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  • ¿Qué es el emparejamiento selectivo?

    ¿Qué es el emparejamiento selectivo?

    El emparejamiento selectivo es un concepto que se refiere al proceso por el cual los individuos eligen parejas basándose en características específicas, como la inteligencia, el estatus socioeconómico, los valores culturales y las creencias religiosas. Este fenómeno tiene implicaciones significativas en la estructura social y la evolución genética de las poblaciones humanas. A lo largo del tiempo, ha sido objeto de estudio en diversas disciplinas, incluyendo la psicología, la sociología, la biología evolutiva y la genética.

    El emparejamiento selectivo puede observarse en diferentes contextos y culturas, aunque las características valoradas pueden variar considerablemente. Por ejemplo, en algunas sociedades se le da mayor importancia a la educación y la inteligencia, mientras que en otras, las cualidades físicas o el estatus económico pueden ser los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de buscar pareja. Sin embargo, a pesar de estas diferencias culturales, el emparejamiento selectivo sigue siendo un fenómeno universal que influye en la estructura y dinámica de las poblaciones humanas.

    La teoría de la similitud y el estudio de McPherson et al. (2001)

    Una de las teorías más prominentes en la explicación del emparejamiento selectivo es la teoría de la similitud que postula que las personas tienden a elegir parejas con características similares a las suyas. Esta tendencia se ha observado en diversas investigaciones empíricas, que muestran que las parejas tienden a ser más homogéneas en términos de atributos como la educación, el estatus socioeconómico y las creencias religiosas (McPherson et al., 2001). Esta similitud puede tener múltiples beneficios, como una mayor compatibilidad y estabilidad en la relación, así como una mejor coordinación en la crianza de los hijos.

    El estudio de McPherson, Smith-Lovin y Cook se centra en el principio de homofilia, que sostiene que la similitud genera conexión. Según este principio, las redes de contactos de las personas suelen ser homogéneas en cuanto a muchas características sociodemográficas, de comportamiento e intrapersonales.

    La homofilia limita los mundos sociales de las personas de una manera que tiene implicaciones poderosas para la información que reciben, las actitudes que forman y las interacciones que experimentan. La homofilia en raza y etnia crea las divisiones más fuertes en nuestros entornos personales, seguidas en orden aproximado por edad, religión, educación, ocupación y género.

    Este estudio sugiere que las personas generalmente solo tienen contacto significativo con otras personas similares a ellas mismas. Por lo tanto, cualquier cualidad tiende a localizarse en el espacio sociodemográfico. Al interactuar solo con otros que son como nosotros, cualquier cosa que experimentemos como resultado de nuestra posición se refuerza.

    women sitting on couch

    La teoría de las necesidades complementarias de Winch

    Además de la similitud, otro factor importante en el emparejamiento selectivo es la complementariedad. Según la teoría de las necesidades complementarias de Winch, para que dos personas se enamoren y se vean mutuamente como la pareja ideal, deben complementarse teniendo en cuenta una serie de factores: gustos, valores, aficiones, religión, clase social, nivel de estudios o lugar de residencia, entre otros. la teoría sostiene que cuando estos factores son comunes, o al menos similares, éstos facilitan que dos personas puedan emparejarse. Se sugiere que las personas buscan parejas que complementen sus propias características, de manera que la combinación de ambos pueda resultar en una mayor eficiencia o bienestar. Por ejemplo, una persona extrovertida puede sentirse atraída por una persona introvertida, creando un balance en la dinámica de la relación. Aunque la evidencia empírica sobre la complementariedad es menos consistente que la de la similitud, algunos estudios, como el de Watson et al. (2014) han encontrado apoyo para esta teoría en contextos específicos.

    El estudio de Watson, Beer y McDade-Montez se centró en comparar la validez predictiva de diferentes modelos basados en cuestionarios sobre rasgos interpersonales y valores para la calidad de las relaciones de pareja. Los investigadores analizaron cómo estos modelos podían predecir la satisfacción y la estabilidad de las relaciones, considerando tanto la similitud como la complementariedad de los rasgos y valores entre las parejas.

