Categoría: Yo opino que

  • La tipografía de la Policía Nacional es antidemocrática

    La tipografía de la Policía Nacional es antidemocrática

    En septiembre escribí un texto sobre la tipografía de la Policía Nacional. La ilegibilidad en la tipografía de la Policía Nacional plantea problemas en la identificación de los agentes durante operativos o situaciones de emergencia. Esto puede llevar a situaciones peligrosas, en las que los ciudadanos podrían tener dificultades para distinguir a los agentes policiales de otras personas presentes en la escena. En casos extremos, esto podría resultar en malentendidos o incidentes lamentables, como la agresión involuntaria a agentes de la ley.

    La falta de legibilidad en la identificación de los agentes policiales va en contra de los valores democráticos de transparencia. En una sociedad democrática, es fundamental que los ciudadanos puedan identificar fácilmente a los agentes encargados de hacer cumplir la ley, tanto para su propia seguridad como para garantizar que la policía actúe de manera responsable y respetuosa con los derechos individuales.

    Cuando la tipografía utilizada por la Policía Nacional es ilegible, se socava la confianza del público en las instituciones de seguridad pública y se fomenta la percepción de opacidad y falta de transparencia. Todo esto, sin ninguna duda y a pesar de lo que me han escrito los ultras de derechas y otros imbéciles, mina la credibilidad y la legitimidad del sistema de justicia y seguridad pública en su conjunto.

    Es urgente que la Policía Nacional de España cambie la tipografía que utiliza. No lo dudes.

  • La prevención del suicidio es una cuestión de estado

    La prevención del suicidio es una cuestión de estado

    La prevención del suicidio es una cuestión de estado: no solo representa una pérdida trágica de vidas humanas, sino que también deja un profundo dolor y sufrimiento en las familias y comunidades afectadas. Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 800.000 personas mueren por suicidio cada año, lo que equivale a una persona cada 40 segundos. Se dice pronto. Además, el suicidio es la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años en todo el mundo. Este problema también tiene económicas significativas. Poniéndonos rabiosamente liberales: se estima que los costos relacionados con el suicidio y los intentos de suicidio representan miles de millones de euros en atención médica y pérdida de productividad. Abordar este problema no solo es una cuestión de salud pública, sino también un imperativo moral y social que requiere una acción coordinada a nivel gubernamental y comunitario para prevenir estas muertes y brindar apoyo a las personas en situación de riesgo.

  • Las acusaciones falsas y su impacto psicológico

    Las acusaciones falsas y su impacto psicológico

    Hoy leo un artículo en El País sobre Mónica Oltra. El juez que llevó el caso ha afirmado que no existen pruebas de que ella u otros funcionarios de la Consejería intentaran ocultar los hechos o desacreditar a la menor, asegurando que ésta fue atendida en todo momento. Tras su imputación en junio de 2022, Oltra dimitió como vicepresidenta y se alejó de la vida política activa, dedicándose a la abogacía. Aunque concedió una entrevista en La Sexta después de su dimisión, decidió no hacer más declaraciones públicas. En sus palabras, se sintió víctima de una «cacería política» por parte de la extrema derecha, representada en la acusación particular y en las dos populares del caso.

    Después de leer el artículo no puedo evitar tener muchísimas preguntas. ¿Cómo no indignarse ante el sufrimiento que ha soportado durante años? ¿Qué habrá sentido al ser víctima de una cacería política liderada por la extrema derecha? ¿Qué efectos psicológicos puede haber tenido en ella este largo y doloroso proceso judicial y político? Ante todas estas preguntas y con el alivio que supone su exoneración, hay una que me interesa especialmente: el impacto que una acusación así y el proceso judicial y político al que ha sido sometida pueden tener en su bienestar emocional.

