Martha Southgate, escritora estadounidense, explicó en un artículo del New York Times que, a pesar de haber nacido y crecido en EE.UU. se le seguía poniendo la etiqueta de ser una escritora African-American. Además dice que:
American literary scene is more racially and culturally diverse than ever. […] Malaika Adero, a senior editor at Atria Books, said: “Literary African-American writers have difficulty getting publicity. The retailers don’t order great quantities of the books. Readers don’t know what books are available and therefore don’t ask for them. It’s a vicious cycle.”
Conclusión: en EE.UU., los autores negros venden menos que los blancos, porque se les promociona menos. No digo yo que esta historia sea nueva, no, en absoluto. Pero me sigue llamando la atención lo de African-American. ¿Es cierto que existe tal diferencia cultural entre los blancos no hispanos y los estadounidenses negros? Vamos a ver. Supongo que los hispanos de segunda generación siguen estando marcados por la cultura de sus padres –y entiendo que así sea, ya que cuando uno emigra se polariza del todo frente a la cultura del país receptor, yo mismo lo he vivido en mis caNNes–, pero el que es hijo de padres negros, cuya familia a saber cuándo llegó a EE.UU., ¿también mantiene sus raíces? ¿Sigue empapándose de la cultura africana de la que desciende? ¿De verdá de la güena? Y a todo esto, lo de African-American, pregunto, ¿quiere decir negro a secas o existen otros negros que no sean African-American? Lo pregunto por desconocimiento y pido disculpas por si lo que estoy diciendo suena brusco, pero odio lo de “fulano es de color ” (¿crema?, ¿beige?, ¿tostado?, ¿azul eléctrico?, ¿verde emotivo?), “mira qué gitanita más mona” (observad que las niñas gitanas son siempre “gitanitas”, igual que las bragas resultan habitualmente “braguitas”, da igual la talla, pero las niñas rumanas y gitanas son “rumanas” o “gitanas” a secas, nunca “rumanitas” o “gitanorrumanitas”, las pobres, que tienen doble estigma) o lo de “la etnia nosecuántos”.
Y si no me creo que los negros de EE.UU. mantengan las costumbres de sus ancestros tras doscientos años, pongamos, menos aún puedo entender que exista una diferencia tan acusada entre unos autores –los blancos no hispanos– y los demás –los negros, los hispanos y los Asian-American–. Hace poco me explicaron que la raza a la que uno pertenece sigue siendo un dato crucial para la vida cotidiana en aquel país. De hecho, la persona que me lo explicó me dijo que, al ser española, no sabía qué casilla marcar en los formularios, si la de hispana o la de caucásica. Conclusión: unas veces era hispana, otras, caucásica.
Yo me pregunto, entonces: ¿Es necesario etiquetar a los autores como African-American o Latin o Hispanic según su naturaleza –iba a decir “según su especie”–?
PD: El blog está hoy en piloto automático. Perdón por no contestar. Esta tarde a última hora vuelvo a estar operativo. De verdá de la güena.
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