
English is one of the very few Germanic languages that preserve the Germanic th-sound. For example, three is drei in German, trije in Frisian, and tre in Swedish. These languages used to have this th-sound as well, but they lost it long ago.
English is one of the very few Germanic languages that preserve the Germanic th-sound. For example, three is drei in German, trije in Frisian, and tre in Swedish. These languages used to have this th-sound as well, but they lost it long ago.
Me acabo de leer «Markante Forældre», de Rikke Yde Tordrup, que rata sobre la importancia de la participación activa de los padres en la vida escolar de sus hijos y cómo gestionar la situaciones de esas familias que están continuamente quejándose en las escuelas. No para de mencionar la teoría del desarrollo de David Stern, que centra su atención en cómo se produce este proceso a partir de las primeras interacciones del bebé con su entorno y cómo se construye el sentido del yo mismo a través de estas relaciones. En este artículo, voy a explorar ideas más importante de su enfoque, conocido habitualmente como «intersubjetivo».
Para Stern, el desarrollo del sentido del yo en los niños no es un proceso lineal ni jerárquico. Dice que desde los primeros meses de vida, los niños son capaces de formar diferentes «sentidos del yo», que se desarrollan en paralelo. Estos sentidos son las bases para la construcción de la identidad, la autonomía y las relaciones interpersonales.
Stern distingue entre varios tipos de yo que surgen en etapas distintas del desarrollo:
Uno de los aspectos más innovadores de la teoría de Stern es su enfoque en la intersubjetividad, que hace referencia a la capacidad de compartir experiencias subjetivas con otras personas. Stern sostiene que, desde muy temprano, los bebés buscan la sincronía emocional con sus cuidadores, lo que les permite construir un sentido de conexión interpersonal. Este proceso no es solo crucial para el desarrollo del yo, sino también para la creación de lazos afectivos y sociales duraderos.
La intersubjetividad se manifiesta, por ejemplo, en el «ajuste afectivo» entre madre e hijo. Si la madre es capaz de sintonizarse con las necesidades emocionales del bebé —respondendo a su llanto o interactuando de manera juguetona cuando este lo solicita—, se crea una base sólida para el desarrollo emocional y social. Stern enfatiza que estas primeras experiencias de sintonía son esenciales para el bienestar emocional futuro del niño.
La visión de Stern ha sido especialmente influyente en áreas como la psicología del apego, la psicoterapia infantil y el estudio de las relaciones tempranas. Hoy en día, su enfoque se utiliza para comprender no sólo las relaciones madre-hijo, sino también para analizar problemas de desarrollo como los trastornos del espectro autista o las dificultades en la regulación emocional.
Además, el enfoque de Stern ha sido relevante para aquellos que trabajan en la intervención temprana, ya que subraya la importancia de un entorno social y afectivo adecuado en los primeros años de vida. Comprender que el desarrollo del yo se construye a través de la interacción a las maestras y los maestros, y de ahí la razón por la que este asunto me interesa tanto, centrarse en el fortalecimiento de las relaciones interpersonales como una forma de fomentar el bienestar infantil.
David Stern nos ofrece una perspectiva rica y compleja sobre el desarrollo infantil, que va más allá de las visiones tradicionales. Su énfasis en la intersubjetividad y la construcción del yo a través de la interacción con el entorno resalta la importancia de las relaciones humanas en los primeros años de vida. Comprender cómo se forman y evolucionan estos primeros lazos nos proporciona una valiosa comprensión del desarrollo humano en su totalidad.
Bibliografía
Fonagy, P., Gergely, G., Jurist, E., & Target, M. (2002). Affect Regulation, Mentalization, and the Development of the Self. Other Press.
Schore, A. N. (2001). Effects of a Secure Attachment Relationship on Right Brain Development, Affect Regulation, and Infant Mental Health. Infant Mental Health Journal, 22(1-2), 7-66.
Stern, D. N. (1985). The Interpersonal World of the Infant: A View from Psychoanalysis and Developmental Psychology. Basic Books.
Trevarthen, C. (2005). “Action and Emotion in Development of the Human Self, its Sociability, and Cultural Intelligence: Why Infants Have Feelings Like Ours.” En Emotion in Early Development, editado por J. Nadel y D. Muir. Oxford University Press.
Parece que es imposible vivir sin WhatsApp. Esta aplicación se ha convertido en una herramienta esencial para mantenerse en contacto con tu gente y para interactuar en casi todos los contextos. Sin embargo, algunas personas optan por no utilizarla, ya sea por preocupaciones sobre la privacidad, la necesidad de desconectar o simplemente por preferir otras formas de comunicación.