    El estudio incluyó a numerosas parejas que completaron cuestionarios detallados sobre sus rasgos de personalidad y valores individuales. Luego, se evaluó la calidad de sus relaciones mediante medidas de satisfacción y estabilidad. Los hallazgos principales fueron que tanto la similitud como la complementariedad en ciertos rasgos y valores podían influir en la calidad de la relación, aunque la similitud tendía a ser un predictor más fuerte de la satisfacción y la estabilidad de la pareja.

    El estudio sugiere que las parejas que comparten características similares tienden a tener relaciones de mayor calidad, aunque también hay casos donde la complementariedad puede jugar un papel importante. Estos resultados subrayan la complejidad del emparejamiento selectivo y sugieren que tanto la similitud como la complementariedad pueden contribuir al éxito de una relación, dependiendo de los contextos específicos y las características individuales de los miembros de la pareja.

    a man and woman posing for a picture

    Y con la genética hemos topado

    El emparejamiento selectivo también tiene importantes implicaciones genéticas. Al elegir parejas con características similares, se incrementa la probabilidad de que los descendientes hereden esas mismas características. Esto puede llevar a una mayor homogeneidad genética dentro de subpoblaciones, lo que a su vez puede influir en la evolución de ciertos rasgos. Por ejemplo, en comunidades donde se valora altamente la inteligencia y se practica el emparejamiento selectivo en base a este criterio, podría observarse un aumento en la prevalencia de genes asociados con la inteligencia a lo largo del tiempo.

    “The Evolution of Desire: Strategies of Human Mating” de David M. Buss trata precisamente del comportamiento de apareamiento (o sea, el folleto) desde una perspectiva evolutiva. El libro se basa en un estudio extenso que incluye a más de 10,000 personas de todas las edades y de treinta y siete culturas diferentes. Buss sugiere que tanto hombres como mujeres tienen deseos específicos en una pareja, y estos deseos pueden diferir bastante según el momento, el contexto y otros factores de tipo biológico. En otras palabras: lo atractiva que nos parezca una pareja sexual depende de cuestiones relacionadas con la fisiología. No excluye otros factores culturales o cognitivos, sino que viene a decir que, detrás de todos ellos, la genética puede explicar comportamientos como la infidelidad. Según Buss, poner los cuernos puede ser una estrategia sexual favorecida por la selección natural. O lo que es lo mismo: la naturaleza entiende que follar por ahí contribuye a la variabilidad genética y a que la descendencia esté más adaptada al entorno. Divorciarse y separarse puede ser una respuesta adaptativa desde el punto de vista biológico.

    Lo social: redes y centros educativos

    Además de sus implicaciones genéticas, el emparejamiento selectivo también tiene repercusiones sociales y económicas. Al emparejarse con individuos de estatus socioeconómico similar, se perpetúan las desigualdades sociales y económicas, ya que los recursos y oportunidades tienden a concentrarse en ciertos grupos. Esto puede conducir a una menor movilidad social y a una mayor estratificación de la sociedad, lo que a su vez puede tener efectos negativos en la cohesión social y la igualdad de oportunidades.

    Kalmijn es un destacado sociólogo que ha realizado importantes contribuciones al estudio del emparejamiento selectivo, también conocido como la homogamia. Su trabajo de 1998 se centra en cómo las personas tienden a formar relaciones y a casarse con individuos que comparten características similares, tales como la clase social, el nivel educativo, la raza, y los valores culturales. Kalmijn argumenta que este fenómeno no solo está modulado por las preferencias individuales, sino también por la estructura social y las oportunidades de encuentro que ofrecen los diversos contextos sociales, como el lugar de trabajo, los centros educativos, y las comunidades.

    Uno de los puntos clave que destaca Kalmijn es el rol de las instituciones sociales en el emparejamiento selectivo. Según sus investigaciones, las escuelas y universidades juegan un papel crucial al reunir a individuos con niveles educativos y antecedentes socioeconómicos similares, lo que aumenta las probabilidades de formar parejas homogéneas en términos educativos. Además, Kalmijn señala que la segregación residencial y las redes sociales también refuerzan la tendencia de las personas a emparejarse con otras de su misma raza o grupo étnico.

