Educación para la ciudadanía: enésima discusión

ACTUALIZADO:
In I Go me ha pasado este artículo de EL CORREO DIGITAL, del grupo VOCENTO.

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Sé que vuelvo a abrir la caja de Pandora con este post, pero pido a todo el mundo calma y buenos alimentos.
Dicen en ABC –edición digital, es miércoles y son las ocho de la tarde, supongo que la noticia se irá actualizando– que un grupo de padres contra la asignatura de educación para la ciudadanía están recogiendo firmas para que se retire esta asignatura de los planes de estudio de la educación obligatoria. Resulta gracioso que una de las promotoras de este ajo, Victoria Llopis, diga que espera que Zapatero la reciba tal y como ha hecho con otras minorías. Ergo los que quieren retirar la asignatura son conscientes de que son una minoría. ¡Toma coherencia y lección de ciudadanía! Ojo, ya disponen de 7.500 firmas de padres y madres que pasan de que sus hijos estudien esta asignatura porque consideran que:

  1. El Estado se inmiscuye en la educación moral de los estudiantes.
  2. No salen por ninguna parte los conceptos “verdad” y “bien”.
  3. Se ignora la existencia de dios –ellos lo escriben con mayúscula, claro–.
  4. Impone la ideología de género, vamos, que habla demasiado de las nuevas familias.
  5. Abusa de las emociones y los afectos –cosa que no entiendo– y añaden que se fomenta la renuncia al esfuerzo personal.
  6. A los profesores se les deja en mal lugar porque se minimiza su autoridad en el aula.
  7. La evaluación responderá al comportamiento de los estudiantes.
  8. Se discrimina a la asignatura de religión.
  9. Vuelve a hablar de contenidos impartidos en otras asignaturas.
  10. Reduce la carga lectiva de otras asignaturas, más importantes.

Argumentos tomados de la lista de PROFESIONALES PARA LA ÉTICA, contrarios también a la asignatura.
Algunos de estos puntos no los entiendo, sinceramente, pero tampoco voy a ilustrarme más porque con los que entiende esta mente mórbida y calenturienta que, curiosamente, dios me ha dado, pues me apaño.

  1. Yo espero de un estado / Estado moderno y adaptado a nuestro tiempo que sí fomente ciertos valores morales, como el respeto al prójimo, la igualdad de las personas y demás –todo esto está incluido en los derechos fundamentales del hombre– y también espero que la escuela me apoye en la labor de comerles el coco a mis hijos y educarlos para que, cuando sean adultos, respeten a los demás y exijan ser respetados.
  2. Los conceptos “verdad” y “bien” en materias humanas y sociales no existen, así de fácil. Puedo reconocer que dos más dos son cuatro es una verdad objetiva y científicamente comprobada y comprobable. Que la familia es un valor fundamental en la persona no es una verdad irrefutable.
  3. La existencia de dios, al no haber sido demostrada, no puede enseñarse en la escuela como verdad sino dentro de las asignaturas de cada religión, no sólo católica, y, en todo caso, en las asignaturas de historia y cultura.
  4. El hecho de que existan familias de varios tipos, formadas por un padre o una madre solos, por un padre y una madre o por dos padres y dos madres –y demás combinaciones que puedan ser beneficiosas para un niño– es innegable y, como tales, los niños deben aprender a respetarlas ya que no se ha demostrado científicamente que resulten dañinas socialmente.
  5. La asignatura de religión discrimina por partida doble: a los niños de familias agnósticas o ateas y a los de familias de otras confesiones.
  6. Los derechos humanos no se imparten en otras asignaturas y no encuentro argumentos por los que los niños no puedan o deban ser educados en el respeto a esos derechos.
  7. La carga lectiva de cada asignatura debe ser determinada por los técnicos, especialistas y por los pedagogos, no por los padres y las madres de los estudiantes de la misma manera que cuando estamos enfermos acudimos al médico y no al fontanero y para reparar un coche no lo llevamos al peluquero, sino al mecánico. A cada cual, lo suyo.

