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  • Teoría del comportamiento de masas: ¿por qué actuamos diferente en grupos grandes?

    Teoría del comportamiento de masas: ¿por qué actuamos diferente en grupos grandes?

    Éste es un tema que me flipa. La psicología social ha estudiado durante décadas cómo el comportamiento humano cambia cuando formamos parte de grupos grandes. Este fenómeno, conocido como comportamiento de masas, se manifiesta en eventos multitudinarios como protestas, conciertos o celebraciones deportivas. Aunque se trate de individuos autónomos y creemos que somos independientes, la influencia del puede generar comportamientos irracionales o inesperados. En este post explico las causas de estas diferencias y qué teorías las explican.

    El comportamiento de masas es un concepto de la psicología social que describe cómo los individuos tienden a actuar de manera diferente cuando se encuentran en un grupo grande, en comparación con su comportamiento individual o en interacciones con pocos individuos. Este fenómeno suele estar marcado por una pérdida de identidad personal. Esto hace que las personas adopten comportamientos que quizás nunca mostrarían en otras situaciones.

    Cuando hablo de identidad personal, me refiero a la conciencia que una persona tiene de sí misma como individuo único y el conjunto de valores, creencias y comportamientos asociados a tal idea. En el contexto de las multitudes, esta identidad tiende a diluirse o a desaparecer. Las personas dejan de creer que son quienes son y pasan a formar parte del grupo. Pepito deja de ser Pepito para ser un forofo del Madrid durante un partido contra el Valencia CF en Mestalla.

    Las multitudes influyen en la toma de decisiones, reducen la capacidad de autocontrol y fomentan acciones extremas. Estos comportamientos no se observan en circunstancias individuales. Uno de los factores clave que explica este fenómeno es el proceso de desindividualización.

    El término «desindividualización» fue introducido por Festinger en 1952 y elaborado después por Zimbardo, entre otros: se refiere a la pérdida de la autoconciencia y de la responsabilidad individual cuando las personas están inmersas en una multitud. En estas situaciones, la presencia de terceros disminuye el sentido de responsabilidad personal, y el comportamiento tiende a alinearse con el de la masa. Un ejemplo típico es el de los disturbios callejeros, donde las personas que normalmente no actuarían de manera violenta se ven involucradas en actos vandálicos simplemente porque «los demás lo están haciendo».

    Otro enfoque clásico para entender el comportamiento de masas proviene del sociólogo francés Gustave Le Bon, que formuló la teoría del contagio social en «La psicología de las masas» (1895). Cuando los individuos forman parte de una multitud, sus emociones y acciones tienden a contagiarse entre sí, lo que genera una especie de «mente colectiva». En este contexto, las personas pierden su individualidad y racionalidad, y comienzan a comportarse según las emociones predominantes del grupo, ya sea euforia, miedo o agresión. Por ejemplo, en una manifestación pacífica, si una pequeña fracción de la multitud comienza a mostrar signos de violencia, es probable que esa emoción se propague rápidamente, alterando el comportamiento del grupo entero.

    According to Le Bon , the crowd, in psychological terms, is a group of individuals who, in specific circumstances, acquire new characteristics that are very different from the characteristics of the individuals who constitute it. Although there are different kinds of crowds, they have similar characteristics, such as the power of destruction, the certainty of impunity and a direct relationship between the certainty of impunity and the size of the crowd.
    
    According to Le Bon, regardless of who is in a crowd, the individual conscious personality fades, and the group unconscious personality prevails. The crowd, in his position, constitutes a single collective being that is guided by a mental unity and a collective soul that makes individuals feel, think and act differently than they would independently. With the help of suggestion and contagion mechanisms, feelings and ideas can quickly become actions. The individual may display automated behavior, increasing the likelihood of violent occurrences.
    