    Kalmijn también explora las implicaciones del emparejamiento selectivo en la movilidad social y la desigualdad. Afirma que la homogamia puede perpetuar y exacerbar las desigualdades existentes, ya que las parejas con niveles educativos y socioeconómicos similares tienden a acumular recursos y ventajas, lo que puede ser transmitido a la siguiente generación. De esta manera, el emparejamiento selectivo no solo refleja las estructuras sociales existentes, sino que también contribuye a su reproducción.

    woman sitting beside man on wooden bench

    Parecerte a tu pareja te hará más fuerte

    El emparejamiento selectivo también puede influir en la salud y el bienestar de las personas. Estudios han demostrado que las parejas que comparten características similares, como la educación y el estatus socioeconómico, tienden a tener mejor salud y bienestar en comparación con aquellas parejas que difieren en estos aspectos (Schwartz & Mare, 2005). Esto se debe a que la similitud en estos atributos puede facilitar una mejor comunicación y coordinación en la relación, así como un mayor apoyo mutuo en la gestión de los desafíos de la vida cotidiana.

    En la era moderna, el emparejamiento selectivo se ve influenciado por nuevas tecnologías y plataformas, como los sitios de citas en línea. Estas plataformas permiten a las personas buscar y seleccionar parejas potenciales basándose en una amplia gama de criterios, lo que puede intensificar las tendencias de emparejamiento selectivo. Sin embargo, también pueden abrir nuevas oportunidades para conocer a personas de diferentes antecedentes y características, lo que podría contrarrestar en cierta medida la tendencia hacia la homogeneidad.

    El estudio del emparejamiento selectivo es relevante no solo para entender las dinámicas de las relaciones de pareja, sino también para abordar cuestiones más amplias relacionadas con la estructura social y la evolución humana. Las investigaciones futuras pueden ayudarnos a entender cómo las tendencias de emparejamiento selectivo cambian con el tiempo y en diferentes contextos culturales, así como en las implicaciones a largo plazo de estos patrones para la salud, el bienestar y la cohesión social.

    El emparejamiento selectivo es un fenómeno complejo y multifacético que juega un papel crucial en la formación de relaciones de pareja y en la estructura de las sociedades humanas. Al elegir a tu futuro marido o a tu futura mujer o a tu rollo puedes estar computando muchísimas variables, no sólo las que tú crees, que suelen ser las características específicas que piensas que te gustan. O las que te han convencido de que te tienen que gustar. Tu cuerpo tenderá a ver como atractivas a aquellas personas que van a aportarte algo de «felicidad» (ojo con la palabra, que tiene mandanga) y que van a contribuir a tu bienestar. Pero también verá con buenos ojos a aquellas personas que vayan a ser más beneficiosas desde un punto de vista evolutivo, e. d., para mejorar la especie. Querido, querida: ante todo, eres un mamífero, y un mamífero social cuyas decisiones tendrán un impacto en la dinámica social de las comunidades.

    No quiere decir todo esto que estés a merced de estas consideraciones no conscientes, por supuesto que tienes poder de decisión. Pero el libre albedrío, ese del «soy libre de elegir 100% lo que me interesa o lo que me gusta», ahí diría que fallas un poco si te lo crees. Elegir pareja y que alguien te parezca atractivo es complejísimo. Por qué nos apetece poner los cuernos o por qué nuestro cuerpo reacciona de esa manera tan emocionante y tan guay cuando vemos a alguien que está tonteando con nosotros por muy casados o emparejados que estemos y por mucho que queramos a esa persona requiere un enfoque interdisciplinario: entender todo esto es, diría yo, imposible, y lo único que podemos hacer es intentar aproximar la cuestión desde la psicología, la sociología y la biología evolutiva.

    Referencias
    
    Buss, D. M. (2003). The Evolution of Desire: Strategies of Human Mating. Basic Books.
    
    Kalmijn, M. (1998). "Intermarriage and Homogamy: Causes, Patterns, Trends". Annual Review of Sociology, 24, 395-421.
    
    McPherson, M., Smith-Lovin, L., & Cook, J. M. (2001). "Birds of a Feather: Homophily in Social Networks". Annual Review of Sociology, 27, 415-444.
    
    Schwartz, C. R., & Mare, R. D. (2005). "Trends in Educational Assortative Marriage from 1940 to 2003". Demography, 42(4), 621-646.
    
