A propósito de lo que escribí ayer: la relación entre la mentira y la disonancia cognitiva ha sido un enfoque destacado entre los investigadores. El propio Leon Festinger, en colaboración con su colega James Merrill Carlsmith, llevó a cabo un estudio que ilustra cómo la mente de aquellos que se engañan a sí mismos aborda la disonancia cognitiva al aceptar la falsedad como verdad. Aunque existen diversas formas de resolver la disonancia cognitiva, en muchas ocasiones optamos por emplear estrategias de autoengaño o engaño a terceros para hacerla desaparecer. Esto implica manipular nuestras propias ideas y creencias para que parezcan encajar de manera superficial, creando una ilusión de que el malestar originado por la disonancia cognitiva carecía de fundamento desde el principio. No obstante, esta táctica nos expone a encontrarnos repetidamente con las consecuencias de la contradicción encubierta que en realidad no hemos resuelto.
Categoría: Psicología
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The Washington Post: The ‘Barbie’ movie as therapy – Barbie’s journey from Barbieland to the real world and back shows how we can use the gift of cognitive dissonance to change our lives. Enlace.
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¿Qué es la disonancia cognitiva?
El lunes vuelvo a la carga con las clases. Tengo los mismos grupos que el año pasado, pero ahora con una hora extra de diversión por unos ajustes en las cargas lectivas en bachiller. Me pregunto si mis alumnos estarán con las mismas ganas de cortarse las venas que yo. Ya tengo casi todo preparado (por no decir todo, y lo tengo desde finales de mayo) para empezar.
La Hermandad de los Siete Rayos y cómo explicar que la has liado pardísima
En tercero empezamos con la psicología social, mi favorito, y voy a poner en marcha el curso introduciendo el concepto de la disonancia cognitiva y el estudio de Festinger de 1954 sobre «The Seekers», la secta que esperaba la destrucción del mundo para el 21 de diciembre de 1954 y la llegada de unos extraterrestres del planeta Clarion para el día anterior, a mediodía. The Seekers fue el primer grupo religioso después de Roswell en introducir a los extraterrestres en el sistema de creencias y la movida fue la siguiente:
Los miembros de la Hermandad de los Siete Rayos, el nombre oficial de la secta, se habían estado preparando para el fin del mundo durante semanas. A las 12 del mediodía del 20 de diciembre estaban allí, todos juntos, rezando, con las mochilas preparadas, cagados del susto porque se venía un apocalipsis de la hostia y esperando a que viniera la nave nodriza a llevárselos a Clarion, un planeta habitado por alienígenas nórdicos. Repito: alienígenas nórdicos. Tal cual. A las 12:10, nada. A y media, tampoco. Así que una de dos: o los extraterrestres han pillado atasco en la circunvalación de Saturno (la S40) o aquí pasa algo raro. Al final, como era de esperar, ahí no apareció ninguna nave que se los llevara ni, por supuesto, hubo un gran terremoto al día siguiente que provocara un tsunami devastador que terminara con la Humanidad. A todo esto, los alienígenas no eran los responsables de estas calamidades, sino el mismísimo Yavé. Tócate un pie.
Después de haber estado anunciando el fin del mundo porque Dios estaba hasta el mismísimo coño del ser humano, ¿qué cara se te tiene que quedar cuando te das cuenta de que no sólo no tenías razón, sino que has hecho tanto el ridículo que vas a sentir vergüenza el resto de tus días? Pues eso mismo le pasó a esta gente. ¿Cómo lo solucionaron? Con un mensaje de Dios recibido a las 16:45 por Dorothy, la lideresa:
Como los miembros del grupo han rezado tanto, han sido tan buenos y han dado tanta luz al mundo, he decidido que no va a haber ni cataclismo, ni alienígenas, ni na.