    Vilanova et al. (2017)

    A diferencia de la teoría anterior, Turner y Killian han desarrollado la teoría de la emergencia de normas, que sugiere que las multitudes no son irracionales por naturaleza. Esta teoría argumenta que, aunque los comportamientos dentro de una multitud pueden parecer caóticos al principio, con el tiempo se desarrollan nuevas normas sociales que guían el comportamiento del grupo. Por ejemplo, en situaciones de crisis, como desastres naturales, las multitudes a menudo adoptan normas de ayuda mutua y cooperación, lo que desmiente la idea de que siempre actúan de forma violenta o irracional. Estas normas emergentes pueden ser influenciadas por líderes de opinión dentro del grupo o por factores situacionales.

    Sabemos que hay varios factores que influyen en cómo se comporta una multitud. Allá van algunos:

    1. Anonimato: Las personas tienden a comportarse de manera más extrema cuando creen que sus acciones pasarán desapercibidas o cuando predicen que no habrá consecuencias negativas si son descubiertas.
    2. Emociones compartidas: Las multitudes, en ciertas ocasiones, comparten emociones fuertes, ya sea entusiasmo en un partido que acaba de ganar el equipo de turno, o indignación en una protesta. Estas emociones compartidas refuerzan el comportamiento grupal y echan leña al fuego cuando salta la chispa.
    3. Imitación: El comportamiento de unos pocos individuos dentro de una multitud tiende a influir rápidamente en los demás, ya sea para bien o para mal. Si, por ejemplo, la situación está cargadita, en el momento en que alguien activa un comportamiento extremo deseado por los demás o catalogado como justificado, el resto de individuos mostrará una tendencia a activar comportamientos similares. Por ejemplo, cuando hay una protesta y la policía no actúa, en el momento en que uno de estos últimos le dé un porrazo a un manifestante, el resto de la policía tenderá a actuar de la misma forma.
    4. Influencias externas: Ligado con lo anterior, la presencia de la policía, la cobertura mediática o los discursos de líderes pueden alterar el comportamiento del grupo. En el caso de que haya periodistas en una protesta, por ejemplo, el volumen de las enunciaciones (e. d., cuando los manifestantes gritan «sí se puede»), subirá para que quede registrado el contenido de las mismas.

    En España, el comportamiento de masas se ha observado en eventos como las manifestaciones con mensajes políticos o los celebraciones deportivas, como lo que ocurrió cuando España ganó la Eurocopa. En estos casos, se ve cómo las emociones colectivas influyen en el comportamiento individual y unifican el comportamiento. La sensación de anonimato o la emoción compartida llevan tanto a celebraciones pacíficas como a momentos de tensión.

    El comportamiento de masas es un fenómeno flipante que revela cómo las personas pueden actuar de manera diferente cuando se integran en grandes grupos. Ya sea a través de la desindividualización, el contagio social o la emergencia de normas, está claro que los procesos psicológicos generados en las multitudes influye enormemente en la forma en que se comportan los individuos.

    Creo que ya lo he dicho, pero si no, lo repito: la psicología social y el comportamiento grupal me parecen alucinante porque nos permite entender cómo las interacciones pueden influir en actitudes, creencias y acciones individuales. A partir del estudio de lo social podemos entender cómo nuestras relaciones y nuestro contexto cultural moldean nuestras decisiones y comportamientos. Una cosa es quiénes creemos que somos, lo que pensamos y lo que hacemos cuando estamos solos. Otra muy diferente, cuando interactuamos o cuando formamos parte de un grupo. Entonces nos damos cuenta de que no somos del todo quienes creemos que somos. Y eso me flipa.

  • El impacto de los relojes públicos en el desarrollo económico y en la psicología occidental

    El impacto de los relojes públicos en el desarrollo económico y en la psicología occidental

    Me quedo muerto. Joseph Henrich ha explorado en profundidad la relación entre la aparición de relojes en edificios públicos, el desarrollo económico y el auge de las universidades, presentando un análisis que revela conexiones sorprendentes entre estos elementos. Según Henrich, la instalación de relojes públicos en Europa Occidental durante la Edad Media no fue solo un avance tecnológico, también fue un catalizador para el desarrollo económico y social. Y un logro del capitalismo. La puntualidad y la gestión precisa del tiempo, facilitadas por estos relojes, fomentaron una cultura de disciplina y eficiencia, características esenciales para el crecimiento económico sostenido.