    Watson, D., Beer, A., & McDade-Montez, E. (2014). "Comparing the Predictive Validity of Questionnaire-Based Models of Interpersonal Traits and Values for Relationship Quality". Journal of Research in Personality, 53, 1-10.
  • Los estilos de apego (y el amor)

    Los estilos de apego (y el amor)

    Los estilos de apego son patrones de relación emocional que se desarrollan en la infancia y se basan en las interacciones con los cuidadores principales. Estos patrones influyen en cómo nos relacionamos con los demás a lo largo de la vida. Según la teoría del apego de John Bowlby, ampliada por Mary Ainsworth, existen varios estilos de apego que influyen en la manera en la que afrontamos relaciones de pareja o incluso en cómo gestionamos las relaciones de follamigos y si estamos dispuestos a mantener una relación así. Ojo, el hecho de ser marica o bollera, en principio, no tiene relación con el el estilo de apego que se desarrolla con el tiempo, así que tanto si eres hetero como si eres normal, puedes mostrar patrones de comportamiento de cualquiera de los estilos.

    ¿Cómo son y cómo son sus relaciones amorosas?

    El seguro

    El apego seguro se caracteriza por una visión positiva tanto de uno mismo como de los demás. Las personas con apego seguro se sienten cómodas con la intimidad y la autonomía. Este estilo se forma cuando los cuidadores son consistentemente sensibles y responsivos a las necesidades del niño, creando una sensación de seguridad y confianza.

    Los adultos con un patrón de apego seguro suelen disfrutar de relaciones estables y satisfactorias, se sienten cómodos con la intimidad y la cercanía, confían en la disponibilidad de sus parejas y amigos, tienen una autoestima positiva, se valoran a sí mismos y creen merecer amor y cuidado, se comunican de manera clara y asertiva, escuchan a los demás y tienen la capacidad para regular sus emociones de forma saludable. Son lo que todos querríamos ser.

    El ansioso

    El apego ansioso, también conocido como ambivalente, se caracteriza por una visión negativa de uno mismo y positiva de los demás. Las personas con apego ansioso buscan constantemente validación y amor y temen no recibirlos. Este estilo surge cuando los cuidadores son inconsistentes en sus respuestas, creando incertidumbre y ansiedad sobre su disponibilidad.

    Por otro lado, las personas con un apego ansioso-ambivalente pueden experimentar relaciones de pareja intensas pero inestables, buscando constantemente la aprobación y el afecto de su pareja, sintiendo ansiedad o inseguridad si no reciben la atención necesaria. Generalmente, sufren de baja autoestima y dudan de su propio valor. También tienen dificultades para comunicarse de manera efectiva, llegando a ser, con frecuencia, pasivo-agresivos o a expresar sus emociones de forma indirecta, luchando para regular sus emociones. Tienen propensión a experimentar ansiedad, ira o tristeza.

    silhouette of person's hands forming heart

    El evitativo

    El apego evitativo se caracteriza por una visión positiva de uno mismo pero negativa de los demás. Las personas con este estilo prefieren la independencia y evitan la cercanía emocional. Este estilo se desarrolla cuando los cuidadores son emocionalmente distantes, lo que lleva al niño a suprimir la necesidad de cercanía y afecto.

    Tienden a ser independientes y autosuficientes, priorizan su libertad y espacio personal, se sienten incómodos con la intimidad emocional, evitan el compromiso y tienen dificultades para formar relaciones serias o mantenerlas a largo plazo. En muchas ocasiones observamos que llegan a ocultar sus emociones lo que les hace parecer fríos o distantes y las pasan canutas para expresar sus sentimientos. En el fondo, temen al rechazo y huyen de las situaciones en las que podrían sentirse vulnerables o heridos.

    El desorganizado

    El apego desorganizado se manifiesta en comportamientos y actitudes contradictorias en las relaciones. Las personas con este estilo pueden mostrar una mezcla de evitación y ansiedad, y a menudo tienen dificultades para regular sus emociones. Este estilo se desarrolla en entornos donde los cuidadores son impredecibles que crean una experiencia de apego caótica y desorganizada.

    Estas personas pueden haber experimentado algún tipo de trauma o abuso durante la infancia, y tienen relaciones caóticas e inestables. Tienen dificultades para confiar en los demás y mantener relaciones sanas, sufren de baja autoestima y tienen una autoimagen negativa de sí mismos. A la hora de regular sus emociones lo tienen jodido y pueden mostrar signos de «extremos emocionales» como la ira o la tristeza intensas y hasta comportamientos impulsivos o autodestructivos.

