Estoy de vuelta y he ido a trabajar. Sólo he estado unas horas y la mayoría del tiempo me las he pasado explicándole a todo el mundo qué me había pasado y escuchando quejas. Sin mí, la gente ha hecho lo que ha considerado oportuno. De buena fe y, en la mayoría de los casos, con buen criterio. Pero de forma individual y sin considerar las consecuencias de sus acciones en los demás. Claro, la han liado pardísima.
Todo sigue en su sitio, menos mi pierna.