Hoy ha sido un día muy largo en el trabajo. Me han recogido a las 6:30 de la mañana y he llegado a las 7:00. A partir de ahí todo ha sido un no parar de reuniones en las que no he podido hacer nada más que recoger información y escribir una lista muy larga de tareas que tengo que completar. Me he puesto a las 11:15 a trabajar y a las 11:30 he tenido que parar para el almuerzo (o sea, la comida, sí a las 11:30). He parado porque después de haber estado tanto tiempo fuera, la gente tiene que verme allí. Tengo la teoría de que sólo conque me vean, la mitad de la histeria generalizada que se ha apoderado de la institución se disolverá a la mitad. He comprobado que la mitad de mi trabajo es socializar, apoyar y evaluar el trabajo de los demás, más que ponerme yo a hacer algo concreto.

¿Quién me iba a decir esto cuando cambié de trabajo?

Echo de menos dar clases. Lo echo mucho de menos. Muchísimo.