¿Es posible vivir sin WhatsApp? La respuesta es sí. No hemos tenido WhatsApp hasta hace nada. De hecho, hacerlo puede traer importantes beneficios para nuestro bienestar. O eso dicen. Aunque la mensajería instantánea facilita la comunicación, también puede generar una dependencia que afecta nuestra capacidad para desconectar y vivir el presente.
La desintoxicación digital se presenta como una alternativa aterradora pero posible para quienes sienten que la mensajería instantánea ha invadido su vida diaria. Vivir sin estas aplicaciones puede parecer radical, pero mucha gente, al reducir el uso de estos servicios, no solo recuperan tiempo, sino también la paz mental. La constante necesidad de responder de inmediato, el estrés por las notificaciones incesantes y la presión de estar siempre disponibles son factores que pueden afectar negativamente la salud mental.
Dar un paso atrás y repensar cómo nos comunicamos puede ser el primer paso hacia una vida más equilibrada. Hay quienes optan por eliminar las aplicaciones de mensajería de sus dispositivos móviles y limitar la comunicación a correos electrónicos, llamadas telefónicas o encuentros presenciales. Estas alternativas, aunque más lentas, nos permiten reconectar con una forma de comunicación más pausada, dándonos tiempo para reflexionar antes de responder y evitando la inmediatez que puede resultar abrumadora.
Una vida sin mensajería instantánea puede fomentar también interacciones más profundas y conscientes. En lugar de estar atrapados en conversaciones superficiales o múltiples chats a la vez, nos centramos más en las conversaciones cara a cara o en los momentos de soledad, que pueden ser igual de necesarios. La clave está en encontrar un equilibrio, donde la tecnología no sea una fuente constante de estrés, sino una herramienta al servicio de nuestra vida.
La desintoxicación de la mensajería instantánea no solo es posible, sino recomendable. Volver a una comunicación más simple y menos inmediata puede ayudarnos a reducir el ruido digital, mejorar nuestra salud mental y recuperar el control sobre nuestro tiempo.
Sigue leyendo:
Carr, N. (2011). Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Editorial Taurus. – Este libro profundiza en cómo el uso constante de la tecnología, incluida la mensajería instantánea, afecta nuestra capacidad de concentración y reflexión.
Newport, C. (2019). Minimalismo digital: en defensa de la atención en un mundo ruidoso. Editorial Paidós. – Newport explora el impacto de la sobrecarga digital y cómo desintoxicarse del uso excesivo de la tecnología, incluyendo la mensajería instantánea.
Turkle, S. (2017). En defensa de la conversación: el poder de la conversación en la era digital. Editorial Ático de los Libros. – Un análisis de cómo las conversaciones cara a cara son fundamentales para el bienestar humano en contraste con las interacciones digitales.
Esta noche, Israel ha invadido el Líbano. Estados Unidos ya ha advertido a Irán que no haga nada, que tendrá consecuencias. Lo de siempre: Israel es el agresor genocida, Estados Unidos lo defiende, Europa no dice nada e Irán se pone a bramar, pero no hará nada. El mismo teatro de siempre.
Porque es una cuestión de poder y dinero. Que Israel continúe las agresiones incrementa el gasto de material militar y a nadie le conviene dejar de ingresar esas perrillas que les vienen bien a todos, incluso a Alemania. ¿A quién coño le interesa la población? ¿Los procesos de paz? A nadie, es como la obra de teatro de navidad del colegio de los niños: a nadie le apetece, pero todos le damos mucha importancia. Una vez estamos allí, queremos salir corriendo. Cuando termina, todo el mundo está aliviado y esperando a la próxima. El año que viene. Pues esto es igual.
Es deprimente. Haces una búsqueda de la bandera del Líbano enlace os bancos de imágenes gratuitos (los que uso para poner las imágenes aquí). A partir de la tercera línea, las banderas que aparecen son las de Estados Unidos y, guess what, Israel.
Que juzguen al asesino Netanyahu ya.
Los informativos de Danmarks Radio son mejores que los de TVE, diría yo. Pero claro, con dinero todo funciona mejor, siempre. Si TVE tuviera la financiación que tiene la DR, otro gallo les cantaría.
Por las mañanas, mientras me preparo para salir y desayuno, me pongo las noticias. Hace un rato estaban entrevistando a un experto danés en Oriente Medio. La periodista le ha preguntado que por qué la sociedad israelí está tan militarizada. La respuesta ha sido: Israel está en perpetua lucha por su existencia.
Efectivamente. Si no se hubiera creado, eso para empezar, la población no tendría que estar luchando por su existencia. Es decir: están utilizando una narrativa que justifica la agresión basándose en una premisa equivocada: que tienen derecho a ocupar esos territorios. No, no lo tiene, pero el sionismo que nos ha calado hasta el tuétano, nos ha convencido de que es así.
