Algunas de las asignaturas que estudio dan la posibilidad de no ir al examen con todo y, en su lugar, entregar trabajos (lo que ellos llaman pruebas de evaluación continua) durante el semestre, a razón de unos dos por cada tres créditos. O sea, las asignaturas de tres créditos tienen dos trabajos y las de seis, cuatro. Más o menos. Si sigues la evaluación continua y entregas las tareas, puedes ir a lo que llaman prueba de síntesis, en vez de ir directamente al examen final. Consiste en un examen más corto, que incluye preguntas concretas sobre las áreas que has trabajado en la evaluación continua. Naturalmente, sólo puedes ir a la prueba de síntesis si has aprobado la evaluación continua.
Como algunas asignaturas son difíciles, seguir la evaluación continua te permite llevar todo más o menos atado a la prueba de síntesis sin necesidad de memorizar listas telefónicas de datos y argumentos que luego no vas a utilizar en la vida. Es cierto que trabajar durante todo el semestre hace que a) aprendas más y b) lleves mejor la evaluación.
Sí, llevar los estudios al día funciona. REPITO: FUNCIONA.
La mayoría de los trabajos de la evaluación continua son ejercicios de lectura, síntesis y búsqueda de información que tienes que emplear para realizar las tareas, que pueden consistir en la aplicación práctica de los conocimientos a casos clínicos, a la elaboración de programas de actividades cuya utilidad debes justificar con los conocimientos teóricos, etc.
Pero amigo, cuando el enemigo planta cara, las deserciones son generalizadas. Y ese enemigo se llama COMENTARIO DE TEXTO.
Chanchan.
Gritos de terror.
No escarmiento y sigo en los chats de whatsapp de las asignaturas en las que estoy matriculado, no sé si por morbo o por un ejercicio de disciplina y autorrepresión. Lo cierto es que cuando hay un comentario de texto siempre, siempre, siempre, hay muertos en esos grupos. Siempre. Hasta el punto de que he visto que los comentarios de texto ya no se les llama como tal, sino que los profesores utilizan palabras como «análisis textual», «lectura comprensiva», etc. para que la gente no se corte la yugular. Y no falla. Es mencionar al enemigo, y sentir una perturbación en la fuerza. Lo llaman «análisis textual», que es lo mismo, y la gente tan pancha.
La mente humana es maravillosa.
HENCERIO, no entiendo por qué la gente odia los comentarios de texto. ¿Es porque la gente se siente insegura? ¿Es más fácil responder a preguntas concretas, sin aplicaciones prácticas? Me respondo: sí, es más fácil. Para responder a las preguntas teóricas sólo hace falta haber memorizado o comprendido los puntos relevantes de cada postulado y ya está. Para hacer un comentario de texto no basta con haberlos memorizado, hace falta haberlos comprendido y saber trasladarlos a casos reales.
Una cosa es la comprensión de la teoría, que por sí misma puede tener mucho sentido y ser sencilla. Otra muy diferente distinguir los argumentos que construyen esa teoría en la realidad. Un ejemplo muy sencillo: tú puedes entender que si tienes una lesión en una parte del cerebro encargada del procesamiento lingüístico, lo lógico es que tu habla se resienta y otra saber qué parte del encéfalo tiene lesionada una persona que se olvida de las palabras.
Para hacer bien un comentario de texto hay que haber leído y comprendido bien la información. Igual ése es el problema, que estamos acostumbrados a hacer exámenes de escupir y muchos se sienten inseguros. Obviamente, es una cuestión de preparar bien a los estudiantes en las escuelas de secundaria y en los institutos, pero si cada vez que se hacen comentarios de texto son en las clases de literatura y es para hablar de Quevedo, entiendo que la gente no sepa comentar y acaben hasta el coño. Porque, amigos y amigas, Quevedo es un coñazo. No, se pueden hacer comentarios en todas las áreas del saber.
Muchos compañeros se quejan de que haciendo un comentario de texto no se puede demostrar nada y que la evaluación es subjetiva. En primer lugar, la evaluación de los conocimientos de una tercera persona es siempre subjetiva, a ojo y falible. No sé si os habréis dado cuenta, pero leer la mente humana es muy difícil y la asignatura de cómo descargar los conocimentos de cerebros ajenos todavía no está en los planes de estudio de las facultades de magisterio. Sí, la evaluación de los comentarios de texto es siempre subjetiva. Igual que cualquier otro examen. Incluso los de matemáticas. Sí. Los de matemáticas también.
Y además, cuando uno plantea una actividad de evaluación mediante un comentario de texto, siempre existe una lista de puntos que esperas que los estudiantes mencionen. Aunque no pongas por escrito esa lista, siempre existe. La profesora puede ser más o menos explícita, pero siempre, si está bien creado, el comentario de texto tiene una lista previa de expectativas. Vamos, lo que viene siendo el solucionario a un examen de toda la vida.
En fin, este blog es mío y me lo follo cuando quiero. Así que he venido aquí a decir que la gente es muy quejica. Yo, también. Pero ellos, más.
Por favor, haced comentarios de texto.
La de abajo es la primera parte del corto La palabra enferma, de Esteban Requejo. La relación con las situaciones de la vida cotidiana es un poco meh, pero las imágenes con los pacientes son impresionantes.
Lo de las afasias es aluflipante.