Por todo esto estoy a favor de la asignatura obligatoria y considero que la asignatura de religión debe ser optativa, ofreciendo la posibilidad a las familias de que sus hijos sean formados en los valores de sus respectivas religiones siempre que no contradigan los derechos humanos, como ocurre con la religión católica.
Y porque yo lo valgo, recuerdo lo que dice el capítulo octavo del evangelio de Juan: La verdad os hará libres.
He dicho.

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Comentarios

  1. Te cuento: hay una lucha interna -al menos en Castillaleón- entre jerarquía católica (@bispos, vamos) y religiosos dedicados a la enseñanza; esto últimos, tras estudiar el asunto, no ven ningún problema en la asignatura ni en los temarios, pero están recibiendo presiones (emails diarios) de la Conferencia Episcopal para que los vean. Movilizan a grupillos de padres más bien ultraderechosos y desencajados para que digan en los colegios que «quieren objetar», aunque no saben bien a qué, para susto y disgusto de much@s directores de colegios religiosos, que no ven al anticristo por ninguna parte (tengo a una monjita amiga mía alterada por saber que va a ser «cómplice del mal» por impartir la asignatura)
    En primera persona he visto situaciones bastante hilarantes sobre este tema, pero josmíos, estoy de va-ca-cio-nes y paso de la ciudadanía y de la madre que la parió hasta septiembre. He dicho.

  2. 😀

    Me imagino que estarás hasta los buebos de tanta educación para la ciudadanía. ¡A descansar!

    No conozco a nadie que imparta clases de religión ni de ética, y mucho menos a algún religioso, así que sólo puedo hablar de lo que leo en los periódicos y en la tele, pero da la impresión de que la iglesia en mayúscula y en minúscula verdaderamente está contra la asignatura. Me alegro mucho, no obstante, de que haya gente en la secta que no ve nada malo / extraño / irreverente.

  3. Sobre la dichosa asignatura creo que no tengo nada que añadir a lo dicho por Óscar, que ha sabido diseccionar bien el asunto de las protestas de la Iglesia y su rebaño de aborregados.
    Eso sí, yo no pondría la religión como optativa. Directamente, la echaría de las aulas. Si el Estado paga a la Conferencia Episcopal por culpa del maldito Concordato, los ingresos de Iglesia también sirven para sufragar las casas parroquiales y pagar a los catequistas.
    Tener que, encima, cargar con los salarios de los profesores de religión en las escuelas -son mis impuestos, a fin de cuentas, y yo no elijo dichas clases- supondría un doble adoctrinamiento (casa parroquial más colegio) en valores nada democráticos y un doble gasto para lo que es un Estado aconfesional.
    Y eso, se ponga Rouco como se ponga, es intolerable.

  4. Yo, en cualquier caso, la transformaría en una asignatura de enseñanza de historia y cultura de la religión en cuestión –al fin y al cabo la es un aspecto importante de nuestra historia, lamentablemente–, quizá «cristianismo», «islam», «judaísmo», «budismo», «hinduismo», «animismo» y demás –sé que me estoy dejando por el camino alguna que otra muy gorda– como filosofías, digamos, eso podría ser interesante como asignatura, pero a eso le veo varios problemas:

    1. Habría que ir con pies de plomo para que la persona que impartiera esta asignatura no incurriera en juicios.

    2. No sé hasta qué punto sería conveniente separarlo de la asignatura de filosofía –que debería ser obligatoria en la ESO, ya puestos– o de la de historia –a la que yo le asignaría más horas–.

    Y no se me ocurre un tercero.

    De todas formas, ¡cuántas veces se nos olvida que España es un país aconfesional!

  5. Sonia

    Oscar, lo has dicho todo tan clarito y tan bien, que no tengo nada mas que añadir, sin perder la compostura.

  6. Completamente de acuerdo con tus argumentos, Óscar. Pero es que además, respecto al primero (el de la educación moral), ocurre que el Estado siempre se va a inmiscuir en la educación moral, desde el momento en que educa. Porque la educación moral se lleva a cabo de forma explícita e implícita, y el que no quiera verlo, pobrecito, porque estará menos alerta. Y lo bueno de la educación moral explícita es que se puede controlar, analizar, modificar. La implícita, la que se realiza desde los resquicios que dejan todas, todas, todas las asignaturas, no.
    Así que ole por el Estado que se atreve a hacer explícita la educación moral que quiere ofrecer. Es un síntoma de aperturismo (como antónimo de oscurantismo), confianza, libertad y diálogo, que no es una panacea, pero casi.

