Es fundamental entender la importancia de que la Seguridad Social financie la PrEP (profilaxis preexposición). Esta medida no solo ayuda a prevenir la propagación del VIH, sino que también protege la salud pública en general.
A quienes critican que los maricones elijan tomarse la PrEP y que la Seguridad Social la financie, les pregunto: ¿por qué les molesta tanto? No nos metemos con los hábitos alimenticios poco saludables de los demás, ni con aquellos que arriesgan sus vidas y la de otros conduciendo a alta velocidad. Y si alguno de ellos necesita asistencia médica, la Seguridad Social también lo cubrirá. Entonces, ¿por qué este doble rasero con la PrEP?
El financiamiento de la PrEP por parte de la sanidad pública es tan válido como financiar tratamientos de fertilidad o infraestructuras en cualquier región. Los argumentos en contra de la #PrEP a menudo revelan una homofobia subyacente, incluso entre aquellos que se identifican como parte de la comunidad LGBTQ+. Es crucial dejar de juzgar la vida de los demás y centrarse en construir una sociedad más comprensiva y saludable.
Es hora de aprender del pasado y dejar de juzgar las elecciones sexuales de otros. La PrEP es una herramienta esencial en la lucha contra el VIH y su financiamiento por parte de la Seguridad Social es una inversión en la salud pública. Es un paso vital hacia una sociedad más sana y justa. Dejemos de lado los prejuicios y apoyemos medidas que protejan la salud de todos, por favor.
El emparejamiento selectivo es un concepto que se refiere al proceso por el cual los individuos eligen parejas basándose en características específicas, como la inteligencia, el estatus socioeconómico, los valores culturales y las creencias religiosas. Este fenómeno tiene implicaciones significativas en la estructura social y la evolución genética de las poblaciones humanas. A lo largo del tiempo, ha sido objeto de estudio en diversas disciplinas, incluyendo la psicología, la sociología, la biología evolutiva y la genética.
El emparejamiento selectivo puede observarse en diferentes contextos y culturas, aunque las características valoradas pueden variar considerablemente. Por ejemplo, en algunas sociedades se le da mayor importancia a la educación y la inteligencia, mientras que en otras, las cualidades físicas o el estatus económico pueden ser los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de buscar pareja. Sin embargo, a pesar de estas diferencias culturales, el emparejamiento selectivo sigue siendo un fenómeno universal que influye en la estructura y dinámica de las poblaciones humanas.
La teoría de la similitud y el estudio de McPherson et al. (2001)
Una de las teorías más prominentes en la explicación del emparejamiento selectivo es la teoría de la similitud que postula que las personas tienden a elegir parejas con características similares a las suyas. Esta tendencia se ha observado en diversas investigaciones empíricas, que muestran que las parejas tienden a ser más homogéneas en términos de atributos como la educación, el estatus socioeconómico y las creencias religiosas (McPherson et al., 2001). Esta similitud puede tener múltiples beneficios, como una mayor compatibilidad y estabilidad en la relación, así como una mejor coordinación en la crianza de los hijos.
El estudio de McPherson, Smith-Lovin y Cook se centra en el principio de homofilia, que sostiene que la similitud genera conexión. Según este principio, las redes de contactos de las personas suelen ser homogéneas en cuanto a muchas características sociodemográficas, de comportamiento e intrapersonales.
La homofilia limita los mundos sociales de las personas de una manera que tiene implicaciones poderosas para la información que reciben, las actitudes que forman y las interacciones que experimentan. La homofilia en raza y etnia crea las divisiones más fuertes en nuestros entornos personales, seguidas en orden aproximado por edad, religión, educación, ocupación y género.
Este estudio sugiere que las personas generalmente solo tienen contacto significativo con otras personas similares a ellas mismas. Por lo tanto, cualquier cualidad tiende a localizarse en el espacio sociodemográfico. Al interactuar solo con otros que son como nosotros, cualquier cosa que experimentemos como resultado de nuestra posición se refuerza.
