la agresión involuntaria a agentes de la ley.

    La falta de legibilidad en la identificación de los agentes policiales va en contra de los valores democráticos de transparencia. En una sociedad democrática, es fundamental que los ciudadanos puedan identificar fácilmente a los agentes encargados de hacer cumplir la ley, tanto para su propia seguridad como para garantizar que la policía actúe de manera responsable y respetuosa con los derechos individuales.

    Cuando la tipografía utilizada por la Policía Nacional es ilegible, se socava la confianza del público en las instituciones de seguridad pública y se fomenta la percepción de opacidad y falta de transparencia. Todo esto, sin ninguna duda y a pesar de lo que me han escrito los ultras de derechas y otros imbéciles, mina la credibilidad y la legitimidad del sistema de justicia y seguridad pública en su conjunto.

    Es urgente que la Policía Nacional de España cambie la tipografía que utiliza. No lo dudes.

  • Irene Montero y la pederastia

    Irene Montero y la pederastia

    Más allá de a quién votes y cuál sea tu postura política, poner en circulación este tipo de bulos es un intento de manipularnos y asume, quizá con razón, que no somos capaces de tener nuestra propias opiniones. Los bulos hacen eso: pensar que todo el mundo es tonto.

    Las declaraciones de Irene Montero sobre la educación sexual se están tergiversando con un descaro inaudito para sacar beneficio político. La ministra no está haciendo una apología de la pederastia, no dice que los niños y las niñas deban tener sexo, sino que que la gente joven debe saber cómo ha de afrontar las relaciones sexuales con más información de la que teníamos en su día, que era más bien poca. Y añade que estos recursos debe proporcionarlos las instituciones públicas de educación. Ni más, ni menos. Pero crear una narrativa sobre la supuesta apología le viene muy bien a la caverna para, una vez más, echar mierda sobre políticas de izquierdas, mientras calla sobre los casos de pederastia de la Iglesia, por ejemplo, o sobre el hecho de que la educación sexual en nuestro país está en manos del porno.

    Pero no sólo son los medios los que contribuyen a crear estos bulos. Por supuesto que me preocupa que el periodismo de este país esté polarizado y que difunda mentiras con esta impunidad. Pero me inquieta más aún que personas influyentes del ámbito académico y literario (ejem) tomen parte activa para sacar beneficio político e crear el rechazo social hacia leyes como la ➞ley trans que, por cierto, todavía no ha entrado en vigor. Se da por supuesto, o al menos yo lo hago, que son (o deberían) no estar a merced de estas manipulaciones y que, en cualquier caso, buscan y divulgan la verdad; para eso están en las instituciones académicas. ¿Que la verdad es un concepto problemático? En muchas ocasiones es así. Pero ojo: no siempre. Que una persona haya afirmado algo o no está sujeto al principio de falsabilidad: puede y debe comprobarse que lo que se dice, efectivamente, ha salido de la boca de la ministra.

    Forma parte de los procesos de funcionamiento de la democracia que haya grupos que se opongan a una iniciativa legislativa y hagan lo posible, dentro del marco de estos mecanismos, para pararla. Están en todo su derecho. Pero la mentira y los bulos van más allá de lo que, en mi opinión, debería ser la discusión abierta y sensata sobre cualquier asunto relevante para la ciudadanía. Hacer, voluntariamente, que estas mentiras circulen, pone en peligro nuestras libertades y nuestros derechos. Punto.

  • Pues adiós