    ¿Se puede cambiar el estilo de apego?

    Los estilos de apego no son estáticos y pueden cambiar con el tiempo y la experiencia. La terapia y las relaciones saludables pueden ayudar a desarrollar un estilo de apego más seguro.

    Es posible que una persona cambie su estilo de apego sin intervención profesional, aunque es un proceso jodido que requiere un esfuerzo consciente y sostenido. Las experiencias de vida positivas por sí solas no suelen ser suficientes para que se genere este cambio.

    Las experiencias positivas en las relaciones adultas pueden contribuir al cambio del estilo de apego, especialmente si estas experiencias son consistentes y duraderas. Algunos factores que pueden facilitar este cambio incluyen tener relaciones de pareja o amistades con personas que tengan un estilo de apego seguro. Observar y aprender de otros modelos de comportamiento también puede ayudar a internalizar patrones más sanos de interacción. Esto ocurre, normalmente, cuando estamos pasando por una relación tormentosa y, a raíz de hablar con una persona a la que queremos y admiramos por cómo lleva su relación, nos damos cuenta de que hay una alternativa mucho mejor a la nuestra. Otra cosa es que igual estamos equivocados porque pensamos que es mejor lo que tienen los demás que lo que tenemos nosotros.

    silhouette photo of two women holding each other hands

    Además, experimentar momentos de conexión profunda y apoyo emocional en las relaciones puede fortalecer la autoestima y la confianza en los demás. Ser capaz de expresar y comunicar necesidades y emociones de manera efectiva también es súper importante, ya que la comunicación abierta y honesta fomenta la comprensión mutua y la resolución de conflictos de manera saludable. Los vínculos afectivos también se fortalecen y son constructivos cuando sabemos que lo que vemos es lo que hay, cuando no desconfiamos y cuando hacemos un esfuerzo consciente por comunicar nuestros sentimientos y nuestras frustraciones de forma responsable, bien porque estamos explicando exactamente cómo y por qué nos sentimos así, bien porque estamos intentando minimizar el impacto negativo en la otra persona de lo que vamos a decir y de cómo lo vamos a decir.

    Desarrollar estrategias para manejar el estrés y las emociones difíciles, como practicar técnicas de autocuidado como la atención plena, la relajación o la actividad física, puede contribuir a la regulación emocional. Una persona que maneja sus emociones de forma adecuada es una persona que tendrá más papeletas para poder gestionar sus relaciones de pareja.

    Aunque yendo al psicólogo puedes cambiar algunos de esos patrones de pensamiento o de comportamiento que te hacen sentir mal con tu pareja, la ayuda profesional no lo es todo. De hecho, los patrones de apego arraigados en la infancia pueden ser difíciles de modificar por sí solos, y las experiencias negativas en las relaciones adultas pueden reforzar patrones de apego inadecuados. Las personas con estilos de apego ansioso-ambivalente o evitativo pueden tener dificultades para identificar y modificar sus propios patrones y eso ya es más jodido, porque si no sabes que algo va mal, ¿cómo vas a cambiarlo?

    El cambio de apego puede ser un proceso emocionalmente complejo y desafiante. En este sentido, un terapeuta puede proporcionar un espacio seguro para explorar los patrones de apego y sus efectos en las relaciones, ofrecerte herramientas y estrategias para comprender y modificar comportamientos, brindarte apoyo y guía durante el proceso de cambio, y ayudarte a identificar y abordar experiencias tempranas que hayan contribuido al estilo de apego.

    Los estilos de apego no son una explicación para lo que nos pasa con las relaciones amorosas. Mucha gente, en cuanto lee sobre esta teoría, tiende a pensar que identificando el estilo propio y el de su pareja son capaces de, por arte de magia, introducir cambios y tener mejores relaciones. No es así. De hecho, las personas que buscan y que se interesan en esta cuestión tienden a pasar por una primera fase en la que buscan desesperadamente identificar los estilos con el objetivo de encontrar pareja. No, conocer esta teoría no te va a ayudar a tener más novios o más novias ni a que tus relaciones vayan mejor. Ni de coña. Lo que sí puede abrirte es la puerta a conocerte mejor y a indagar un poco. Con un post en un blog de mierda como éste, no vas a encontrar la solución.

