Gracias a todos los que os acordasteis de mi cumpleaños,… si yo llevo una agenda y ni con esas sé cuándo es el cumpleaños de mis amigos y familiares, pero, vamos, ni el del perro Manolo, el pobre, que tiene cumpleaños en fecha indeterminada, que no sé cuándo nació. Eso sí, recuerdo el de los amigos que conozco desde hace veinte años o más. Y por cierto, ahora que caigo –y no sé por qué, tampoco viene a cuento–, ayer escribí con todo mi morro un correo electrónico en catalán occidental, vamos, valenciano de toda la vida, o, mejor dicho, del estatut d’autonomia en adelante, que uno ya no sabe. Total, que resultó ser toda una experiencia nueva y excitante porque no sabía cómo activar el corrector del programa, por lo menos para que el texto no cantara el onliyú con coros y todo, sin pensar que otra solución habría sido haberme tomado un par de cervecitas y ponerme a escribir, que soy de los que les entra el don de lenguas con cierta cantidad de alcohol en sangre. Menudo desperdicio de colegio de pago, señor.
Más. Llevo unos días de mala hostia porque el jueves oí la siguiente afirmación:
A los fumadores, los encerraría. Mis hijos y los hijos de mis hijos vivirán en un mundo contaminado por el humo del tabaco.
Fdo: Fulanito.
Aguanta el chaparrón, muérdete la lengua, cuenta hasta diez y reza dos rosarios antes de contestar, pensé. Por la misma regla de tres, razono yo pa mis adentros, habría que encerrar a los conductores de coches, a los que toman alcohol –porque puede que luego se pongan a conducir y se estampen y, de paso, me estampen a mí también– y a los que leen libros porque están contribuyendo a la deforestación del Amazonas. Amos, anda.
Me parece estupendo que se prohíba fumar en lugares cerrados, siempre que sean públicos, que pongamos ciertos medios para evitar que la gente se enganche y que se informe debidamente de las desventajas del tabaco. Igualmente estoy a favor de que se controle la venta de alcohol para que los menores no consuman –aunque seguro que hay chavales de dieciséis que saben desenvolverse mejor con la bebida que muchos adultos– o que se vigile mediante puntos o comas o estrellitas a los conductores para que no corran –mientras se anuncian automóviles que alcanzan los 100 km / hora en unos segundos y pueden circular a 200, no sé pa qué, porque el límite de velocidad es de 120 en España– y, en general, acepto todas estas leyes de educación social, con reservas, pero las acepto. Pero de ahí a que te machaquen por fumar, me parece que va un trecho, que hay gente que está en contra de que la Seguridad Social pague los gastos de un fumador con cáncer de pulmón y, al mismo tiempo, asumen sin rechistar que todos paguemos a los soldaditos borderlines, que haberlos, haylos, por haber nasío pa matá y pa defender nuestra patria y patrias del vecindario de ataques externos. Es que los hay imbéciles. ¡Ah!, y también hay blogs en los que dicen algo así como “aquí no se fuma” o “blog libre de humos” y similares. Y ya me veo yo cambiando los tradicionales ¡maricón!, ¡cojo! o ¡puta! por los más innovadores y políticamente correctos ¡fumador de mierrrda!, ¡colesterólico de pacotilla!, ¡sedentario garbancero! o el más cutre ¡canoso arrugao!, que el que no toma chococrispis con fibra, mayonesa con oleosán y bollicaos con ácido chorradil pirrifláutico, que, todo sea dicho, combate el envejecimiento mediante una combinación de ADN marino y antioxidantes de isoflavonas procedentes de las cerecillas invernales de la isla de Hokkaido, no es persona; pues eso, quien no se cuide se convertirá en un degenerado en unos veinte años, que al final va a resultar que sólo podrá uno zamparse un potaje en su propia guarida, tapando las ventanas con periódicos, liándose un ducados detrás del otro, emborrachándose con cerveza de contrabando mientras vas degollando criaturitas y conspirando para que se adelante el fin de los tiempos, vía blogs de fumadores, obviamente.
PD: Un consejo divertido. Buscad en Google la palabra potaje. Veréis lo que os sale.
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