Categoría: Yo opino que

  • No hace falta ser un premio Nobel para responder a esta pregunta: sí, la crispación política genera violencia. Pero esa crispación es alimentada todos los días por los panfletos de ultraderecha como El Mundo, que alimentan el odio y lanzan mensajes paletos, anticonstitucionales y tendenciosos, cuando no son simplemente mentira. Estos boletines consiguen envenenar a la ciudadanía con información falsa con la intención de alterar el resultado legítimo en las elecciones. No informan. No es periodismo: la democracia les molesta.

  • La tipografía en la identificación de los agentes de la Policía Nacional

    Me desayuno ahora de que exista una tipografía para la identificación de los agentes de la PN. Es obvio que eso debe estar regulado. Según Red-Jurídica.com, se eligió una tipografía que no favoreciera la legibilidad. Que es poco legible, está claro, que hubiera una intención detrás, no lo sabía. Si esto es así, es gravísimo y es para salir a las calles.

    Dicen (copiado y pegado del original):

    «Como hemos visto la tipografía utilizada para el número de placa es la tipografía Terminator. No existe ningún documento público o estudio que explique o justifique la elección de esta tipografía y no otra.

    Lo que es evidente es que la tipografía elegida favorece la mala visibilidad y confusión de los números. Se ha elegido una tipografía que es confusa u poco visible. Basta hacer pruebas con otras tipografías para constatar que cualquier elección hubiera sido mejor que esa tipografía concreta.

    Otra prueba de que la tipografía Terminator es poco visible y que la propia Policía es consciente de ello. En los coches de Policía si bien el rótulo de Policía Nacional también esta en la tipografía Terminator, tanto el número de 091 que aparece en el lateral como el número de Z que se encuentra en el techo del coche están en otra tipografía distinta, ya que lo que se quiere es facilitar su correcta visibilidad.»

    A la izquierda, tipografía actual. A la derecha, cómo sería con Arial.
    Tipografía «Terminator». El nombre tiene mandanga.
  • Te mereces tres patadas

    La peña se pasa de optimista con sus propias aptitudes de diagnóstico clínico en psiquiatría. Ahora resulta que cualquiera puede decir que eres bipolar, que estás deprimido o que tienes esquizofrenia. Imagínate si ya es difícil con la carrera de psicología o de psiquiatría a tus espaldas, cómo no va a serlo para ti, que te has leído dos blogs y un libro de autoayuda.

    ¿Y los tratamientos? Sal a que te dé el aire. Haz ejercicio. Y mi preferida: ¡sé positivista! Patada en el positivismo es lo que te mereces. O mejor: dos patadas. El positivismo no es tener una actitud optimista ante la vida, es otra cosa: más o menos es la premisa de que el conocimiento deriva de aquello que es observable mediante los sentidos y comprobable mediante métodos como la experimentación y la comprobación de hipótesis. Así que la primera patada en los cojones te la mereces por hablar del positivismo sin tener ni puta la idea de lo que es.

    La segunda patada te va a venir por decirle a alguien con depresión (si es que la sufre) que salga a que le dé el aire y que se tome las cosas con tranquilidad. Pedazo de imbécil, si eso es precisamente lo que no se puede hacer con la depresión. Pero ¿qué sabrás tú de estar deprimido? ¿Qué sabes tú del trastorno bipolar? ¿Qué sabes tú de lo que es una esquizofrenia? Nada. Entonces, ¿para qué vas dando consejos? Que la puedes cagar, a ver si te enteras.

    Y la tercera patada te la vamos a dar porque no vas diagnosticando un cáncer de huesos al primero al que le duele la rodilla y tampoco insistes que tomen una cucharadita de cúrcuma para matar el tumor. ¿Verdad que tampoco dices que lo mejor es tomarse las cosas con tranquilidad para bajar el colesterol? Pues con esto, igual. La depresión no se va con salir a que te dé el aire. Ayuda, pero no soluciona nada. Al contrario: puedes hacer que esa persona se sienta peor porque piensa que la solución es fácil y sencilla y que no puede porque es una persona de mierda. Puntito en la boca y estaría mejor.