    Ser el objetivo de una acusación falsa puede tener un impacto devastador: primero, la experiencia de ser acusada injustamente provoca sentimientos abrumadores de incredulidad y confusión. El individuo puede sentirse completamente desorientado por la situación, preguntándose cómo ha llegado a ser objeto de tal acusación y por qué está siendo tratada de esa manera. Esta sensación de injusticia puede generar un profundo resentimiento hacia aquellos que han formulado las acusaciones y hacia el sistema que permite que tales injusticias ocurran.

    Además, el estigma social asociado con una acusación falsa puede ser abrumador. Me imagino que Oltra habrá sentido la alienación de amigos, familiares y colegas, que podrían dudar de su inocencia o incluso apartarse de ella por completo. Esto puede llevar a sentimientos de aislamiento y soledad, aumentando la carga emocional que ya está soportando. Da igual que el alejamiento sea real. Muy probablemente ella ha interpretado o ha sospechado que eso ha sido así.

    No hace falta hablar de la ansiedad y el estrés. La incertidumbre sobre el resultado del proceso legal, el miedo a las posibles consecuencias y la preocupación por el impacto en su reputación y su vida personal habrán provocado, sin lugar a dudas, síntomas físicos y emocionales como insomnio, ansiedad, pérdida de apetito y problemas de concentración. Por no hablar de la autoestima y la autoconfianza. En estos casos, la persona se cuestiona su propio valor y se siente impotente frente a la situación. La sensación de injusticia y la falta de control pueden minar su sentido de autoeficacia (e. d., la creencia en la capacidad propia para llevar a cabo acciones específicas y alcanzar metas), lo que dificulta su capacidad para enfrentar y superar la situación de manera efectiva.

    En algunos casos, las secuelas psicológicas de una acusación falsa pueden ser duraderas e incluso traumáticas. La experiencia de ser injustamente acusada puede dejar cicatrices emocionales profundas que pueden persistir mucho tiempo después de que se resuelva la situación legal. Es importante buscar apoyo psicológico y emocional durante este tiempo difícil para ayudar a procesar las emociones, reconstruir la confianza en uno mismo y encontrar formas de seguir adelante.

    Ahora hay que ver qué pasará con ella. En el artículo dicen que su silencio es muy significativo. ¿Qué otra cosa puede hacer? ¿Tiene otra alternativa? Yo creo que no. El calvario ha sido durísimo y dudo que, en algún momento, vaya a recuperar el vigor político que la caracterizaba.

    Qué pena.

  • ¿Hay algo más perturbador que las gender reveal parties?

    ¿Hay algo más perturbador que las gender reveal parties?

    Desde el principio de internet me ocurre una cosa: cuando veo un vídeo que pasa el nivel crítico de vergüenza ajena, me quedo hipnotizado y no puedo dejar de verlo. Mis amigos saben de esto porque a veces no puedo dejar de bombardearles con estas mierdas. Paso por ciclos en los que no puedo dejar de ver vídeos de gender reveal parties. Me generan un asco, una vergüenza y una curiosidad que no puedo evitar mirarlos una y otra vez. ¿Hay algo que dé más sonrojo que la alegría que sienten porque sea una niña? ¿Qué me decís de ese entusiasmo obviamente forzado de los padres? Lloran, se abrazan, dan saltos de alegría. Como si que fuera una chica fuera un alivio, o al revés. Qué asco me dan.

    No solo refuerzan los estereotipos de género, sino que además crean una presión social innecesaria por mostrar entusiasmo y alegría ante un hecho que debería ser indiferente. Tienes una criatura y punto. Qué mas dará que tenga unos cromosomas u otros. La utilización de la noción tradicional de género binario y los colores específicos para cada género me dan ganas de vomitar. Esa gente parece que tiene unas ideas muy limitadas sobre lo que significa ser niño o niña y demuestran que esas familias tienen unas expectativas muy rígidas sobre el comportamiento y la educación de los niños y sobre la reacción que los padres tienen que tener ante esta información.

    Aquí os dejo una recopilación de fails en gender reveal parties. Un vídeo de una hora de vellón que a veces no puedo dejar de mirar.