    Henrich argumenta que los relojes públicos desempeñaron un papel crucial en la transformación de las estructuras sociales y económicas. La sincronización del tiempo permitió una mejor coordinación en actividades comerciales y laborales, impulsando la productividad y, en consecuencia, el desarrollo económico. Además, esta nueva forma de medir el tiempo influyó en la organización y funcionamiento de las instituciones educativas, en particular las universidades, que comenzaron a estructurarse de manera más sistemática y ordenada.

    Las universidades medievales, según Henrich, se beneficiaron enormemente de la capacidad de planificar y ejecutar horarios fijos, lo que mejoró la regularidad y la calidad de la educación. Esta estructuración del tiempo académico promovió una cultura de estudio y disciplina entre los estudiantes, lo que a su vez contribuyó al avance del conocimiento y la innovación. Henrich subraya que este entorno educativo más riguroso y organizado fue fundamental para los logros intelectuales que caracterizaron el Renacimiento y la Edad Moderna.

    Esto que dice Henrich hace que me explote la cabeza. Los relojes no solo transformaron la percepción y el uso del tiempo, sino que también provocaron cambios en la organización económica y educativa, contribuyendo significativamente al progreso y desarrollo de las sociedades occidentales. Y sobre todo, en la psicología de las masas.

    La introducción de relojes públicos y la creciente importancia de la puntualidad uvieron un impacto profundo en la psicología occidental, transformando no solo las estructuras económicas y educativas, sino también la mentalidad y los comportamientos individuales y colectivos.

    Los relojes públicos inculcaron un sentido de disciplina y responsabilidad en la población. La necesidad de ajustarse a horarios fijos fomentó la autodisciplina y el autocontrol, características esenciales para la eficiencia laboral y la productividad personal, según Henrich. ¿Podemos ser más neoliberales? No sé. Henrich añade que este cambio hacia una mayor rigidez temporal creo una cultura donde el cumplimiento de los horarios se convirtió en un valor fundamental, asociándose con la profesionalidad y la ética del trabajo.

    Esta sincronización del tiempo contribuyó a una percepción más homogénea y compartida del tiempo, lo que vino a fortalecer la cohesión social, dice. La coordinación de actividades comerciales, laborales y académicas en horarios precisos también facilitó una mayor interacción y cooperación entre las personas, reduciendo la incertidumbre y promoviendo la confianza en las relaciones sociales y profesionales.

    Todo esto tuvo un impacto de la hostia en la organización cognitiva y la planificación a largo plazo. La gente comenzó a desarrollar habilidades para la gestión del tiempo, priorización de tareas y establecimiento de metas y objetivos. Este enfoque orientado al futuro también fomentó una mayor orientación hacia el logro, impulsando la innovación y el progreso económico. Y oye, que no se nos olvide: también del liberalismo económico.

    Sin embargo, la rigidez temporal también tuvo efectos negativos, como el aumento del estrés y la ansiedad asociados a la presión de cumplir con los horarios. La percepción de tiempo como un recurso limitado y valioso exacerbó la competitividad y la urgencia en las actividades diarias, afectando el bienestar emocional de las personas. El estrés, amigas.

    Y ahora voy con mi filípica marxista: la introducción de relojes públicos y la consiguiente sincronización del tiempo pueden interpretarse como una herramienta de control y dominación en manos de la clase capitalista. Estos dispositivos contribuyeron a construir las relaciones de producción capitalistas al imponer una estructura temporal rígida que beneficiaba principalmente a los propietarios de los medios de producción. La puntualidad y la gestión precisa del tiempo sirvieron para maximizar la productividad laboral, incrementando las ganancias de la clase capitalista mientras se intensificaba la explotación del proletariado. Además, la internalización de la puntualidad y la autodisciplina puede verse como una forma de hegemonía cultural, donde las normas y valores impuestos por la clase dominante fueron aceptados como naturales por el conjunto de la sociedad. Así, la transformación de la percepción y uso del tiempo consolidó la subordinación de los trabajadores, adaptándolos a las necesidades del capital y perpetuando las desigualdades inherentes al sistema capitalista.