Besis,
Diosito.Acto seguido, los miembros de la secta pusieron en circulación el mensaje a quien quisiera oírlo. Era la forma que encontraron en ese momento de evitar la vergüenza y de quedar como personas sabias, buenas y, sobre todo, coherentes. No digo que lo lograran, sino que ésa fue la explicación que dieron a los demás y sobre todo a sí mismos sobre el hecho de que allí no apareciera nadie para llevárselos. La vergüenza provocada por la información incoherente en la que habían creído (Dios va a acabar con la Humanidad pero van a venir unos extraterrestres a recogernos porque somos personas maravillosas) generó esa incomodidad que llamamos en psicología «disonancia cognitiva».
La Teoría de la Disonancia Cognitiva de Festinger (1954)
La Teoría de la Disonancia Cognitiva, desarrollada por Leon Festinger en la década de los 50 del siglo XX, es un marco fundamental para comprender cómo manejamos las contradicciones y las contradicciones entre los pensamientos, las creencias y los comportamientos. La disonancia cognitiva se refiere al estado de incomodidad psicológica que surge cuando una persona enfrenta dos o más cogniciones (ideas, creencias u opiniones) que entran en conflicto y se produce cuando una persona se da cuenta de que estas cogniciones son inconsistentes entre sí o entre éstas y la realidad observable. Por ejemplo, cuando alguien piensa que Dios va a mandar un tsunami y nos vamos a salvar porque vienen los extraterrestres y luego va, y no vienen. Esta tensión interna puede ser incómoda y motivar a la persona a tratar de restaurar la coherencia para reducir la disonancia.
Festinger propuso que las personas tienen una motivación innata para mantener la consistencia entre sus cogniciones, y que cuando experimentan disonancia cognitiva, se ven impulsadas a resolverla de diversas maneras. Hay tres estrategias principales que las personas pueden utilizar para reducir la disonancia cognitiva. (1) La primera es, obviamente, explicar el comportamiento y abandonarlo, aunque suele ser la opción más difícil: «me creí lo que me dijeron, pero ahora sé que es mentira y voy a continuar con mi vida.» (2) También se puede justificar el comportamiento como resultado de circunstancias fuera del control del individuo y que explican el comporamiento: «Dorothy me forzó a vivir en la secta (pero yo, en realidad, nunca me lo creí)». (3) La última es la más habitual y consiste en justificar el comportamiento mediante una narrativa consistente con la información previa y que justifique el comportamiento: «hemos sido tan buenos y tan buenas que Dios nos ha perdonado y por eso no han venido los extraterrestres.» Aunque parecen iguales, las dos últimas no lo son: mientras que la segunda amplía con información adicional, que puede ser o no ser cierta pero deja claro que la creencia era falsa, la última es consistente con el marco conceptual y cognitivo que está detrás de la disonancia cognitiva.
Esta teoría tiene implicaciones importantes en la psicología y la toma de decisiones. Puede explicar por qué las personas a menudo buscan confirmación de sus creencias y evitan información que contradiga esas creencias y cómo las personas justificamos acciones estúpidas. La disonancia cognitiva es un fenómeno psicológico que refleja el malestar interno que las personas experimentan cuando enfrentan contradicciones entre sus creencias, actitudes o comportamientos. La teoría de Festinger ofrece una comprensión profunda de cómo las personas manejan esta tensión y cómo pueden utilizar estrategias para restaurar la coherencia y reducir el conflicto interno.
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Universales del comportamiento marica
Según Frederick Whitam:
- Hay personas homosexuales en todas las sociedades.
- El porcentaje de homosexuales parece ser el mismo en todas las sociedades y permanece estable con el paso del tiempo.
- Las normas sociales no impiden facilitan la aparición de la orientación sexual.
- En cualquier sociedad mínimamente numerosa aparecen subculturas homosexuales.
- Los homosexuales de sociedades distintas tienden a parecerse en lo que respecta a su comportamiento y sus intereses.
- Todas las sociedades producen un continuum similar entre homosexuales muy masculinos y homosexuales muy femeninos.
Referencias
Whitam, F. (1983). “Culturally Invariable Properties of Male Homosexuality: Tentative Conclusions from Cross-Cultural Research”, en Archives of sexual behaviour 12 (3), pp. 207-226. Leído en Badinter, E. (1993).
