Acabo de realizar el pago de un impuesto por internet. Que dios o quien sea nos asista. Me están temblando las piernas. Y eso que no me he puesto a pensar. Porque si la Administración es la monda, por internet no te quiero ni contar. Sospechosamente he llegado al final del proceso sin problemas de ningún tipo, he imprimido mi recibo sin dificultad y he confirmado que la orden de pago se ha realizado. Ahora falta cruzar los dedos y encomendarme a la virgencita de la teta al hombro o la que sea patrona de los trámites administrativos. Eso sí, si la Administración Electrónica funciona, o como se llame, con mayúsculas o sin ellas, me daré con un canto en los dientes públicamente, pero no muy fuerte, que me han costado una pasta.
Y hablando del cibermercado. ¿Qué tal os ha ido con Amazon? Alucina con los precios de algunos libros: The Time Machine, de Wells, edición en inglés, 3,95 $. Os pongo el enlace arriba. Y digo yo que si está la tienda iTunes, que he podido comprobar que funciona a las mil maravillas, ¿habrá también tiendas de libros on-line donde te puedas descargar el libro previo pago en un formato universal? Sé que Microsoft tiene una tienda –o tenía, ya no sé, sabéis que me divorcié de esta empresa tiempo atrás– y que te ofrecía libros en formato .LIT, los que solamente puedes leer con sus programas. Las editoriales “normales” –he dudado con las comillas–, ¿también ofrecen servicios de este tipo? Supongo que con los libros electrónicos nos ahorraríamos una pasta y sería inmediata la compra, la descarga y la lectura. Que estás con insomnio, te conectas a internet, te compras una novela y te la lees en ese mismo momento.
Durante un tiempo estuve usando una PALM para poder leer, que todo el mundo decía «pero ¿cómo puedes leer con eso?, ¿no te molesta?, ¿puedes leer bien?», pues no, mirusté, es la mar de cómodo. Claro que la inversión inicial no es moco de pavo, que no son baratitas, pero merece la pena: te instalas el libro, le ajustas el tamaño de la letra, le das a la opción de pasar las páginas automáticamente y a disfrutar se ha dicho, que pesa bastante menos que cualquier novela de 150 páginas en adelante y no tienes que mover un dedo. Sólamente falta enchufarse a una sonda para no tener que acudir al baño y cascarse un sombrero à la Homer Simpson con dos compartimentos: el de la coca-cola –o lo que ustedes tengan a bien consumir cuando están concentrados– y el del dispensador de palomitas, cacahuetes y demás. Respecto a la pasta, si lees habitualmente, la has amortizado a los tres o cuatro meses –calcúlense unos 18 € por libro–, o incluso más rápido, depende de la velocidad de cada cual, por aquello de «un libro la año no hace daño, pero es costumbre más sana, un libro a la semana».
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