    Ten cuidado con mencionar diagnósticos y sé prudente, porque decir que alguien está deprimido es crear una narrativa que se pone a circular como un rumor. Y ya sabemos qué les pasa a las personas que ponen a circular rumores, ¿verdad? Que se merecen dos hostias.

  • En El Mundo, el periódico favorito de los fascistas de España, están en plena fase creativa y se entiende que no pueden parar de decir jilipolleces. A los jóvenes no les preocupa que les ocupen la casa porque no tienen. Yo no temo que me vayan a robar el Tesla porque no tengo un Tesla, no me da miedo que un grupo de indios arapahoes me arranquen la cabellera porque me afeito la cabeza y me la suda si alguien me atraca para robarme el diamante que llevo colgado de la punta de la polla porque no llevo ningún diamante colgado de la punta de la polla.

    Lo llevo metido por el culo.

  • El uso de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados

    El uso de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados

    Hoy ha entrado en vigor el nuevo reglamento del Congreso de los Diputados por el que se permite el uso de las lenguas cooficiales de España en las sesiones. Los diputados y las diputadas de la ultraderecha fascista han decidido que no tenían por qué escuchar las intervenciones de otros diputados y diputadas en las lenguas cooficiales. Para eso son más chulos, más cuñados y más subnormales que nadie. Cuca Gamarra ha vuelto a mentir, nada nuevo por esa parte, y los diputados y diputadas de las regiones bilingües han usado sus lenguas durante los turnos de palabra. Nada nuevo bajo el sol.

    En Dinamarca no existe una prohibición expresa de usar las lenguas cooficiales del estado, lo que pasa es que la situación es diferente de la española porque no hablamos de lenguas cooficiales del estado sino lenguas oficiales en los estados. El Reino de Dinamarca está compuesto por tres naciones soberanas: Groenlandia, las Islas Feroe y Dinamarca. Ésta última controla la política monetaria y la defensa y su jefe de estado, la reina, es también jefe del estado de las otras dos naciones. En todo lo demás, las tres naciones son estados «soberanos», aunque lo de «soberanos», cuando no te puedes defender y te controlan en qué te gastas la paga, es mucho decir. Para aclararnos, Dinamarca es madre soltera, y las Feroe y Groenlandia son las dos hijas adolescentes.

    El Folketing es la única cámara legislativa del país y su reglamento no prohíbe el uso de ninguna lengua pero tampoco promulga el uso de las tres lenguas nacionales del reino. O sea, que cualquiera puede usar la lengua que le pete en las sesiones plenarias que nadie puede mover una ceja, aunque los documentos no se traduzcan a las demás lenguas. Cualquier parlamentario o parlamentaria de Groenlandia puede hablar el Inuit – su intervención será traducida al danés. Y ya está.

    La situación es diferente en tanto las tres naciones son totalmente independientes y sus parlamentos pueden tomar las decisiones que les salga del mismísimo escaño siempre que se mantenga el statu quo en esos tres aspectos, a. s., la defensa, la política monetaria y la jefatura del estado. Recuerda a la situación española, aunque no es exactamente igual.

    ¿Te imaginas que alguien se atreviera a decir que Cataluña es un «estado soberano»? ¿Qué ocurriría? No me quiero ni imaginar, pero no me extrañaría que terminaran en la cárcel… Oh, wait…, que va a ser que ya ha pasado. ¿A que te suena? Pues eso: que te puedan enchironar por decir que el País Valencià o Cataluña o las Canarias o el Val d’Aran es un estado soberano, me parece la hostia. Y me sorprende más todavía que nadie mueva una ceja al respecto. No es normal que en pleno siglo XXI, un(a) representante del pueblo no pueda decir en las Cortes lo que le venga en gana: la propia Constitución dice, en el artículo 20, que el único límite a la libertad de expresión radica en el «derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia». Y yo me pregunto, honestamente, en qué afectan que yo pueda manifestar en público mis ideas sobre la naturaleza nacional del cualquier territorio con los límites constitucionales de mi libertad de expresión. No lo entiendo.