  • El feminismo transexcluyente es ultraderecha

    El feminismo transexcluyente es ultraderecha

    Hace ya tiempo que me cabrea muchísimo el discurso transexcluyente de un sector del feminismo español. El hecho de que coincidan en actos con los partidos de ultraderecha y que a nadie se le ocurra levantar una ceja es como si dijéramos que la Sección Femenina era una institución dedicada al crecimiento personal de las mujeres españolas. Una barbaridad. Las similitudes son tan abrumadoras que es imposible a nadie con dos dedos de frente le parezca que no hay una conexión.

    Para empezar, tanto el feminismo transexcluyente (TERF) como la ultraderecha comparten la visión de que las mujeres transgénero no son mujeres «reales». Las TERF argumentan que las mujeres trans son hombres que invaden espacios femeninos, mientras que la ultraderecha las considera una amenaza a la «moral tradicional» y al orden social. Ambas perspectivas niegan la identidad de las personas transgénero, su derecho a la autodeterminación y su experiencia de género.

    En segundo lugar, se basan en una visión esencialista del sexo, donde el sexo biológico determina la identidad de género de forma inmutable. Las TERF sostienen que las mujeres trans no pueden ser mujeres «de verdad» porque no tienen los mismos órganos sexuales que las mujeres cisgénero. La ultraderecha, por su parte, utiliza este argumento para defender la heteronormatividad y el binarismo de género, rechazando cualquier forma de expresión de género que no se ajuste a las normas tradicionales.

    Tanto el TERF como la ultraderecha utilizan un lenguaje discriminatorio y estigmatizante hacia las personas transgénero.Las TERF las acusan de ser «invasoras» o «fraudes», mientras que la ultraderecha las deshumaniza y las convierte en blanco de violencia y discriminación.

    Ambas ideologías se oponen a la expansión de derechos para las personas transgénero, como el acceso a baños públicos o la participación en deportes que coincidan con su identidad de género. Las TERF argumentan que estos derechos vulneran los derechos de las mujeres cisgénero, mientras que la ultraderecha los considera una amenaza a la «familia tradicional» y al orden social.exclamation

    En algunos casos, las TERF han establecido alianzas con grupos de extrema derecha para promover su agenda anti-transgénero. Esto ha generado preocupación por la posibilidad de que el feminismo transexcluyente se convierta en una puerta de entrada a la radicalización y la violencia de extrema derecha.

    Este tipo de feminismo, como la ultraderecha, rechaza la interseccionalidad, un marco teórico que analiza cómo diferentes formas de opresión, como el sexismo, el racismo y la transfobia, se interconectan y afectan de manera desigual a las personas. Esta postura les impide comprender las experiencias de las personas transgénero que también son racializadas, de clase baja o con otras identidades minoritarias.

    Afortunadamente, la mayoría del feminismo apoya los derechos de las personas trans, afortunadamente, pero esta alianza entre el feminismo español y la ultraderecha es una peligrosa tendencia que debe ser combatida por todas las personas que creen en la igualdad y la justicia social. Sin excepciones.

  • Frivolizar con la salud mental

    Frivolizar con la salud mental

    Normalizar la conversación sobre los problemas mentales es positivo, pero hay una enorme diferencia entre desestigmatizar la terapia —una conversación personalizada y dirigida por un experto— y convertirla en contenido para redes sociales. Usarla para conseguir atención, likes y dinero. “La depresión es una enfermedad que tiene que ser tratada por un especialista”, resume [Beatriz] López. "No necesitamos influencers, necesitamos psiquiatras".

    Enrique Alpañés

    Bromear con la salud mental, con el narcisismo y con la violencia es una frivolidad que no tiene cabida en una conversación seria. Ser moderna significa, precisamente, lo contrario: tomarte eso en serio. Si no, eres igual que la escoria ultra que hace chistes con las personas trans, con los maricones y con las mujeres.

