La violencia contra los de abajo

Según Kimmel, el origen de la violencia sistémica se encuentra en la asunción de que los individuos que están por “debajo” no gozan de los derechos de los de “arriba”. Si los de “abajo” se comportan de manera inapropiada, e. d., si dan a entender que pueden o quieren ascender, los de arriba están legitimados para mantener el statu quo.

Así, por ejemplo, con quien la llevan tomando los racistas blancos del sur durante generaciones no es con los negros a secas. Eran los negros ‘arrogantes’ que usaban tenerse por iguales a los blancos, que ‘no sabían cuál era su lugar’, que se atrevían a pensar que podían sentarse donde quisieran, comer donde les viniera en gana, usar los mismos aseos o beber de las mismas fuentes. Eran los engreídos muchachos y hombres negros, que usaban intercambiar palabras con una chica blanca como si tuvieran derecho a ello. Escenas de igualdad tan simbólicas como estas eran consideradas una humillación para los blancos, que tenían derecho a sentirse superiores y veían cuestionado su honor. La violencia racista expresaba esa superioridad agraviada.

Kimmel, M. (2019). Hombres blancos cabreados. Valencia: Barlin Libros, p. 271.