El Senado aprobó ayer el proyecto de ley de Libro, que salió adelante con el voto de todos los senadores excepto los de Esquerra Republicana e Izquierda Unida. Este proyecto quiere dar libertad al precio de los libros de texto y unificar el del resto. También se van a invertir 431 millones de euros, que no es poco, para mejorar los fondos de las bibliotecas públicas y promocionar en ellas a los autores españoles. Teniendo en cuenta que España es el tercer país del mundo en cuanto a producción y edición de libros, gracias a la exportación de volúmenes a América Latina, no deja de ser una noticia importante, aunque los periódicos pasen del tema.
Los libros de texto
En primer lugar, si el Estado garantiza la educación obligatoria y gratuita para todos los ciudadanos, no he entendido jamás por qué hay que pagar semejantes barbaridades por los libros de texto. Sé que la venta de estos productos es importante para muchos comercios que se mantienen gracias a las campañas de inicio del curso y que cualquier cambio en los precios tiene una gran importancia para las economías domésticas de todas las familias que tienen estos negocios. Pero también hay que tener en cuenta a las familias que pagan por ellos, que son más. Para más inri, la vicepresidenta ha dicho que estas familias son las que más se beneficiarán de la libertad de precios, lo que me toca las naricillas teniendo en cuenta que en teoría, en teoría, el partido que gobierna tiene la palabra socialista en su nombre y eso de que hablen de los beneficios de la libertad de precios me suena raro. Soy consciente del gasto que supondría para todos el que estos libros fueran gratuitos o que tuvieran un precio simbólico, como el de los medicamentos para los tratamientos de larga duración. Para mí sí es una preferencia.
Los demás precios
La estandarización de los otros precios es algo de lo que no se informa en las noticias de los diarios, y eso que creo que es más importante todavía por la cantidad de millones que moverá la industria. Me he puesto a buscar en Google el texto completo del proyecto de ley me han entrado los sopores de la muerte de puro vago. La ley dice en el artículo 8 que:
1. Toda persona que edita, importa o reimporta libros está obligada a establecer un precio fijo de venta al público o de transacción al consumidor final de los libros que se editen, importen o reimporten, todo ello con independencia del lugar en que se realice la venta o del procedimiento u operador económico a través del cuál se efectúa la transacción.
Con el fin de garantizar una adecuada información el editor o importador quedará asimismo obligado a indicar en los libros por él editados o importados el precio fijo, de acuerdo con las modalidades que reglamentariamente se determinen.
[…]
3. El precio de venta al público podrá oscilar entre el 95 por 100 y el 100 por 100 del precio fijo.
Lo que quiere decir que cuando compremos un libro llevará impreso el precio y que el librero podrá aplicar hasta un 5% de descuento sobre la cantidad que venga marcada. La consecuencia obvia pero importante es que lo compres donde lo compres, un libro costará lo mismo. Así que si sale a un precio de 12 €, lo encontrarás por ahí hasta por 11,40 €, no por menos. No sé acabo de decidirme si esto es bueno o es malo. Para los libreros digo yo que no está mal porque así se evitan la competencia de cadenas como FNAC. Para los compradores, no estoy seguro. Si los precios no los controla el Ministerio, no sé yo si al final las grandes editoriales podrán subir los precios a discreción. Pero como yo de economía no tengo ni pajotera idea, puede que esté metiendo la pata, oigusté.
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