El chemsex y la adicción a las drogas en las relaciones sexuales

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La adicción a las drogas sexuales y el fenómeno del chemsex se están convirtiendo en problemas importantes en el área de la salud mental. El chemsex, una práctica que combina el uso de drogas y sesiones de sexo prolongado, es muy preocupante, especialmente entre maricones, no solo por los efectos en el organismo, sino por el impacto que tienen en la salud mental.

El chemsex implica el uso de sustancias como la metanfetamina, el GHB/GBL y la mefedrona para intensificar y prolongar las experiencias sexuales. Estas sustancias desinhiben a las personas, aumentar su deseo sexual y les permiten participar en maratones sexuales que pueden durar horas o incluso días. He dicho «uso» aunque debería ser «abuso». Nunca se «usan». Jamás deben usarse.

Uno de los efectos más habituales del chemsex es el aumento de los índices de ansiedad y depresión. Las personas que recurren a las drogas terminan desarrollando, en muchísimos casos, una dependencia psicológica que les lleva a ser incapaces para disfrutar del sexo sin estar colocados. Cuando entran en un ciclo de dependencia se intensifica la sintomatología ansiosa y depresiva sentimientos de ansiedad y depresión, agravando los problemas de salud mental preexistentes, muy habituales. Cuando digo «problemas psicológicos» no me refiero a cuadros con diagnósticos clínicos específicos, hablo también de cuestiones que pueden no estar resueltas, como la baja autoestima o una autoimagen negativa.

El uso prolongado de ciertas drogas, especialmente la metanfetamina, puede desencadenar episodios de psicosis y alucinaciones. Estos cuadros pueden ser muy perturbadores y afectar gravemente la salud mental del individuo. La psicosis inducida por drogas puede generar un estado de confusión y paranoia, que provoca un sufrimiento intenso y una desadaptación al entorno generalizada, tanto social como laboral como de cualquier otro tipo.

Además, el chemsex lleva con frecuencia al aislamiento social. La naturaleza clandestina y estigmatizada de esta práctica puede alejar a las personas de sus redes de apoyo social, aumentando las experiencias de soledad y, de rebote, empeorando aquellas cuestiones previas que han llevado a los consumidores a recurrir a las drogas. El aislamiento social no solo empeora los problemas de salud mental, sino que también dificulta el acceso a la ayuda y el apoyo necesarios.

El tratamiento de la adicción al chemsex requiere un enfoque integral y especializado, con intervenciones de tipo social, psicológico, psiquiátrico y médico. La terapia cognitivo-conductual es efectiva para ayudar a los individuos a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento relacionados con el uso de drogas y el sexo. Trabajar con un terapeuta especializado en adicciones puede ayudar a abordar las causas subyacentes de la dependencia y desarrollar estrategias de afrontamiento saludables. Claro que siempre es mejor cuando este tratamiento se realiza en coordinación con un equipo médico y con un entorno social de apoyo. Pero a ver quién es el guapo que sale del armario del chemsex.

La prevención requiere una combinación de educación y acceso a recursos. Informar a las personas sobre los riesgos asociados con esta práctica y promover el uso de protección pueden ayudar a reducir la incidencia de problemas de salud física y mental, como con cualquier otra droga. Proporcionar acceso a servicios de salud mental y programas de reducción de daños también es esencial para apoyar a quienes luchan con esta adicción. Y, sobre todo, la educación. Educación respecto a las drogas, educación emocional, educación sobre el porno, sobre el sexo (consentido)… y podríamos continuar con una larga lista. ¿Quién iba a decir que la educación es una de las claves?

La adicción a las drogas sexuales y el chemsex es un problem grave que requiere, de nuevo, una respuesta multidisciplinar. Pero también requiere políticas educativas que requieren inversión. Dinero. Hace falta más dinero para los colegios, para los institutos. Nunca se invierte demasiado en eso.

Educación, educación, educación.

Referencias

Stuart, D. (2019). Chemsex: Problemas y soluciones. Journal of Sexual Medicine.

Bourne, A., Reid, D., Hickson, F., Torres-Rueda, S., & Weatherburn, P. (2015). Chemsex y salud mental en hombres que tienen sexo con hombres: Un estudio cualitativo. BMJ Open.

McCall, H., Adams, N., Mason, D., & Willis, J. (2015). El impacto del chemsex en la salud mental y física: Una revisión sistemática. International Journal of Drug Policy.

Halkitis, P. N., Parsons, J. T., & Stirratt, M. J. (2001). Uso de drogas recreativas y riesgos sexuales en hombres homosexuales y bisexuales: Una revisión de la literatura. Journal of Gay & Lesbian Social Services.

Weatherburn, P., Hickson, F., Reid, D., Torres-Rueda, S., & Bourne, A. (2017). El chemsex y su relación con el bienestar emocional en hombres que tienen sexo con hombres en Londres. Journal of Public Health.