  • Finlandia, tú antes molabas

    Finlandia, tú antes molabas

    The 65-year-old former foreign minister, who if he wins would become Finland’s first Green and first gay president, said he had been surprised by the way his sexuality had become an issue of public interest in the second and final round.

    El candidato a presidente de Finlandia se pregunta que a qué viene tanta mierda conque sea maricón. Y tiene toda la razón del mundo. Primero, porque es un hecho que forma parte de su vida privada y no tiene relevancia ninguna para el puesto. Segundo, porque desvía la atención del debate político, que no es con quién se acuesta el jefe o la jefa del estado. Y tercero, porque es un aspecto totalmente irrelevante en relación con su capacidad de liderazgo.

    Finlandia, tú antes molabas.

  • Ojo, que Israel debería ser expulsada de todas las competiciones internacionales, incluyendo las deportivas. Hay vida mas allá de Eurovision.

  • Los exámenes no siempre son necesarios, pero la evaluación, sí

    Los exámenes no siempre son necesarios, pero la evaluación, sí

    Escribo esto desde un aula. Me toca vigilar exámenes y tengo tres horas y tres cuartos por delante para tocarme el nabo. A la fuerza, no porque quiera. En teoría, no debería estar trabajando, ni leyendo, ni escribiendo posts, ni echándole un ojo a instagram, ni respondiendo mensajes de wasap, ni haciendo nada de nada. Las reglas dicen expresamente que tengo que estar, efectivamente, vigilando. O sea, que tengo que estar pendiente de que los y las estudiantes no tengan dificultades para responder correctamente a las preguntas y puedan demostrar lo que saben hacer en igualdad de condiciones, que es un eufemismo para establece un estado policial y haz que Bergen-Belsen parezca un parvulario. Ni de coña. Me niego. Porque es que si no, me duermo. Son tres estudiantes y estoy yo solo, y creo que en breves minutos voy a tener que enviarle un mensaje a alguien porque me meo muchísimo.

    Últimamente he escuchado y leído eso de que los exámenes son inútiles y que sólo contribuyen a aumentar el nivel de estrés de las personas evaluadas y la cantidad de trabajo de los evaluadores. ¿Para qué examinar con un test de opción múltiple en un curso de derecho mercantil? Misterios insondables. No hay quien lo entienda. Te lo compro.

    También dicen que los exámenes son una cosa del pasado y que creer en ellos es de ser estrechos de mente porque tenemos que ir hacia «rutinas que favorezcan el desarrollo emocional del estudiante para que este crezca». Lo de «crecer» es más ambiguo que el manual de instrucciones de un electrodoméstico chino traducido al inglés con Google Translate.

    Pero bueno, vale, admitamos que algunos exámenes están mal hechos y que hay mejores formas y más modernas de evaluar. Primero, no todos los exámenes son inadecuados (not all exams!). Y segundo: no se puede confundir los exámenes con la evaluación, eso sí es tener la mente más cerrada que el culo de un oso de peluche. 

    Llegado este momento, voy a dejar lo metafórico para otro momento porque creo que me voy a meter en un jardín con lo del oso y el culo.

    En serio, tronco, no seas cuñado: la evaluación de las capacidades de los estudiantes es absolutamente necesaria. Primero, la función principal de los centros educativos, independientemente del nivel, va más allá de la simple transmisión de conocimientos y habilidades correspondientes a cada programa educativo. También hay que medir la comprensión de los estudiantes, saber qué pueden hacer y cuánto han aprendido para garantizar el éxito del proceso: es absolutamente necesario que las personas que están aprendiendo, en un contexto de educación reglada o no, reciban feedback ajustado y detallado de cómo están progresando. Decir lo contrario es de ser “cuñados”, iba a decir, pero qué culpa tendrán ellos de que haya imbéciles por el mundo. No todos los cuñados son iguales. Not all cuñados!