Originally it was norange borrowed from the Spanish naranja. But at some point some unknom creative speaker must have reanalyzed a norange as an orange. Though the speaker’s and hearer’s analyses specify identical sounds for that particular phrase, anorange, once the hearer uses the rest of grammar creatively, the change becomes audible, as in those oranges rather than those noranges.
Steven Pinker
El lenguaje es un ente vivo que evoluciona constantemente, y uno de los fenómenos más interesantes que contribuyen a esta evolución es el reanálisis lingüístico. Este proceso ocurre cuando los hablantes reinterpretan una palabra o frase de manera diferente a su forma original. Es lo que ocurre en el ejemplo de arriba.
Un ejemplo clásico en español es el origen de la palabra algodón. Esta palabra proviene del árabe al-qutun, donde al- es un artículo definido. Sin embargo, cuando el término fue adoptado por los hablantes del español, se produjo un reanálisis y el artículo árabe se fusionó con la palabra, creando el término actual. En inglés, la palabra cotton tiene el mismo origen etimológico, pero no se incorporó el artículo. Este mismo proceso ocurre en muchísimas palabras que comenzaron con el artículo al- en árabe, como albahaca (de al-habaqa) y almohada (de al-mujadda). El castellano, de forma rutinaria, reanalizó estas palabras con el artículo incorporado.
Hablando del artículo en combinación con el género, nos encontramos con palabras como el azúcar o el agua. Aunque ambos son sustantivos femeninos, el uso del artículo masculino el se debe a razones fonéticas, pero este uso ha llevado a que algunas personas piensen erróneamente que estos sustantivos son masculinos. No es este agua, sino esta agua. De nuevo, el fenómeno del reanálisis está presente, pero esta vez en la estructura gramatical.
El reanálisis también puede llevarse a cabo en expresiones comunes. Un ejemplo coloquial es la nalga, que es la reinterpretación popular de las nalgas en singular. Este uso ocurre en algunos contextos informales, donde los hablantes reinterpretan el sustantivo plural como si fuera singular, cambiando su estructura original. También tenemos compuestos: a palabra enhorabuena proviene de la frase antigua en hora buena, que significaba “en un buen momento” o “en una hora propicia”. Con el tiempo se interpretó la frase como una única palabra, cambiando su estructura original.
El reanálisis es un motor importante de la evolución de las lenguas que permite que éstas se transformen y se adapten a las nuevas formas de comunicación. Puede comenzar con una confusión o malentendido, sus efectos pueden ser duraderos, influyendo en el vocabulario y la gramática de una lengua.
Pinker dice que no son guays, pero a mí estas cosas me súper flipan. Y, bueno, él dice que no pero bien que le dedica páginas y páginas en su obra. Para no interesarle sí que le dedica tiempo, oye.
El Guardian ha publicado 19 consejos para para tener relaciones de cualquier tipo más sanas.
Avoid fighting over who is right or wrong
“I’ve been doing this for almost 40 years,” says Marshall, “and I can’t tell you how many times I’ve listened to people having an ‘I’m right and you’re wrong’ argument”. Nobody has ever solved anything this way, he says. “All that happens is somebody will throw something else in, or they’ll find an example of the one time the other person was wrong. And we just go round and round in circles. However much you believe that your views are right, your partner believes just as much that their beliefs are right, too. You need to understand the position of each other better; then you can both soften and a third way will emerge. ‘I’m right, you’re wrong’ battles destroy relationships.”
Comprender por qué las lenguas cambian es fundamental para entender cómo los seres humanos nos comunicamos, evolucionamos culturalmente y nos adaptamos a las nuevas realidades sociales y tecnológicas. El estudio de la lingüística histórica no solo explica e ilustra nuestro pasado o los contactos entre diferentes civilizaciones, sino que también nos ayuda a entender cómo nuestro cerebro procesa, crea y modifica el lenguaje. Saber por qué cambian las lenguas nos permite apreciar la riqueza y diversidad cultural de las sociedades humanas y arroja luz sobre el funcionamiento interno de nuestra cognición y nuestra capacidad para innovar.
Las lenguas evolucionan porque son sistemas dinámicos. A diferencia de otros sistemas artificiales, las lenguas están vivas en tanto que son utilizadas por personas reales en contextos cambiantes. Además, siguen un ciclo parecido a la de los seres vivos: nacen, crecen, se reproducen y mueren. Los seres humanos modificamos el lenguaje para adaptarlo a nuestras necesidades y a las situaciones sociales a las que nos enfrentamos. Esta flexibilidad innata hace que las lenguas sean maleables y estén en constante transformación.
