Vuelvo a estar operativo del todo.
Roman Giertych, ministro de Educación de Polonia, viceprimer ministro y dirigente de la Liga de las Familias Polacas, está elaborando una ley para perseguir a todo el que propugne o hable sobre homosexualidad en escuelas, universidades y cualquier otra institución académica. No sé exactamente qué querrá decir esto, ni qué consecuencias tendrá para los polacos, pero así, de buenas a primeras, pone los pelos de punta, qué queréis que diga. La Unión Europea ya ha dicho que le está entrando la risa floja y Human Rights Watch dice:
HIV/AIDS educators who address safer sex for LGBT people would be banned from schools, as would all LGBT organizations. Orzechowski also announced on March 15 that «teachers who reveal their homosexuality will be fired from work.» The legislation, which has apparently been fast-tracked, could pass parliament by the end of the month.
Vamos, que como el Vaticano: el mejor método de protección contra el SIDA es el método del duro, que decían, la abstinencia de toda la vida. Pues nada, a ver cómo se desarrollan las cosas y si se contagia la ley por toda Europa. Parece mentira que un país que ha sufrido tanto por culpa de leyes parecidas se ponga ahora a trabajar en un horror semejante. A todo esto, ¿no os dan risa los nombres de los partidos políticos de Polonia?
Entre tanta estupidez, me entero de que la jueza que instruye el caso del accidente del metro de Valencia, Nieves Molina, «culpa del accidente al conductor y exime de responsabilidad penal a FGV». Hay que joderse bien jodidos. La culpa, del muerto, claro. En Las Provincias dicen que, para el juzgado, “no se constata la existencia de ningún fallo técnico” como causa del accidente, más allá del exceso de velocidad. El auto señala que el material objeto de estudio (cajas y bogies) se hallaban en “perfectas condiciones, sin fallos estructurales y dentro de los límites de tolerancia”. La magistrada se refiere también a las instalaciones ferroviarias –trazado, carril, traviesas y fijaciones–, de las que asegura que se encontraban “en un estado y condiciones suficientes para mantener las condiciones de seguridad de la marcha con la limitación de velocidad a 40 km/h prescrita por FGV”.
Cómo se nota que la jueza no tiene que coger el metro todos los días. Yo he pasado por el tramo del accidente en un tren a una velocidad de, así a ojo, 20 km por hora y tengo que decir que el tren salta cuando pasa por la curva, sí, sí, habéis leído bien: el tren pega un salto. ¿Entonces la culpa es del maquinista? ¿Pero se han creído que somos imbéciles o qué? ¿Pero cómo se puede decir que cualquiera sabe que el problema es el exceso de velocidad? ¿Quiere esto decir que la próxima vez que, por ejemplo, un maquinista tenga una hipoglucemia van a morir todos los viajeros? ¿Es que me estoy perdiendo algo y no me entero o qué cojones pasa? Pero si el problema no es que haya o no haya una baliza, el problema es que cuatro raíles, cuatro, tienen un garrote en una curva, vamos, que hacen una montañita suficientemente pronunciada para que un tren a 20 km/h pegue un salto. Entonces, si un edificio de viviendas se desploma, ¿la culpa será del hijo de la vecina del cuarto, por dar saltos encima de la cama? Si me intoxico en un restaurante, ¿será por mi culpa por haberme comido un rollito de primavera en mal estado?
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