    Pues con las lenguas cooficiales ocurre lo mismo, ¿no? ¿No se supone que los legisladores están para controlar al gobierno del país, para generar las iniciativas legislativas necesarias para mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía? ¿No se supone que representa al pueblo español? ¿De qué manera entra en conflicto todo esto con el que un diputado o una diputada use una lengua cooficial? ¿De qué manera menoscaba el uso de la lengua la representación del pueblo o la función legislativa que se atribuye a la cámara?

    La respuesta es fácil: en nada. En absolutamente nada. Cualquier argumento contra el uso del catalán o el gallego en las Cortes no es más que una deformación de las verdaderas intenciones de quien lo emplea, a. s., perpetuar la dominación de un pueblo (el castellano) sobre el resto y sostener un sistema de discriminación y menosprecio del capital cultural, social, político y económico de quienes emplean otras lenguas. El argumento éste de que como tu DNI dice que «eres español y por tanto debes hablar español» es tan absurdo y apriorístico que me deja estupefacto que se siga utilizando. Esto implica que la realidad se modifica en función de la documentación que ésta genera: no es que un papel registre la realidad, sino que la realidad se genera a raíz de la documentación que se supone que debe registrar, o sea, una locura que no tiene sentido. Un informe médico dice que estás enfermo, pero la causa de tu cáncer no hay que buscarla en el documento con el diagnóstico, sino que te has pasado toda la vida fumando y bebiendo, por ejemplo. El DNI no genera la realidad, sólo lo registra. Además, de la nacionalidad española no se deriva la exclusividad de la lengua castellana porque existen individuos españoles que hablan otras lenguas, quod erat demonstrandum.

    Es ridículo limitar el uso de las lenguas españoles en el Congreso. Ni se basa en argumentos orientados a las funciones legislativas y representativas de la cámara, ni atenta contra estas funciones. No quieres que se hable catalán en el pleno porque eres un reaccionario que sigue sin entender que el castellano es una de tantas lenguas españolas, no la única lengua española. Y si no lo tienes claro, eres un puto fascista. Entérate.

  • Twitter se ha convertido en la plataforma más reaccionaria de Internet. Sálvese quien pueda.

  • Del tema de la apropiación cultural ni hablamos, ¿verdad? ¿Soy el único al que se le cae la cara de vergüenza?

  • La superioridad moral de la izquierda

    La superioridad moral de la izquierda

    Ayer el suelo tembló en Marruecos. Son las 16.50 y llevan contabilizadas más de 1.200 víctimas. A estas horas, si entras en El Mundo y lees los comentarios, puedes encontrarte con comentarios como:

    Son comentarios de usuarios de derecha, en un medio claramente de derecha. Esos mismos medios dicen que uno de los principales problemas de la izquierda es su pretendida superioridad moral. Y yo añado que no es que sea «pretendida» es que es real. Soy superior moralmente a la escoria que ha escrito esos post. Soy superior a los medios que permiten esas barbaridades. Soy superior a una sociedad que se plantea si hay que ayudar o no en una situación así.

    Sí, la izquierda es superior. Pues claro que lo es.

  • Me han devuelto la cuenta de Twitter

    Me han devuelto la cuenta de Twitter

    Ya me han devuelto la cuenta de Twitter. Ha sido entrar y darme cuenta de lo muchísimo que engancha y de que ni Mastodon ni Bluesky están a la altura. Será por allá cantidad de gente que hay, o por lo rápido que va todo, o por la violencia que hay (que te permite desahogarte, pero bien), pero como Twitter ni hay ninguno.

