¿Qué es el emparejamiento selectivo?

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El emparejamiento selectivo es un concepto que se refiere al proceso por el cual los individuos eligen parejas basándose en características específicas, como la inteligencia, el estatus socioeconómico, los valores culturales y las creencias religiosas. Este fenómeno tiene implicaciones significativas en la estructura social y la evolución genética de las poblaciones humanas. A lo largo del tiempo, ha sido objeto de estudio en diversas disciplinas, incluyendo la psicología, la sociología, la biología evolutiva y la genética.

El emparejamiento selectivo puede observarse en diferentes contextos y culturas, aunque las características valoradas pueden variar considerablemente. Por ejemplo, en algunas sociedades se le da mayor importancia a la educación y la inteligencia, mientras que en otras, las cualidades físicas o el estatus económico pueden ser los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de buscar pareja. Sin embargo, a pesar de estas diferencias culturales, el emparejamiento selectivo sigue siendo un fenómeno universal que influye en la estructura y dinámica de las poblaciones humanas.

La teoría de la similitud y el estudio de McPherson et al. (2001)

Una de las teorías más prominentes en la explicación del emparejamiento selectivo es la teoría de la similitud que postula que las personas tienden a elegir parejas con características similares a las suyas. Esta tendencia se ha observado en diversas investigaciones empíricas, que muestran que las parejas tienden a ser más homogéneas en términos de atributos como la educación, el estatus socioeconómico y las creencias religiosas (McPherson et al., 2001). Esta similitud puede tener múltiples beneficios, como una mayor compatibilidad y estabilidad en la relación, así como una mejor coordinación en la crianza de los hijos.

El estudio de McPherson, Smith-Lovin y Cook se centra en el principio de homofilia, que sostiene que la similitud genera conexión. Según este principio, las redes de contactos de las personas suelen ser homogéneas en cuanto a muchas características sociodemográficas, de comportamiento e intrapersonales.

La homofilia limita los mundos sociales de las personas de una manera que tiene implicaciones poderosas para la información que reciben, las actitudes que forman y las interacciones que experimentan. La homofilia en raza y etnia crea las divisiones más fuertes en nuestros entornos personales, seguidas en orden aproximado por edad, religión, educación, ocupación y género.

Este estudio sugiere que las personas generalmente solo tienen contacto significativo con otras personas similares a ellas mismas. Por lo tanto, cualquier cualidad tiende a localizarse en el espacio sociodemográfico. Al interactuar solo con otros que son como nosotros, cualquier cosa que experimentemos como resultado de nuestra posición se refuerza.

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La teoría de las necesidades complementarias de Winch

Además de la similitud, otro factor importante en el emparejamiento selectivo es la complementariedad. Según la teoría de las necesidades complementarias de Winch, para que dos personas se enamoren y se vean mutuamente como la pareja ideal, deben complementarse teniendo en cuenta una serie de factores: gustos, valores, aficiones, religión, clase social, nivel de estudios o lugar de residencia, entre otros. la teoría sostiene que cuando estos factores son comunes, o al menos similares, éstos facilitan que dos personas puedan emparejarse. Se sugiere que las personas buscan parejas que complementen sus propias características, de manera que la combinación de ambos pueda resultar en una mayor eficiencia o bienestar. Por ejemplo, una persona extrovertida puede sentirse atraída por una persona introvertida, creando un balance en la dinámica de la relación. Aunque la evidencia empírica sobre la complementariedad es menos consistente que la de la similitud, algunos estudios, como el de Watson et al. (2014) han encontrado apoyo para esta teoría en contextos específicos.

El estudio de Watson, Beer y McDade-Montez se centró en comparar la validez predictiva de diferentes modelos basados en cuestionarios sobre rasgos interpersonales y valores para la calidad de las relaciones de pareja. Los investigadores analizaron cómo estos modelos podían predecir la satisfacción y la estabilidad de las relaciones, considerando tanto la similitud como la complementariedad de los rasgos y valores entre las parejas.