La teoría de las necesidades complementarias de Winch
Además de la similitud, otro factor importante en el emparejamiento selectivo es la complementariedad. Según la teoría de las necesidades complementarias de Winch, para que dos personas se enamoren y se vean mutuamente como la pareja ideal, deben complementarse teniendo en cuenta una serie de factores: gustos, valores, aficiones, religión, clase social, nivel de estudios o lugar de residencia, entre otros. la teoría sostiene que cuando estos factores son comunes, o al menos similares, éstos facilitan que dos personas puedan emparejarse. Se sugiere que las personas buscan parejas que complementen sus propias características, de manera que la combinación de ambos pueda resultar en una mayor eficiencia o bienestar. Por ejemplo, una persona extrovertida puede sentirse atraída por una persona introvertida, creando un balance en la dinámica de la relación. Aunque la evidencia empírica sobre la complementariedad es menos consistente que la de la similitud, algunos estudios, como el de Watson et al. (2014) han encontrado apoyo para esta teoría en contextos específicos.
El estudio de Watson, Beer y McDade-Montez se centró en comparar la validez predictiva de diferentes modelos basados en cuestionarios sobre rasgos interpersonales y valores para la calidad de las relaciones de pareja. Los investigadores analizaron cómo estos modelos podían predecir la satisfacción y la estabilidad de las relaciones, considerando tanto la similitud como la complementariedad de los rasgos y valores entre las parejas.
El estudio incluyó a numerosas parejas que completaron cuestionarios detallados sobre sus rasgos de personalidad y valores individuales. Luego, se evaluó la calidad de sus relaciones mediante medidas de satisfacción y estabilidad. Los hallazgos principales fueron que tanto la similitud como la complementariedad en ciertos rasgos y valores podían influir en la calidad de la relación, aunque la similitud tendía a ser un predictor más fuerte de la satisfacción y la estabilidad de la pareja.
El estudio sugiere que las parejas que comparten características similares tienden a tener relaciones de mayor calidad, aunque también hay casos donde la complementariedad puede jugar un papel importante. Estos resultados subrayan la complejidad del emparejamiento selectivo y sugieren que tanto la similitud como la complementariedad pueden contribuir al éxito de una relación, dependiendo de los contextos específicos y las características individuales de los miembros de la pareja.
Y con la genética hemos topado
El emparejamiento selectivo también tiene importantes implicaciones genéticas. Al elegir parejas con características similares, se incrementa la probabilidad de que los descendientes hereden esas mismas características. Esto puede llevar a una mayor homogeneidad genética dentro de subpoblaciones, lo que a su vez puede influir en la evolución de ciertos rasgos. Por ejemplo, en comunidades donde se valora altamente la inteligencia y se practica el emparejamiento selectivo en base a este criterio, podría observarse un aumento en la prevalencia de genes asociados con la inteligencia a lo largo del tiempo.
“The Evolution of Desire: Strategies of Human Mating” de David M. Buss trata precisamente del comportamiento de apareamiento (o sea, el folleto) desde una perspectiva evolutiva. El libro se basa en un estudio extenso que incluye a más de 10,000 personas de todas las edades y de treinta y siete culturas diferentes. Buss sugiere que tanto hombres como mujeres tienen deseos específicos en una pareja, y estos deseos pueden diferir bastante según el momento, el contexto y otros factores de tipo biológico. En otras palabras: lo atractiva que nos parezca una pareja sexual depende de cuestiones relacionadas con la fisiología. No excluye otros factores culturales o cognitivos, sino que viene a decir que, detrás de todos ellos, la genética puede explicar comportamientos como la infidelidad. Según Buss, poner los cuernos puede ser una estrategia sexual favorecida por la selección natural. O lo que es lo mismo: la naturaleza entiende que follar por ahí contribuye a la variabilidad genética y a que la descendencia esté más adaptada al entorno. Divorciarse y separarse puede ser una respuesta adaptativa desde el punto de vista biológico.