    Estamos intentando encontrar una alternativa a Twitter por lo del imbécil del propietario y el olor a cuñado fascista que hace cuando te logas. Pero igual es una estrategia equivocada. Igual no deberíamos buscar una alternativa a Twitter y dejarla morir, como murieron las otras. Facebook, como dice una muy buena amiga mía, se ha convertido en un vertedero. No entiendo TikTok. Me estoy dejando IG porque el algoritmo ya no me deja ver lo que quiero. Quizá ha llegado el momento de dejar morir las redes sociales.

  • No todos los cuerpos son bonitos

    No todos los cuerpos son bonitos.

    No todos los cuerpos son bonitos. Ni tiene por qué gustarte tu cuerpo, ni tienes que pensar que tu cuerpo es maravilloso. Tu cuerpo puede ser feo y no gustar a nadie. Da igual: el problema es que creas que tú valgas más o menos según tu cuerpo te guste o no. O lo que es peor, guste a los demás o no.

    Cuando la gente dice que «todos los cuerpos son bonitos» y pone fotos de personas gordas riéndose (generalmente mujeres), no está haciendo otra cosa que perpetuar la misma premisa que te está jodiendo, la de que vales en la medida en que guste tu cuerpo. ¿Verdad que no puedes correr un maratón y no te hundes por esto, salvo que te ganes la vida como atleta? ¿Verdad que no te desmoronas porque no hablas seis idiomas? No los hablas. Podrías, pero no. ¿Y qué? ¿Puedes continuar con tu vida? Sí. Pues esto es más o menos igual. No todo el mundo habla seis idiomas, no todo el mundo tiene un cuerpo bonito y ni todo el mundo sabe hacer croquetas.

    Esa filosofía «positiva» y esa forma «constructiva» de ver la vida pueden ayudarte si piensas que es peor morirse o que hay gente peor que tú. Pero no vale cuando estamos hablando de que tu cuerpo te tiene que parece genial. Es que igual tu cuerpo te parece una mierda. El secreto está en que puedes ser razonablemente «feliz» aunque te lo parezca. O te puede dar igual. O puede no interferir en tu vida para que puedas dedicarte a hacer cosas más importantes: como aprender a hacer croquetas.

    Un podcast de psicología que recomiendo

    Escribo esto sin intención de dar lecciones. Simplemente que he estado escuchando un episodio del podcast de Buenaventura del Charco sobre los trastornos de la alimentación. No trata el tema de si todos los cuerpos son bonitos o no. Habla de los trastornos de la alimentación. Dice algo con lo que estoy de acuerdo: la anorexia y la bulimia son dos manifestaciones diferentes de procesos relacionados con la toma de control.

    Empieza el episodio con la reflexión que hago al principio: da igual tu cuerpo. Si te validas según aceptes tu cuerpo o no, mal vamos. También dice, y yo no había caído, que las personas que tienen un trastorno de la alimentación están todo el día pendientes de su cuerpo. Por tanto, ¿cómo vas a hacer una terapia que te dice que estés todo el rato controlando lo que comes y dejas de comer? Si precisamente ése es el problema: no que dejes de comer, sino que sustituyas controlar un aspecto de tu vida por controlar tu cuerpo. Lo principal, según él, es dejar, poco a poco, de observarte y de registrar lo que comes, la talla que gastas o los kilos que pesas.

    Osos gay(s). No hay un sólo canon de belleza: hay varios.

    El cuerpo como capital

    Si los mensajes como «aprende a amar tu cuerpo» y «tú también tienes un cuerpo bonito» son tóxicos, pensar que la culpa la tienen los cánones de belleza, tampoco es hilar muy fino. Ni la culpa es de instagram, aunque nos haga sentirnos peor (especialmente a las mujeres, según Sherlock y Wagstaff, 2019). Eso no quiere decir que los preceptos modernos sobre la belleza no sean nocivos o que usar mucho instagram no te perjudique de la forma en que lo haría una pareja que siempre está censurándote. No sólo ensalzan la delgadez, sino que promueven cuerpos que no están sanos: estamos hablando de un índice de masa corporal de 18 o inferior (Katmarzyk y Davis, 2001). Eso es delgadez extrema.

