Quien miente por miedo a no enfrentarse a una conversación que no quieren tener, que les da vergüenza o que les puede dejar en evidencia debería madurar y pensar en las consecuencias de las mentiras. Cuando mientes a una persona a la que dices que quieres, haces un daño irreparable en la autoestima y en el futuro de esa persona. Por la próxima vez, esa persona no va a creer a quien, muy probablemente, esté diciendo la verdad.

Quien miente y a la vez dice «te quiero», sea esto último verdad o no, es inmadura, infantil y, quizá, un poco mala persona.