El estudio incluyó a numerosas parejas que completaron cuestionarios detallados sobre sus rasgos de personalidad y valores individuales. Luego, se evaluó la calidad de sus relaciones mediante medidas de satisfacción y estabilidad. Los hallazgos principales fueron que tanto la similitud como la complementariedad en ciertos rasgos y valores podían influir en la calidad de la relación, aunque la similitud tendía a ser un predictor más fuerte de la satisfacción y la estabilidad de la pareja.

El estudio sugiere que las parejas que comparten características similares tienden a tener relaciones de mayor calidad, aunque también hay casos donde la complementariedad puede jugar un papel importante. Estos resultados subrayan la complejidad del emparejamiento selectivo y sugieren que tanto la similitud como la complementariedad pueden contribuir al éxito de una relación, dependiendo de los contextos específicos y las características individuales de los miembros de la pareja.

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Y con la genética hemos topado

El emparejamiento selectivo también tiene importantes implicaciones genéticas. Al elegir parejas con características similares, se incrementa la probabilidad de que los descendientes hereden esas mismas características. Esto puede llevar a una mayor homogeneidad genética dentro de subpoblaciones, lo que a su vez puede influir en la evolución de ciertos rasgos. Por ejemplo, en comunidades donde se valora altamente la inteligencia y se practica el emparejamiento selectivo en base a este criterio, podría observarse un aumento en la prevalencia de genes asociados con la inteligencia a lo largo del tiempo.

“The Evolution of Desire: Strategies of Human Mating” de David M. Buss trata precisamente del comportamiento de apareamiento (o sea, el folleto) desde una perspectiva evolutiva. El libro se basa en un estudio extenso que incluye a más de 10,000 personas de todas las edades y de treinta y siete culturas diferentes. Buss sugiere que tanto hombres como mujeres tienen deseos específicos en una pareja, y estos deseos pueden diferir bastante según el momento, el contexto y otros factores de tipo biológico. En otras palabras: lo atractiva que nos parezca una pareja sexual depende de cuestiones relacionadas con la fisiología. No excluye otros factores culturales o cognitivos, sino que viene a decir que, detrás de todos ellos, la genética puede explicar comportamientos como la infidelidad. Según Buss, poner los cuernos puede ser una estrategia sexual favorecida por la selección natural. O lo que es lo mismo: la naturaleza entiende que follar por ahí contribuye a la variabilidad genética y a que la descendencia esté más adaptada al entorno. Divorciarse y separarse puede ser una respuesta adaptativa desde el punto de vista biológico.

Lo social: redes y centros educativos

Además de sus implicaciones genéticas, el emparejamiento selectivo también tiene repercusiones sociales y económicas. Al emparejarse con individuos de estatus socioeconómico similar, se perpetúan las desigualdades sociales y económicas, ya que los recursos y oportunidades tienden a concentrarse en ciertos grupos. Esto puede conducir a una menor movilidad social y a una mayor estratificación de la sociedad, lo que a su vez puede tener efectos negativos en la cohesión social y la igualdad de oportunidades.

Kalmijn es un destacado sociólogo que ha realizado importantes contribuciones al estudio del emparejamiento selectivo, también conocido como la homogamia. Su trabajo de 1998 se centra en cómo las personas tienden a formar relaciones y a casarse con individuos que comparten características similares, tales como la clase social, el nivel educativo, la raza, y los valores culturales. Kalmijn argumenta que este fenómeno no solo está modulado por las preferencias individuales, sino también por la estructura social y las oportunidades de encuentro que ofrecen los diversos contextos sociales, como el lugar de trabajo, los centros educativos, y las comunidades.

Uno de los puntos clave que destaca Kalmijn es el rol de las instituciones sociales en el emparejamiento selectivo. Según sus investigaciones, las escuelas y universidades juegan un papel crucial al reunir a individuos con niveles educativos y antecedentes socioeconómicos similares, lo que aumenta las probabilidades de formar parejas homogéneas en términos educativos. Además, Kalmijn señala que la segregación residencial y las redes sociales también refuerzan la tendencia de las personas a emparejarse con otras de su misma raza o grupo étnico.

Kalmijn también explora las implicaciones del emparejamiento selectivo en la movilidad social y la desigualdad. Afirma que la homogamia puede perpetuar y exacerbar las desigualdades existentes, ya que las parejas con niveles educativos y socioeconómicos similares tienden a acumular recursos y ventajas, lo que puede ser transmitido a la siguiente generación. De esta manera, el emparejamiento selectivo no solo refleja las estructuras sociales existentes, sino que también contribuye a su reproducción.