    Si de verdad tienes problemas con tus parejas o te sientes solo, busca la respuesta en otra parte. Aquí no está.

    Referencias
    
    Ainsworth, M. D. S., Blehar, M. C., Waters, E., & Wall, S. (1978). Patterns of Attachment: A Psychological Study of the Strange Situation. Lawrence Erlbaum Associates.
    
    Bartholomew, K., & Horowitz, L. M. (1991). Attachment Styles Among Young Adults: A Test of a Four-Category Model. Journal of Personality and Social Psychology, 61(2), 226-244.
    
    Bowlby, J. (1982). Attachment and Loss: Vol. 1. Attachment. Basic Books.
    
    Brennan, K. A., Clark, C. L., & Shaver, P. R. (1998). Self-Report Measurement of Adult Attachment: An Integrative Overview. In J. A. Simpson & W. S. Rholes (Eds.), *Attachment Theory and Close Relationships* (pp. 46-76). Guilford Press.
    
    Cassidy, J., & Shaver, P. R. (Eds.). (2008). Handbook of Attachment: Theory, Research, and Clinical Applications. Guilford Press.
    
    Fraley, R. C., & Shaver, P. R. (2000). Adult Romantic Attachment: Theoretical Developments, Emerging Controversies, and Unanswered Questions. Review of General Psychology, 4(2), 132-154.
    
    Hazan, C., & Shaver, P. (1987). Romantic Love Conceptualized as an Attachment Process. Journal of Personality and Social Psychology, 52(3), 511-524.
    
    Johnson, S. M. (2002). Emotionally Focused Couple Therapy with Trauma Survivors: Strengthening Attachment Bonds. Guilford Press.
    
    Main, M., & Solomon, J. (1990). Procedures for Identifying Infants as Disorganized/Disoriented during the Ainsworth Strange Situation* In M. T. Greenberg, D. Cicchetti, & E. M. Cummings (Eds.), Attachment in the Preschool Years: Theory, Research, and Intervention (pp. 121-160). University of Chicago Press.
    
    Mikulincer, M., & Shaver, P. R. (2007). Attachment in Adulthood: Structure, Dynamics, and Change. Guilford Press.
  • ¿Qué es la limerencia?

    ¿Qué es la limerencia?

    A raíz del artículo que enlacé ayer sobre por qué nos enamoramos de la gente que no está disponible, me puse a investigar sobre un término que no conocía, la «limerencia», que me sonaba a «la trabajación», pero existe.

    La limerencia es un término acuñado por la psicóloga Dorothy Tennov en 1977 y describe el enamoramiento obsesivo y romántico, caracterizado por un intenso deseo emocional y físico hacia otra persona. A diferencia del amor, que puede ser sereno y maduro, la limerencia implica una obsesión que domina los pensamientos y comportamientos de quien la experimenta, llevándolos a una constante búsqueda de reciprocidad. Tennov identificó este fenómeno a partir de su propia experiencia clínica, destacando que es una experiencia frecuente pero a menudo mal entendida.

    Este estado emocional se manifiesta con síntomas similares a los de una adicción: pensamientos intrusivos, fantasías persistentes y una necesidad apremiante de confirmar que los sentimientos son correspondidos. La limerencia puede desencadenar comportamientos irracionales y una idealización exagerada del objeto de afecto. Este fenómeno no se limita a las relaciones nuevas; también puede surgir en el contexto de relaciones largas, generando conflictos y expectativas desmedidas.

    Creo que la limerencia es, en ocasiones, difícil de distinguir del «amor», aunque este palabro me ponga los pelos de punta. En ocasiones, la limerencia puede desvanecerse conforme va pasando el tiempo o incluso transformarse en una relación más equilibrada; pero puede causar angustia emocional significativa si no es reconocida y gestionada adecuadamente.

    Si echo la vista atrás, yo sí he sido «limerente», sobre todo con personas a las que no conocía mucho. Con el tiempo, he aprendido a gestionar mejor mis relaciones, tanto amorosas como de amistad. Recuerdo una ocasión en la que yo estaba totalmente deslumbrado y cegado por una persona. Estaba tan obsesionado con este tío que empecé a idealizarlo de manera desmesurada, descuidando a mis amigos en el camino.

