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I was pregnant, and getting ready for our son’s second birthday when the phone rang and everything changed in an instant. My husband had collapsed during a half marathon. How would I ever keep going? [...] My husband never woke up. I waited all night, as his family and mine arrived, their faces ashen. The following day he was pronounced dead. Puk Qvortrup.
Enlace al artículo de The Guardian.
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Las monjas de Belorado, en Burgos, han estado en el centro de una disputa eclesiástica que recuerda a los dramas de “Juego de Tronos”. Enlace a El Diario.
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El albanés es el unicornio de las lenguas indoeuropeas
Si estás acostumbrado a las estructuras del latín, el griego, o el castellano, el albanés puede parecerte de otro planeta. No es que no pertenezca a la misma familia que las lenguas anteriores, es que parece que decidió vestirse de emo, ponerse una pamela y andar a la pata coja.
Para empezar, la morfología del albanés es una pesadilla. Mientras que otras lenguas indoeuropeas han simplificado sus sistemas de declinación, el albanés sigue utilizando un conjunto de casos que no siguen ningún patrón lógico y que le complican la vida a cualquiera que quiera aprenderla. Es como intentar aprender a manejar un destornillador y te hubieras encontrado con un maletín completo de herramientas, cada una con su propio manual de instrucciones.
En resumen, sobre la morfología del albanés:
- Flexión Nominal Compleja: El albanés tiene una declinación nominal compleja con cinco casos (nominativo, acusativo, genitivo, dativo, ablativo) y tres géneros (masculino, femenino y neutro). Los sustantivos también se declinan según el número (singular y plural).
- Artículos Definidos y Indefinidos: Los artículos definidos se posponen al sustantivo, lo cual es una característica notablemente diferente de muchas lenguas indoeuropeas. Por ejemplo, «libro» es «libër», mientras que «el libro» es «libri». Los artículos indefinidos se anteponen al sustantivo (p.ej., «un libro» es «një libër»).
- Sistema Verbal Complejo: El sistema verbal del albanés es bastante complejo y consta de múltiples tiempos (presente, pasado, futuro), modos (indicativo, subjuntivo, imperativo, optativo), y aspectos (perfectivo e imperfectivo). Además, el albanés utiliza auxiliares para formar tiempos compuestos. No es que esto sea especialmente particular, de hecho, diría que el castellano es más complejo en cuanto al número de formas. Pero si los verbos irregulares de las lenguas germánicas te parecen una movida, cágate con las del albanés.
- Uso Extensivo de Partículas: El albanés emplea diversas partículas gramaticales para indicar aspectos verbales, negaciones, y otras funciones gramaticales. Estas partículas son esenciales para la correcta conjugación y comprensión de los verbos. Lo mejor del caso es que estas partículas, que en otras lenguas como las germánicas no se declinan ni na, en albanés tienen formas aparentemente aleatorias. La partícula del genitivo y la de los adjetivos hará que te explote la cabeza.
El vocabulario albanés es otro misterio. Muchas de sus palabras no tienen un equivalente claro en otras lenguas indoeuropeas. Algunas parecen sacadas de la nada y los filólogos llevan un siglo rascándose la cabeza tratando de rastrear sus orígenes. Esta independencia léxica le da al albanés un tono muy propio, y a veces parece que están hablando en códigos secretos.
Además, el albanés ha absorbido influencias de muchos pueblos. A lo largo de la historia, Albania ha estado en contacto con culturas y lenguas muy diversas: el latín y el griego de la antigüedad, el eslavo de los vecinos balcánicos, el turco durante el Imperio Otomano, y más recientemente, el italiano. Esta mezcla ha dejado una serie de huellas en el idioma, que han terminado generando un vocabulario que es un verdadero crisol.
La pronunciación también es un campo de minas. El albanés tiene sonidos que no son comunes en otras lenguas indoeuropeas. Algunas combinaciones de consonantes y vocales pueden parecer extrañas y difíciles de pronunciar. Los hablantes de otros idiomas pueden sentirse como si estuvieran intentando aprender a tocar un instrumento musical, con notas que nunca antes habían escuchado.
Más o menos, hay que saber lo siguiente:
- Sistema Vocálico: El albanés tiene siete vocales: /a, ɛ, e, i, o, u, y/ (la última es una vocal frontal redondeada, similar a la ‘ü’ alemana). Además, tiene dos diptongos principales: /ai/ y /au/. Nada del otro jueves. Averiguar cuál es la tónica es otra cosa.
- Consonantes Palatalizadas y Alveolares: Presenta una distinción entre consonantes palatalizadas y no palatalizadas, lo cual afecta significativamente la fonología de la lengua. También tiene una serie de consonantes alveolares, post-alveolares y retroflejas.
- Entonación y Acento: La entonación y el acento en albanés son distintivos y hay filólogos que llevan tres décadas discutiendo a hostias si es predecible o no.
- Influencia de Lenguas Vecinas: La fonología del albanés ha sido incluida por lenguas vecinas, como el griego, el latín y las lenguas eslavas, resultando en una rica variedad de sonidos y préstamos fonológicos.
A pesar de todas estas movidas o precisamente por ellas, el albanés tiene un encanto especial. Su complejidad morfológica y su riqueza léxica lo convierten en una lengua fascinante. Es una ventana a una cultura totalmente diferente de la tuya. Además, aprender albanés es una manera de conectar con una cultura que ha resistido y florecido a pesar de las dificultades y a pesar de haber estado maltratada por todos sus vecinos.
No es una lengua que se aprenda en España. De hecho, creo que no hay ninguna escuela oficial de idiomas que la enseñe. Y me parece que tampoco hay ninguna facultad. Recemos porque algunas almas caritativas la cuelguen en Duolingo.
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¿Qué es la «xenoglosia»?
La xenoglosia, también conocida como xenolalia, es lo que ocurre cuando una persona supuestamente se pone a hablar de pronto una lengua extranjera que nunca ha estudiado o que nunca ha aprendido de manera natural. Hasta donde yo sé, el primer testimonio escrito de la xenoglosia sale en los Hechos de los Apóstoles, cuando habla del Pentecostés.
1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. 5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, 11 tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Hch 2:1-12 (Reina-Valera, 1960)
Aclaro para quien no lo sepa: lo que sale en la Biblia no suele ser muy de fiar. Lo de «estaban todos unánimes juntos» es muy LOL.
Antes de continuar, por si no lo sabías: la xenoglosia es un timo.
La xenoglosia tiene un nombre muy molón. Como la prosopagnosia, que es la incapacidad de reconocer caras. Ambos términos suenan técnicos a tope, pero el primero es falso: no podemos aceptar sin más cualquier término que se presente envuelto en un manto de terminología técnica. Palabras como «xenoglosia» pueden sonar cantidad de chulas y dar una falsa sensación de autenticidad científica. Puedes usarlas, pero que sepas que sonarás como Fríker Jiménez.
La creación de términos paracientíficos con raíces griegas y latinas (aunque siempre las griegas molan más) es un intento de conferir autoridad a ideas que, en su esencia, carecen de fundamento y de evidencia mínimamente seria. El verdadero conocimiento no se basa en la complejidad de las palabras, sino en la solidez de las pruebas, los argumentos o la lógica. Las palabras bonitas pueden encubrir la falta de evidencia, pero no pueden sustituir la verdad. En un mundo donde se genera información falsa sin parar, hay que mantener siempre una actitud escéptica y buscar evidencias concretas antes de aceptar cualquier afirmación, por muy técnica que parezca.