ACTUALIZADO:
In I Go me ha pasado este artículo de EL CORREO DIGITAL, del grupo VOCENTO.
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Sé que vuelvo a abrir la caja de Pandora con este post, pero pido a todo el mundo calma y buenos alimentos.
Dicen en ABC –edición digital, es miércoles y son las ocho de la tarde, supongo que la noticia se irá actualizando– que un grupo de padres contra la asignatura de educación para la ciudadanía están recogiendo firmas para que se retire esta asignatura de los planes de estudio de la educación obligatoria. Resulta gracioso que una de las promotoras de este ajo, Victoria Llopis, diga que espera que Zapatero la reciba tal y como ha hecho con otras minorías. Ergo los que quieren retirar la asignatura son conscientes de que son una minoría. ¡Toma coherencia y lección de ciudadanía! Ojo, ya disponen de 7.500 firmas de padres y madres que pasan de que sus hijos estudien esta asignatura porque consideran que:
- El Estado se inmiscuye en la educación moral de los estudiantes.
- No salen por ninguna parte los conceptos “verdad” y “bien”.
- Se ignora la existencia de dios –ellos lo escriben con mayúscula, claro–.
- Impone la ideología de género, vamos, que habla demasiado de las nuevas familias.
- Abusa de las emociones y los afectos –cosa que no entiendo– y añaden que se fomenta la renuncia al esfuerzo personal.
- A los profesores se les deja en mal lugar porque se minimiza su autoridad en el aula.
- La evaluación responderá al comportamiento de los estudiantes.
- Se discrimina a la asignatura de religión.
- Vuelve a hablar de contenidos impartidos en otras asignaturas.
- Reduce la carga lectiva de otras asignaturas, más importantes.
Argumentos tomados de la lista de PROFESIONALES PARA LA ÉTICA, contrarios también a la asignatura.
Algunos de estos puntos no los entiendo, sinceramente, pero tampoco voy a ilustrarme más porque con los que entiende esta mente mórbida y calenturienta que, curiosamente, dios me ha dado, pues me apaño.
- Yo espero de un estado / Estado moderno y adaptado a nuestro tiempo que sí fomente ciertos valores morales, como el respeto al prójimo, la igualdad de las personas y demás –todo esto está incluido en los derechos fundamentales del hombre– y también espero que la escuela me apoye en la labor de comerles el coco a mis hijos y educarlos para que, cuando sean adultos, respeten a los demás y exijan ser respetados.
- Los conceptos “verdad” y “bien” en materias humanas y sociales no existen, así de fácil. Puedo reconocer que dos más dos son cuatro es una verdad objetiva y científicamente comprobada y comprobable. Que la familia es un valor fundamental en la persona no es una verdad irrefutable.
- La existencia de dios, al no haber sido demostrada, no puede enseñarse en la escuela como verdad sino dentro de las asignaturas de cada religión, no sólo católica, y, en todo caso, en las asignaturas de historia y cultura.
- El hecho de que existan familias de varios tipos, formadas por un padre o una madre solos, por un padre y una madre o por dos padres y dos madres –y demás combinaciones que puedan ser beneficiosas para un niño– es innegable y, como tales, los niños deben aprender a respetarlas ya que no se ha demostrado científicamente que resulten dañinas socialmente.
- La asignatura de religión discrimina por partida doble: a los niños de familias agnósticas o ateas y a los de familias de otras confesiones.
- Los derechos humanos no se imparten en otras asignaturas y no encuentro argumentos por los que los niños no puedan o deban ser educados en el respeto a esos derechos.
- La carga lectiva de cada asignatura debe ser determinada por los técnicos, especialistas y por los pedagogos, no por los padres y las madres de los estudiantes de la misma manera que cuando estamos enfermos acudimos al médico y no al fontanero y para reparar un coche no lo llevamos al peluquero, sino al mecánico. A cada cual, lo suyo.
Por todo esto estoy a favor de la asignatura obligatoria y considero que la asignatura de religión debe ser optativa, ofreciendo la posibilidad a las familias de que sus hijos sean formados en los valores de sus respectivas religiones siempre que no contradigan los derechos humanos, como ocurre con la religión católica.
Y porque yo lo valgo, recuerdo lo que dice el capítulo octavo del evangelio de Juan: La verdad os hará libres.
He dicho.
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