Pues oiga, qué buena está la cena japonesa, tú. La témpura de verduras estaba para chuparse los dedos –y no me quiero ni preguntar de dónde habrán sacado calabazas en pleno junio–, los minirrollos de verduras, de rechupete –¿de verdad son japoneses los rollos esos?–, y el arroz, tan suelto que era misión imposible comérselo con los palillos. Por razones que no vienen al caso he tenido la oportunidad de unos años a esta parte a conocer la comida japonesa a fondo y, oye, ¡qué primor de platos!
Es cierto que está de moda y todo el mundo se pirra por el sushi, cuando hace poco se pensaba que lo del pescado crudo era una gorrinada –y a mí me lo sigue pareciendo, conste–: sin embargo, ir a un restaurante japonés hoy día no es nada del otro mundo, mientras que hace un par de años sí era algo poco habitual, por lo menos en Valencia, de hecho creo que había sólo uno, regentado por chinos, pero ¡qué bien lo hacen! ((Valencianos: Restaurante Sakura, San Francisco de Borja 7, de aspecto no es muy refinado, conste.)) También se han puesto de moda los restaurantes que llaman Wok, no sé si es una cadena –porque tampoco me he fijado en los letreros– o es que se ha extendido la palabra a todos aquellos locales que tienen un bufé libre de ingredientes y luego pasas por un mostrador donde, para admiración y pasmo de la clientela y con todo el aparato de golpes, rapideces, llamaradas y sudores del cocinero, te ponen un plato que en un restaurante chino te parecería de lo más ordinario y que ahí te lo comes tan ricamente porque lo han hecho delante de ti. Eso sí, cuantas más gambas, mejor, que van caras y un atracón de marisco parece que deja satisfecho a más de uno. Y aquí es donde viene la frase de mi amigo J., al que mencioné hace poco por aquí y que es medio sabio: «un reventón siempre es un reventón», y no hablo del de las ruedas, sino el del de estómago, el que sucede al hambre troglodita en restaurantes de por X dinero te pones las botas, aunque la comida sepa a rayos. Me he ido del tema, como siempre.
Digo yo que la comida oriental –y lo que no es comida también– se ha puesto de moda. Quizá dentro de diez años hagan furor los platos rusos, o los sudafricanos, quién sabe. Teniendo en cuenta que la primera vez que pruebas el sushi es una experiencia que no deja indiferente a ninguno, que el tofu, por mucho que me cuenten, no sabe a nada –y certifico que tengo bastante paladar– y que tiende a ser caro, creo que hay mucha tontería, como en cualquier moda. No digo que no haya muchísima gente que, gracias a que ahora está muy bien vista esta cocina, pueda disfrutar genuinamente de los platos, sin ir más lejos yo mismo –aunque reniego del sushi de pescado, conste, que me resulta excesivo–, pero sospecho que también hay mucho bla bla, como dirían los alemanes.
¿Qué impresión tuvisteis la primera vez que probasteis el sushi? ¿Cuándo fue la última vez que comisteis en un restaurante japonés? Y la última, ¿conocéis a algún forofísimo del sushi que podría serlo del arenque en nata de reno o de los pulpos vivitos y coleando (o tentaculando) si se pusiera de moda?
Para buena colección de recetas orientales, mirad aquí.
Termino off-topic. Si hay una cosa que me deja flipadísimo es el ikebana.
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