    Es necesario dar consejos individuales a quienes aprenden a hacer cosas. Te lo creas o no, es un fenómeno que ocurre constantemente en casi cualquier interacción humana, excepto cuando hay circunstancias que lo desaconsejan. Damos feedback cuando alguien nos dice algo que nos sorprende y fruncimos el ceño cuando preguntamos por qué alguien ha hecho algo o cuando ponemos cara de asco mientras escuchamos lo que nos está contando nuestro mejor amigo sobre lo que le pasó el sábado por la noche. En definitiva, haya o no una persona que esté formalmente aprendiendo y siempre que exista una interacción, se está generando feedback, tanto si está acordado previamente como si no, tanto si está pensado para evaluar el aprendizaje como si no.

    Lo que es verdaderamente cateto es pensar que sólo se puede aprender por observación o que la evaluación no es necesaria para ofrecer consejos individuales. Pues se puede aprender por observación, como lo hacen otras especies o como cuando somos muy peques. Pero todo mejora en el ámbito académico si se dan instrucciones específicas y ajustadas a lo que el o la aprendiz puede o no puede hacer y eso sólo es posible si has evaluado antes lo que sabe hacer. Lo hacemos con los niños pequeños, tanto si son nuestros hijos, nuestras sobrinas o cualquier otro.

    Las críticas a los exámenes pueden ser válidas en algunos aspectos: muchas veces los profesores y las profesoras funcionamos por inercia, con la idea de que la mejor forma de evaluar es la que estamos repitiendo desde que empezamos a trabajar en esto. A veces, es que no hay otra forma. Por supuesto que los exámenes no es el único método de evaluación y que no es el más adecuado para todas las circunstancias. Pero sí es uno de tantos y es legítimo.

    Últimamente ocurre que no nos está dando tiempo a adaptarnos a cómo evolucionan las cosas, como nos pasa con la inteligencia artificial. Seguimos evaluando de la misma forma que cuando no existía la IA, algunos incluso evalúan sin haberse dado cuenta de que existe internet. O la electricidad. Unos son / somos más lentos que otros para adaptarnos. Es humano. Pero aunque todas estas críticas son lícitas, la evaluación sigue siendo esencial para comprender y guiar el progreso de cualquier persona que esté aprendiendo a hacer algo. No podemos enseñar sin evaluar, como tampoco podemos aprender sin ser evaluados.

  • Israel no es el judaísmo, ni todos los judíos son sionistas

    Israel no es el judaísmo, ni todos los judíos son sionistas

    Una de las grandes victorias del sionismo es la narrativa que equipara criticar las acciones bélicas del estado de Israel con ser antisemita. En otras palabras, que la idea de que lo que está haciendo este país con los palestinos está totalmente justificado por la opresión que, durante milenios, han sufrido las poblaciones judías. En el momento en que nos preguntamos si podemos ser antisemitas por criticar a Israel, estamos muy cerca de justificar el genocidio contra los palestinos.  

    El sionismo es una ideología y un movimiento político nacionalista que busca el establecimiento de un estado judío en Palestina. Surgió en Europa a finales del siglo XIX y logró su meta con la fundación del Estado de Israel en 1948, aunque aprovechando que el Jordán pasa por allí, han visto un filón convenciendo a medio planeta de que tienen todo el derecho del mundo a defenderse matando a inocentes por los atentados de Hamás. No todos los judíos son sionistas ni justifican que su libertad dependa de la ocupación de Palestina, ni la creación del sistema de apartheid que mantiene a cinco millones y medio de personas encerradas, controladas y maltratadas. Por tanto, identificar el sionismo con lo judío es un error importante.  

    Israel no es el judaísmo, ni los judíos son Israel. No eres un antisemita por ser una persona con un mínimo de humanidad que piensa que matar a 30.000 personas y desplazar a dos millones alcanza unos niveles de brutalidad que no encaja con la idea de un país moderno, civilizado y democrático.