    A lo de la delgadez hay excepciones, sólo hay que echar un ojo por las etiquetas de las páginas de pornografía. Pero por lo general, no van en la línea de «mira qué pinta de sanota tiene ésta, menudo polvo tiene». Un ejemplo: para los señores que abrazan a otros señores encontrarás mucho material en el que se ensalza la obesidad. No tengo números, pero entiendo que estos modelos de belleza son minoritarios. El maricón estándar busca unos buenos músculos además de un buen intelecto, todos lo sabemos. Date una putivuelta por Grinder a ver qué ves y cuenta las lorzas. Para ver alguna tendrás que usar otra app, supongo.

    Existen varios cánones de belleza, esa no es la cuestión. Los modelos cambian, están situados históricamente y dependen de muchos factores. Lo que se mantiene en el tiempo es ese vínculo que se establece entre tu valía personal y tu cuerpo. Ahora que el cuerpo es tan importante como lo es tener dinero, e. d., se ha convertido en una forma de capital, el que no tiene un cuerpo bonito es pobre. Y la gente huye de quien es pobre. Como de las ratas. Quien tiene un cuerpo feo o que no se adecúe a una norma, tiene menos capital. Eso es así.

    La anorexia mirabilis

    El cuerpo es una forma de capital social: se ve en los primeros testimonios de la «anorexia mirabilis», ya en el siglo III. Dejas de comer porque abandonas los placeres de la vida. Dejas de comer porque tu cuerpo es demasiado bonito. Dejas de comer porque lo que mola es ser un asceta de verdad: los ascetas, esos influencers. Dejas de comer porque eso te acerca más a Dios y por eso eres mejor cristiano.

    Si el entorno es el adecuado, entonces tu capital social aumenta porque tu reputación mejora. Los textos documentando casos de trastornos de la alimentación se multiplican en el siglo XV: un caso notable es el de (Santa) Catalina de Siena que se mataba de hambre porque quería estar más cerca de Dios. Luego ya vino una cosa un poco más rara que es que se casó místicamente con Jesucristo con un anillo de pedida hecho con el Santo Prepucio, según Bynum (1987). Ahí queda la historia de Santa Catalina de Siena. Leed sobre este asunto y flipad.

    La culpa no es de los cánones de belleza

    De todo lo anterior me quedan dos cosas: primero, que la reputación de tu cuerpo se ha vinculado y se vincula a tu valor social. Segunda, que no hay un canon de belleza, sino varios. El problema sigue siendo el mismo, a. s., que te sientas mal porque tu cuerpo no te guste o no corresponda con lo que se considera bello. Pero si la idea que tenemos de belleza fuera la clave para entender por qué nos sentimso así de mal y por qué somos tan infelices, todo el mundo sufriría del mismo modo porque todos estamos expuestos a estos principios. ¿Por qué no todas las personas que no tenemos un cuerpo normativo desarrollamos un trastorno de la alimentación? Porque primero, el sufrimiento es relativo y, segundo, porque desarrollar un trastorno de la alimentación no es el resultado automático de la presión social. Además no todas las personas se validan mediante el aspecto de su cuerpo. Algunos lo hacen por sus capacidades, otros porque no tienen un motivo específico para no hacerlo y algunos porque saben hacer una croquetas que te caes de culo.

    La relación con tu cuerpo es importantísima, porque es una relación para toda la vida (qué ingenioso, hoygan) y vais a ser inseparables. Así que esa relación tiene que cuidarse, ni puedes odiar a tu cuerpo, ni te puede dar igual, ni puedes estar en una relación tóxica en la que le prestas atención 24/7. Por supuesto que es una relación que hay que cuidar, pero hasta ahí. Hay que cuidarla como con cualquier otra relación. Pero ya.

    ¿Todos los cuerpos son bonitos? A mí no me lo parece. El mío, tampoco.