Lo social: redes y centros educativos
Además de sus implicaciones genéticas, el emparejamiento selectivo también tiene repercusiones sociales y económicas. Al emparejarse con individuos de estatus socioeconómico similar, se perpetúan las desigualdades sociales y económicas, ya que los recursos y oportunidades tienden a concentrarse en ciertos grupos. Esto puede conducir a una menor movilidad social y a una mayor estratificación de la sociedad, lo que a su vez puede tener efectos negativos en la cohesión social y la igualdad de oportunidades.
Kalmijn es un destacado sociólogo que ha realizado importantes contribuciones al estudio del emparejamiento selectivo, también conocido como la homogamia. Su trabajo de 1998 se centra en cómo las personas tienden a formar relaciones y a casarse con individuos que comparten características similares, tales como la clase social, el nivel educativo, la raza, y los valores culturales. Kalmijn argumenta que este fenómeno no solo está modulado por las preferencias individuales, sino también por la estructura social y las oportunidades de encuentro que ofrecen los diversos contextos sociales, como el lugar de trabajo, los centros educativos, y las comunidades.
Uno de los puntos clave que destaca Kalmijn es el rol de las instituciones sociales en el emparejamiento selectivo. Según sus investigaciones, las escuelas y universidades juegan un papel crucial al reunir a individuos con niveles educativos y antecedentes socioeconómicos similares, lo que aumenta las probabilidades de formar parejas homogéneas en términos educativos. Además, Kalmijn señala que la segregación residencial y las redes sociales también refuerzan la tendencia de las personas a emparejarse con otras de su misma raza o grupo étnico.
Kalmijn también explora las implicaciones del emparejamiento selectivo en la movilidad social y la desigualdad. Afirma que la homogamia puede perpetuar y exacerbar las desigualdades existentes, ya que las parejas con niveles educativos y socioeconómicos similares tienden a acumular recursos y ventajas, lo que puede ser transmitido a la siguiente generación. De esta manera, el emparejamiento selectivo no solo refleja las estructuras sociales existentes, sino que también contribuye a su reproducción.
Parecerte a tu pareja te hará más fuerte
El emparejamiento selectivo también puede influir en la salud y el bienestar de las personas. Estudios han demostrado que las parejas que comparten características similares, como la educación y el estatus socioeconómico, tienden a tener mejor salud y bienestar en comparación con aquellas parejas que difieren en estos aspectos (Schwartz & Mare, 2005). Esto se debe a que la similitud en estos atributos puede facilitar una mejor comunicación y coordinación en la relación, así como un mayor apoyo mutuo en la gestión de los desafíos de la vida cotidiana.
En la era moderna, el emparejamiento selectivo se ve influenciado por nuevas tecnologías y plataformas, como los sitios de citas en línea. Estas plataformas permiten a las personas buscar y seleccionar parejas potenciales basándose en una amplia gama de criterios, lo que puede intensificar las tendencias de emparejamiento selectivo. Sin embargo, también pueden abrir nuevas oportunidades para conocer a personas de diferentes antecedentes y características, lo que podría contrarrestar en cierta medida la tendencia hacia la homogeneidad.
El estudio del emparejamiento selectivo es relevante no solo para entender las dinámicas de las relaciones de pareja, sino también para abordar cuestiones más amplias relacionadas con la estructura social y la evolución humana. Las investigaciones futuras pueden ayudarnos a entender cómo las tendencias de emparejamiento selectivo cambian con el tiempo y en diferentes contextos culturales, así como en las implicaciones a largo plazo de estos patrones para la salud, el bienestar y la cohesión social.
El emparejamiento selectivo es un fenómeno complejo y multifacético que juega un papel crucial en la formación de relaciones de pareja y en la estructura de las sociedades humanas. Al elegir a tu futuro marido o a tu futura mujer o a tu rollo puedes estar computando muchísimas variables, no sólo las que tú crees, que suelen ser las características específicas que piensas que te gustan. O las que te han convencido de que te tienen que gustar. Tu cuerpo tenderá a ver como atractivas a aquellas personas que van a aportarte algo de «felicidad» (ojo con la palabra, que tiene mandanga) y que van a contribuir a tu bienestar. Pero también verá con buenos ojos a aquellas personas que vayan a ser más beneficiosas desde un punto de vista evolutivo, e. d., para mejorar la especie. Querido, querida: ante todo, eres un mamífero, y un mamífero social cuyas decisiones tendrán un impacto en la dinámica social de las comunidades.