    Una noche, después haber cancelado planes con mis amigos por enésima vez para pasar tiempo con esa persona, una de mis amigas me llamó la atención. Días después quedé con ella. Quería disculparse por cómo me había dicho que estaba obsesionándome, y de paso me hizo ver cómo esta obsesión no sólo estaba afectando a las relaciones con mis amigos, sino también a mi bienestar emocional. Fue un momento de revelación. Estaba constantemente de los pelos y cada vez que sonaba el móvil (cuando todavía había sms), pegaba un salto.

    A raíz de esa conversación, le di muchas vueltas a lo que ella me había dicho y comprendí la importancia de mantener ese equilibrio entre tus relaciones habituales y esa persona que te sube la presión arterial y te impide pensar en otras cosas. Sigo siendo una persona fácilmente «deslumbrable» (a los hechos me remito, los que me conocéis lo sabéis), pero no llego a los extremos de aquella época.

    También soy más viejo y sé más cosas de la vida. Y oye, también me han dado más hostias por el camino, que eso ayuda.

    Referencias
    TENNOV, DOROTHY. (1979). Love and Limerence: The Experience of Being in Love. Scarborough House.
  • I’m at my wit's end. I’m a 50-year-old gay man and I'm in a happy, long-term relationship. But I’ve fallen in love with a married straight guy 10 years my junior. He’s a new colleague at work. We get on well and have struck up a companionable working relationship, but my feelings for him have become deeper – and it’s agony. 
    
    Why do I keep falling in love with totally unavailable people?

    Lee el artículo aquí.

  • La atracción sexual y el entorno cultural

    La atracción sexual está determinada por el entorno cultural. De ahí que la percepción de qué es un cuerpo bonito cambie de cultura a cultura. Según Cunningham et al. (1995), los afroamericanos prefieren las mujeres más voluminosas que los blancos. Los hombres heterosexuales japoneses son menos flexibles a la hora de considerar un cuerpo bonito y prefieren mujeres con un índice de masa corporal mucho más bajo que los británicos (Swami et al., 2006). Al parecer, existe una relación entre el índice de masa corporal y la belleza y que, para que una mujer sea considerada atractiva por hombres heterosexuales, su peso debe estar entre unos márgenes determinados que cambian según la cultura (Tovee, 2005). Además, parece que existe una correlación entre el peso y el lugar de residencia: las poblaciones urbanas prefieren cuerpos más delgados que los individuos que viven en zonas rurales (íbid.).

    Se puede objetar que estos estudios tienen problemas metodológicos importantes: los estudios están realizados en poblaciones exclusivamente masculinas y, por tanto, suponer que existe una relación entre el IMC y la belleza en la población general puede ser falso. También es cuestionable si el peso es el indicador preciso o si hay que buscar en otra parte, como si lo que se percibe como bello es lo que, culturalmente, está relacionado con signos de buena salud o fertilidad. El problema es que esos parámetros son más difíciles de medir que el IMC o la ratio cadera-cintura, como (Furnham 2006) y, en consecuencia, más complejos de operacionalizar y de analizar estadísticamente.

    En cualquier caso, hay muchos indicios que sugieren que la belleza es cultural, a falta de encontrar las evidencias definitivas. De la misma forma, el amor y su importancia es un concepto de difícil traducción en ciertas culturas y algunos autores sugieren que es, de hecho, un constructo particular de la cultura occidental.

    Referencias

    Cunningham, M. R., Roberts, A. R., Barbee, A. P., Druen, P. B., & Wu, C. H. (1995). «Their ideas of beauty are, on the whole, the same as ours»: Consistency and variability in the cross-cultural perception of female physical attractiveness. Journal of personality and social psychology, 68(2), 261.

    Furnham, A., Swami, V., & Shah, K. (2006). Body weight, waist-to-hip ratio and breast size correlates of ratings of attractiveness and health. Personality and individual differences, 41(3), 443-454.

    Swami, V., & Tovée, M. J. (2005). Female physical attractiveness in Britain and Malaysia: A cross-cultural study. Body image, 2(2), 115-128.

    Tovée, M. J., Swami, V., Furnham, A., & Mangalparsad, R. (2006). Changing perceptions of attractiveness as observers are exposed to a different culture. Evolution and Human behavior, 27(6), 443-456.ISO 690