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Parecerte a tu pareja te hará más fuerte

El emparejamiento selectivo también puede influir en la salud y el bienestar de las personas. Estudios han demostrado que las parejas que comparten características similares, como la educación y el estatus socioeconómico, tienden a tener mejor salud y bienestar en comparación con aquellas parejas que difieren en estos aspectos (Schwartz & Mare, 2005). Esto se debe a que la similitud en estos atributos puede facilitar una mejor comunicación y coordinación en la relación, así como un mayor apoyo mutuo en la gestión de los desafíos de la vida cotidiana.

En la era moderna, el emparejamiento selectivo se ve influenciado por nuevas tecnologías y plataformas, como los sitios de citas en línea. Estas plataformas permiten a las personas buscar y seleccionar parejas potenciales basándose en una amplia gama de criterios, lo que puede intensificar las tendencias de emparejamiento selectivo. Sin embargo, también pueden abrir nuevas oportunidades para conocer a personas de diferentes antecedentes y características, lo que podría contrarrestar en cierta medida la tendencia hacia la homogeneidad.

El estudio del emparejamiento selectivo es relevante no solo para entender las dinámicas de las relaciones de pareja, sino también para abordar cuestiones más amplias relacionadas con la estructura social y la evolución humana. Las investigaciones futuras pueden ayudarnos a entender cómo las tendencias de emparejamiento selectivo cambian con el tiempo y en diferentes contextos culturales, así como en las implicaciones a largo plazo de estos patrones para la salud, el bienestar y la cohesión social.

El emparejamiento selectivo es un fenómeno complejo y multifacético que juega un papel crucial en la formación de relaciones de pareja y en la estructura de las sociedades humanas. Al elegir a tu futuro marido o a tu futura mujer o a tu rollo puedes estar computando muchísimas variables, no sólo las que tú crees, que suelen ser las características específicas que piensas que te gustan. O las que te han convencido de que te tienen que gustar. Tu cuerpo tenderá a ver como atractivas a aquellas personas que van a aportarte algo de «felicidad» (ojo con la palabra, que tiene mandanga) y que van a contribuir a tu bienestar. Pero también verá con buenos ojos a aquellas personas que vayan a ser más beneficiosas desde un punto de vista evolutivo, e. d., para mejorar la especie. Querido, querida: ante todo, eres un mamífero, y un mamífero social cuyas decisiones tendrán un impacto en la dinámica social de las comunidades.

No quiere decir todo esto que estés a merced de estas consideraciones no conscientes, por supuesto que tienes poder de decisión. Pero el libre albedrío, ese del «soy libre de elegir 100% lo que me interesa o lo que me gusta», ahí diría que fallas un poco si te lo crees. Elegir pareja y que alguien te parezca atractivo es complejísimo. Por qué nos apetece poner los cuernos o por qué nuestro cuerpo reacciona de esa manera tan emocionante y tan guay cuando vemos a alguien que está tonteando con nosotros por muy casados o emparejados que estemos y por mucho que queramos a esa persona requiere un enfoque interdisciplinario: entender todo esto es, diría yo, imposible, y lo único que podemos hacer es intentar aproximar la cuestión desde la psicología, la sociología y la biología evolutiva.

Referencias

Buss, D. M. (2003). The Evolution of Desire: Strategies of Human Mating. Basic Books.

Kalmijn, M. (1998). "Intermarriage and Homogamy: Causes, Patterns, Trends". Annual Review of Sociology, 24, 395-421.

McPherson, M., Smith-Lovin, L., & Cook, J. M. (2001). "Birds of a Feather: Homophily in Social Networks". Annual Review of Sociology, 27, 415-444.

Schwartz, C. R., & Mare, R. D. (2005). "Trends in Educational Assortative Marriage from 1940 to 2003". Demography, 42(4), 621-646.

Watson, D., Beer, A., & McDade-Montez, E. (2014). "Comparing the Predictive Validity of Questionnaire-Based Models of Interpersonal Traits and Values for Relationship Quality". Journal of Research in Personality, 53, 1-10.