No quiere decir todo esto que estés a merced de estas consideraciones no conscientes, por supuesto que tienes poder de decisión. Pero el libre albedrío, ese del «soy libre de elegir 100% lo que me interesa o lo que me gusta», ahí diría que fallas un poco si te lo crees. Elegir pareja y que alguien te parezca atractivo es complejísimo. Por qué nos apetece poner los cuernos o por qué nuestro cuerpo reacciona de esa manera tan emocionante y tan guay cuando vemos a alguien que está tonteando con nosotros por muy casados o emparejados que estemos y por mucho que queramos a esa persona requiere un enfoque interdisciplinario: entender todo esto es, diría yo, imposible, y lo único que podemos hacer es intentar aproximar la cuestión desde la psicología, la sociología y la biología evolutiva.
Referencias
Buss, D. M. (2003). The Evolution of Desire: Strategies of Human Mating. Basic Books.
Kalmijn, M. (1998). "Intermarriage and Homogamy: Causes, Patterns, Trends". Annual Review of Sociology, 24, 395-421.
McPherson, M., Smith-Lovin, L., & Cook, J. M. (2001). "Birds of a Feather: Homophily in Social Networks". Annual Review of Sociology, 27, 415-444.
Schwartz, C. R., & Mare, R. D. (2005). "Trends in Educational Assortative Marriage from 1940 to 2003". Demography, 42(4), 621-646.
Watson, D., Beer, A., & McDade-Montez, E. (2014). "Comparing the Predictive Validity of Questionnaire-Based Models of Interpersonal Traits and Values for Relationship Quality". Journal of Research in Personality, 53, 1-10.
La celebración del orgullo LGTBIQ+ sigue siendo muy importante, especialmente en contextos de creciente conservadurismo político, como es el caso de España. Esta lucha es una manifestación esencial de la lucha de clases y la búsqueda de una sociedad verdaderamente equitativa y libre de opresión. Al estigmatizar y marginar a ciertos grupos, el sistema capitalista perpetúa una jerarquía que fragmenta la unidad de los oprimidos y desvía la atención de las luchas comunes, amiguis.
En España, la ola de conservadurismo político busca revertir los avances en derechos humanos conseguidos por la comunidad LGTBI, o sea, es una táctica para mantener las estructuras de poder existentes. Los movimientos reaccionarios del PP, Vox y demás, incluyendo al feminismo transexcluyente, intentan reinstaurar valores tradicionales que benefician a una minoría al subyugar a la diversidad y la disidencia. Frente a esto, la celebración del Orgullo LGTBIQ+ se convierte en una forma de resistencia contra la regresión de derechos y una afirmación de la lucha por la emancipación y la igualdad.
El Orgullo no solo celebra la diversidad y los derechos conquistados, sino que también sirve como una plataforma para visibilizar la opresión y la violencia que aún persisten. Es un recordatorio de que la lucha por nuestros derechos y los de todas las personas es también una lucha contra el sistema capitalista que se beneficia de todas las formas de opresión.
En la actualidad, donde las fuerzas conservadoras, reaccionarias y fascistas están ganando terreno, es más importante que nunca mantener viva la llama del Orgullo, como en el ayuntamiento de Valencia. No os olvidéis de que el Orgullo también representa una lucha más amplia por una sociedad justa y equitativa. La visibilidad y el reconocimiento de los derechos LGTBIQ+ son fundamentales para avanzar hacia una sociedad donde todos los individuos, independientemente de su orientación sexual o identidad de género o de las diferencias en los cuerpos, puedan vivir libres de explotación y opresión.
