Grindr y la hostilidad digital

En los últimos días, el nivel de hostilidad y violencia que he visto en Grindr me ha puesto los pelos de punta. Esta peña carece de las más básicas normas de respeto, y me lo tomo a risa porque soy un ser de luz y estoy por encima de todo eso. Me han insultado, me han hecho comentarios despectivos y me han tratado con agresividad cuando simplemente he dicho que no. Como es la norma, me ha escrito gente más joven que yo, aún por madurar, con una arrogancia que viene de todas sus inseguridades y de una falta de autoestima flipantes. Parece que algunos usan la plataforma como un medio para descargar su frustración y proyectar sus problemas en los demás. En momentos como éste, además, me falta una traducción decente para «entitlement». Sabéis a qué me refiero.

Grindr, en lugar de fomentar conexiones genuinas, aunque sea para follar, se ha convertido en un espacio donde la hostilidad es la norma y el respeto brilla por su ausencia. «Digital Intimacies: How Grindr Shapes Identity and Interactions Among Gay Men» reveló que el 70% de la gente que usa este tipo de apps experimentan algún tipo de acoso, agresión verbal o cualquier otro comportamiento abusivo. Este dato refleja una realidad preocupante que algunos sufrimos, por lo que sea.

La comunicación digital parece distorsionar nuestras interacciones y deshumanizarnos. La falta de contacto cara a cara facilita que las personas se sientan menos responsables de sus palabras y de sus acciones. Es una triste que una plataforma diseñada para conectar a personas (y ganar dinero) termine alienándolas y fomentando un ambiente tóxico. La juventud que me contacta, aún por caerse del árbol, tiende a reproducir patrones de conducta que reflejan sus propias inseguridades y miedos. En vez de buscar apoyo y comprensión, muchos optan por atacar y menospreciar, quizá como un mecanismo de defensa o simplemente por la impunidad que les ofrece el anonimato.

La clave está en reconocer estos comportamientos y no dejar que nos afecten. Mantener una actitud positiva y recordar que la hostilidad de otros no define nuestro valor. Entender que detrás de cada comentario hiriente hay una historia y un contexto que, aunque no justifique, al menos explica el porqué de ciertas actitudes. Sin embargo, no debemos tolerar el abuso y es esencial reportar y bloquear a quienes perpetúan este ciclo de negatividad. En última instancia, nuestra salud mental y bienestar están por encima de cualquier interacción en una aplicación de citas.

Comentarios

Una respuesta a «Grindr y la hostilidad digital»

  1. […] propósito de lo de ayer, elaboro como he dicho por otro […]