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Kinsey y la fluidez del comportamiento sexual
Creo que todos los maricones deberíamos haber leído a Kinsey en algún momento de nuestras vidas. Está algo anticuado, pero no deja ser un buen punto se partida para comprender cómo se ha entendido la homosexualidad en el último siglo. Su tesis principal, la de “Comportamiento sexual del hombre” (1948) y “Comportamiento sexual de la mujer” (1953), parte de la idea de que la sexualidad humana es más fluida y variada de lo que se creía comúnmente en su época. Desafió la noción binaria de heterosexualidad y homosexualidad y sostuvo que la orientación sexual se encuentra en un continuo: muchas personas experimentan diversas formas de atracción sexual en diferentes momentos de sus vidas.
A pesar de los 80 años que han pasado desde que Kinsey publicara estos artículos y de que existe un consenso generalizado de que el comportamiento sexual es más flexible de lo que muchos creen, todavía hay que aguantar esas gilipolleces sobre la perversión de los maricones, las bolleras y los bisexuales, la movida esta de que lo sexual es estable, binario y natural y de que el sexo es la base determinista del comportamiento social.
Qué hartazgo.
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Otro post más sobre los mitos del TDAH. No es que la psicología y la psiquiatría no sepan nada, es que sabemos mucho pero a la gente no le sale del coño entenderlo.
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Generalmente, las personas se convencen más por las razones que descubren por sí mismas, que por las explicaciones de los demás.
Blaise Pascal
Este es un principio válido para psicoterapia, para la vida y para mandar a la mierda a cualquiera.
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Notas sobre los trastornos del lenguaje
El lenguaje es un aspecto fundamental de la comunicación y la interacción humanas. Sin embargo, para algunas personas, el lenguaje puede ser un desafío, más aún cuando padecen un trastorno del lenguaje.
¿Qué es un trastorno del lenguaje? Es una condición en la cual una persona experimenta dificultades para comprender o expresarse de manera efectiva mediante el lenguaje. Estas dificultades pueden afectar la forma en que la persona habla, comprende, lee o escribe. Los trastornos del lenguaje pueden manifestarse de diversas maneras y se clasifican en diferentes tipos: los hay que afectan a la comprensión, a la forma en que se articula o a cómo se manipulan los elementos y se construyen secuencias con significado. Estos trastornos no están relacionados con problemas de audición, discapacidad intelectual o falta de exposición al lenguaje.
Estos son algunos de los trastornos más habituales:
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Algunos mitos sobre el TDAH. Spoiler alert: son falsos
El TDAH no existe, es un cuento de las farmacéuticas para vender. La medicación para el TDAH es droga. Las niñas no tienen TDAH. Si tienes TDAH, llevas una vida de mierda. Los adultos no tienen TDAH. Una buena educación (o incluso una hostia a tiempo) y verías como se acaba el cuento del TDAH.
No es el único diagnóstico de saludo mental sobre el que se dice algo parecido: hay quien cree que la depresión no existe, o que la anorexia es sólo una fase y que todo se pasa tomándose las cosas con tranquilidad. Mis favoritos sobre el TDAH son tres: uno, que es una condición que afecta mayoritariamente a niños, no a niñas, que se desvanece mágicamente al llegar a la dead adulta, cuando se madura y que es un invento de las farmacéuticas para vender medicación y para drogar a los niños con ánimo, yo qué sé, de conquistar el mundo.
¿Para qué tratarlo?, ya se les pasará
Primero: no tratar el TDAH es lo mismo que ignorar la presión arterial o el colesterol altos. Sin medicación, el TDAH implica algunos riesgos importantes para la salud y el bienestar: según Brunkhorst-Kanaan et al (2021), los individuos con TDAH sin medicar tienen un mayor riesgo de sufrir accidentes a lo largo de la vida, un riesgo que es especialmente alto entre los 18 y los 25 años, por ejemplo, de sufrir un accidente de tráfico. Además, presentan una mayor tasa de abuso de sustancias y de sufrir trastornos de la conducta, así como cuadros depresivos y de ansiedad. Esto último también lo confirman Jensen (2001) y Daviss (2008).