  7. Has dado en el clavo, Kamala. Con mucha diferencia me parece más recomendable hacer explícita la perspectiva en la que se va a elaborar un plan de estudios porque se puede, como tú dices, valorar, discutir y modificar, al contrario de cuando, de manera solapada, se pretende comer el coco, como ha pasado toda la vida de dios.

  8. malayerba

    Bueno, se empieza por aquí y en dos días plantearán el tema éste del «diseño inteligente» y exigirán sacar a Darwin de los temarios.Y habrá quien lo encuentre perfectamente lógico y respetable, y en los diarios digitales los dementes habituales berrearán que es su derecho no aprender algo fundado y sí una teoría delirante.En fin, que así nos va.
    Y claro que el Estado se inmiscuye en la formación moral, siempre lo ha hecho, ¿o es que las campañas institucionales contra el maltrato no son también un asunto moral?¿A alguien en su sano juicio se le ocurre «objetar»?Como dice Kamala, ahí está el temario a la vista de todos;y eso de que fomenta la renuncia al esfuerzo personal, pues vaya, ahora se ha puesto de moda el lenguaje «sarkoziano», ¿en el país donde se le ríen las gracias a los concejales de urbanismo que nos roban pretendemos inculcar el amor al trabajo y el afán de superación a los críos, cuando saben que haciendo la belenesteban ganarán más dinero y tendrán más reconocimiento social que si investigan la cura para la tuberculosis?Lo que no hay es vergüenza, hombre.

  9. Sato. Lo que pasa es que en lo que respecta a las campañas contra la violencia doméstica mucha gente lo considera de sentido común, afortunadamente, aunque alguien habrá que todavía no, y lo de la dichosa asignatura, no, por alguna razón que todavía no alcanzo a entender. Al margen de la comedura de coco desde los púlpitos, que haberla hayla –durante el último funeral que fui se aseguró que los homosexuales y los alcohólicos no entrarán en el reino de los cielos porque son unos degenerados, así que lo dijo con todas sus letras–, lamentablemente. Y tenemos que soportar los berridos de ciertos grupos que todavía no se han dado cuenta de que los contenidos de la dichosa asignatura son, ni más ni menos, lo que consta en la carta de los derechos humanos, jatetú. Si supieran lo que piden, seguro que no lo harían.

  10. In I Go

    Creo que ya he opinado bastante sobre este tema.
    Totalmente de acuerdo, Oscar.

  11. In I Go

    Un artículo de una sacerdote acerca del tema, aparecido hoy en un diario del grupo Vocento: Ciudadanía, más que una asignatura.

  12. Gracias, In I Go por la referencia. Voy a ponerla ahora mismo como actualización. ¡Y es de Vocento!

  13. He leído el artículo y me ha dado la sensación de que está pasando lo mismo que aquí, pero con una asignatura tan crucial como la de la historia, fundamental en cualquier sistema educativo, absolutamente fundamental. ¿Cómo es que hasta ahora no era obligatoria?

  14. ¿Porque es enseñanza primaria (o básica)? Los estudiantes de octavo curso tienen que realizar unos exámenes (tipo selectividad) para saber cuál es la enseñanza más adecuada para ellos según su nivel. Ciencias Naturales, Geografía e Historia no son asignaturas obligatorias pero sí están incluidas en los exámenes de orientación. Es la propia escuela la que decide si sus estudiantes deben presentarse a esas pruebas o no (impartir la asignatura). Cuando pasan (a los 12 años) a un nivel superior entonces sí se encuentran con el tocho. Y al igual que en España, la enseñanza es obligatoria hasta los 16 años. Eso indica que estudian esas asignaturas durante 4 años. De todos modos lo más sorprendente es que no sepan quién era Guillermo I y sí el Duque de Alba. Me pregunto qué explicarán en las clases sobre él para que sea tan popular.
    De la historia de España se conoce mucho (no de su geografía puesto que España es una circunferencia y no un círculo), Torquemada, Hernán Cortes y Julio Iglesias.

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