Celebrar el orgullo LGTBIQ+ en España y en cualquier parte del mundo es un acto de resistencia política que desafía el conservadurismo y la regresión. Es una afirmación de la lucha por la igualdad y la justicia social. Aunque a la BERDADERA HIZQUIERDA le cueste comprenderlo.
A propósito de lo que escribí ayer sobre la reinserción de violadores a niños, he estado dándole vueltas a la siguiente pregunta: si soy de izquierdas, ¿por qué me cuesta aceptar la reinserción de esta gentuza? He llegado a la conclusión de que la creencia en la reinserción de delincuentes, incluidos los delincuentes sexuales, para empezar, no está vinculada exclusivamente a una orientación política como la izquierda. Sin embargo, y aquí es donde viene mi movida, una gran parte de la izquierda enfatiza la importancia de la rehabilitación y la reintegración social para abordar de una forma más humana la delincuencia.
Desde esta perspectiva, es crucial respetar los derechos humanos universales y la dignidad de todas las personas, incluidos aquellos que han cometido delitos. Esto implica la creencia de que, siempre que sea posible, los delincuentes deben tener la oportunidad de rehabilitarse y reintegrarse en la sociedad. Sin excepciones, porque si empezamos así, terminamos convirtiéndonos en el pistolero de turno.
Pero la izquierda también reconoce la necesidad de proteger a la sociedad, especialmente en casos de delitos graves como los sexuales contra menores. En estos casos, es dificilísimo encontrar un equilibrio entre la rehabilitación y la seguridad pública. Da igual que hablemos sobre medidas como evaluaciones exhaustivas, programas de tratamiento especializados y supervisión continua después de la liberación. Es que a mí no me sale pensar en todo esto. No. Me. Sale.
Pero es que algo habrá que hacer, sobre todo con los que tienen un alto riesgo de reincidencia. No sé hasta qué punto los hay que pueden responder positivamente al tratamiento y la rehabilitación. Cualquier decisión sobre cómo manejar estos casos debe basarse en evaluaciones profesionales y evidencia científica sobre las formas más adecuadas para proteger a las posibles víctimas y reducir el riesgo de futuros delitos.
Es muy difícil encontrar este equilibrio para las personas que nos las damos de izquierdas. Yo no lo consigo.
Y aquí algo que escribí sobre la delincuencia y la salud mental.
Hoy ha sido un día de movimiento, pero por lo menos le van a poner solución a esto. La hipotensión, amiguis, también es una mierda. Todo junto te hunde los niveles de 5HT y los síntomas depresivos salen al escenario bailando la conga.
It was November 1970 and Northern Ireland was sliding into the Troubles, but for Gerard Gorman, a new pupil at St Colman’s College, the horror of that era began when Fr Malachy Finegan summoned him into a room, closed the door and told him to sit on a sofa.
Gorman was 11 years old and small for his age, with big blue eyes. Two months earlier, he had started as a boarder at the Catholic boys’ school in Newry, County Armagh. Staff tended to be aloof or intimidating, except Finegan, the religious education teacher, who was solicitous and avuncular.
More than half a century later, Gorman can still picture the scene on that autumn day. He had been with other boys, running to the dormitory, when Finegan beckoned him from a doorway into his sitting room. It overlooked playing fields and had a TV and a bag of sweets on a table.
The priest sat beside the boy. He was a big man with huge ears that had earned him the nickname Floppy. There was a bit of chitchat, then he leaned in. “His whole face was sort of wrapping around me and just blotting out everything else,” Gorman recalls. “I had shorts on and he put his hands on to my penis.”
Esto es lo que escribe Rory Caroll en The Guardian. Un testimonio terrible del daño que puede llegar a generar el abuso sexual durante la infancia. Cuando, además, estamos hablando de hombres que van por la vida dando lecciones sobre lo que los demás tenemos que hacer, sobre qué significa ser buena persona y sobre la magnificencia de Dios son especialmente terroríficos.
Me cuesta mucho pensar en la reinserción en estos casos. me cuesta muchísimo.