Para responder a esta pregunta es fundamental comprender la relación entre la evolución del lenguaje y los cambios culturales. A medida que las sociedades se desarrollan, el vocabulario y las estructuras lingüísticas cambian para reflejar nuevos conocimientos y tecnologías. Este proceso es evidente en la cantidad de palabras que incorporamos de otros idiomas o creamos para designar nuevos conceptos. Las lenguas evolucionan porque deben adaptarse al avance de la civilización humana. Quitando la Iglesia Católica, que no es que esté muy adaptada a los tiempos que corren, ¿quién utilizaría el latín para comunicarse en la actualidad? Sí, ya sé que algún degenerado hay por ahí, pero tampoco hay muchos.
Un ejemplo: las lenguas que han sido «resucitadas», como el hebreo, pasaron por una fase de elaboración profunda de su vocabulario para poder designar realidades que no existían cuando dejó de hablarse. Por lo que tengo entendido, la muerte del hebreo se gestó durante el tiempo Imperio Neo-Babilónico en el siglo VI aC, cuando una gran parte de la población que hablaba esta lengua fue exiliada a Babilonia y se vio forzada a adoptar el arameo. Tras el regreso del exilio, ésta se convirtió en la lengua principal de muchas poblaciones judías, al mismo tiempo que el griego empezaba a destacar como lengua vehicular y de conocimiento. El hebreo se siguió utilizando en algunos contextos, especialmente religiosos, hasta que fue reemplazado por el arameo hacia el siglo III. Se estima que dejó de hablarse definitivamente unos cien años después.
A finales del siglo XIX, Eliezer Ben-Yehuda impulsó su renacimiento como lengua hablada y paralelamente a la explosión del sionismo en Palestina. Hubo que modernizar el léxico hebreo, incorporando neologismos y préstamos de idiomas europeos. En 1948 fue reconocida como lengua oficial del Estado de Israel, donde es la lengua más hablada hoy en día. Es una lengua que ha cambiado muchísimo respecto al hebreo del siglo tercero, por razones obvias, y aunque toma la base de ésta, los hablantes del hebreo moderno son incapaces de entender el hebreo bíblico. Vamos, lo mismo que nos pasa a nosotros cuando leemos el latín.
Pero es que además de estas razones históricas y culturales, no hay que olvidarse del aspecto «biológico» de la evolución lingüística. Pinker, por ejemplo, dice que los seres humanos tenemos un instinto innato para el lenguaje, pero que este instinto no es totalmente rígido, sino que cambia y se adapta al entorno, como otras especies animales. Según este autor, la capacidad de aprender y modificar una lengua está profundamente arraigada en nuestro cerebro. El hecho de que los niños aprendan lenguas de manera natural y sean capaces de innovar dentro de ellas demuestra la naturaleza adaptable de nuestro sistema cognitivo. Esta capacidad de modificar y moldear el lenguaje se traduce en su evolución constante.
Un aspecto menos obvio, pero igualmente importante, es el papel del azar, como en las mutaciones que se observan en los seres biológicos. Las lenguas no siempre cambian de manera ordenada o predecible. Hay veces en que son los factores aleatorios, como la simplificación de palabras o frases, una mala comprensión o una utilización errónea de algunos términos, o incluso las diferencias en la pronunciación, los que contribuyen a su evolución. Como la «cocreta», «ojalá» o «trabajar», de la palabra latina tripaliāre, que significaba «torturar». Con el tiempo, estas variaciones acumuladas se perpetúan porque resultan útiles o simplifican las enunciaciones y terminan transformando profundamente el sistema lingüístico.
Además, la diversidad de lenguas en el mundo y su evolución no es más que es el resultado de la adaptación de los grupos humanos a diferentes entornos y circunstancias sociales. Así como las especies animales se diversifican a lo largo del tiempo, las lenguas también lo hacen para ajustarse mejor a las necesidades de las comunidades que las hablan. Por ejemplo, cuando dos o más lenguas entran en contacto, se intercambian palabras y estructuras gramaticales que añaden matices o complementan los recursos presentes en la lengua que toma prestados estos elementos. Los hablantes adoptamos términos que les resultan útiles de otras lenguas y eso termina por enriquecer y transformar con el tiempo nuestra comunicación.
La evolución de las lenguas es un fenómeno natural que responde a factores culturales, psicológicos, biológicos y hasta cambios generados por el azar. El lenguaje no es un código fijo, sino un organismo vivo que refleja la capacidad humana de adaptación y cambio. Entender cómo y por qué las lenguas evolucionan nos ayuda a comprender mejor la naturaleza humana y su relación con la comunicación. La lengua que hablamos ahora no es la misma que hace 20 años. Hay palabras, expresiones y fenómenos gramaticales que son imparables, nos guste o no. Es totalmente inútil resistirse al cambio porque éste va a ocurrir, queramos o no.
Lo que sí es importante es recordar que la lengua hay que cuidarla para que siga siendo lo que es: un instrumento de comunicación e interacción entre los seres humanos que es imprescindible para el desarrollo cognitivo y social de todas nosotras. Todo lo demás, es inútil.
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