    ¿Cuál es la similitud entre un reloj de la era industrial y un Apple Watch? Ambos te dicen la hora, pero solo uno te hace sentir culpable por no estar trabajando o por no estar caminando para tener un cuerpo normativo. Patapumpish.

  • Los matrimonios concertados y la felicidad

    Los matrimonios concertados y la felicidad

    Este es un tema que siempre me ha flipado. ¿Por qué los matrimonios concertados duran tanto? Lo primero que me viene a la cabeza es que no tienen otra opción. Puede que si decidas que el mastuerzo que tienes a tu lado ya no te hace feliz, si es que eso ocurrió alguna vez, igual te apedrean hasta la muerte. Pero nosotros y nosotras, occidentales de pro, creemos que estos matrimonios son una barbaridad (y en muchas ocasiones lo son, pero no siempre) o que no es que «duren», es que no hay alternativa. Pues mira, igual no.

    “When I was growing up in Bombay, I shared all the fantasies of other girls my age. My dreams played out like Bollywood movies, with romantic notions of love, but of course the reality of my situation was very different to what I saw on the screen. My parents, aunts and uncles all had arranged marriages and I knew that eventually, when I came of age, I’d have an arranged marriage, too. I didn’t mind at all; there’s a real sense of security that comes from having your loved ones put their time and energy into finding you the perfect match. I trusted them completely.
    
    My parents are quite broad-minded, so a love marriage wouldn’t have been out of the question. But since I hadn’t short-listed anyone for myself, I was happy for them to get the ball rolling. My parents let the broader community know that we were looking and a family friend got in touch to say they knew the perfect person for me.
    
    Parul Mehta.

    ¿Es posible ser feliz en un matrimonio concertado?

    La comprensión cultural del matrimonio juega un papel fundamental en la satisfacción marital dentro de los matrimonios concertados. En muchas culturas donde esta práctica es común, el matrimonio no se ve como una simple unión entre dos individuos basada en el amor romántico, sino como una alianza entre dos familias con objetivos comunes y valores compartidos. Esta visión cultural del matrimonio influye profundamente en cómo los cónyuges perciben y experimentan su relación.

    En estas sociedades, las expectativas de los matrimonios concertados a menudo se centran en la construcción de una vida estable y cooperativa. El amor romántico, aunque puede ser muy importante, no es el único ni el principal pilar del matrimonio. En su lugar, se enfatiza la importancia del respeto mutuo, la responsabilidad compartida y la colaboración en la creación de un hogar armonioso. Esta perspectiva puede reducir las tensiones que a veces surgen cuando el amor romántico inicial se desvanece, permitiendo que los cónyuges trabajen juntos para construir una relación sólida y duradera.

    Llévate bien con los suegros

    El apoyo de la familia política es otro aspecto crucial. En muchos matrimonios concertados, las familias no solo organizan el matrimonio, sino que también juegan un papel activo en su mantenimiento. Este apoyo constante puede proporcionar un entorno de seguridad y respaldo emocional esencial para la resolución de conflictos y para favorecer la estabilidad. La percepción de que el matrimonio es un esfuerzo colectivo, te lo creas o no, puede aliviar la presión sobre la pareja y fomentar un sentido de comunidad y pertenencia.

    Además, la selección de los cónyuges en los matrimonios concertados a menudo se basa en una evaluación cuidadosa de hasta qué punto son compatibles respecto a la educación, los valores y las expectativas de vida. Este examen de las variables implicadas puede llevar a una mayor armonía y comprensión entre los cónyuges, porque son las familias quienes aseguran que los individuos compartan objetivos y visiones similares. Lo que termina ocurriendo es que se favorecen las relaciones de cooperación, comprensión y respeto.

    two person walking on green grass field

    La orientación cultural hacia el deber y la responsabilidad en el matrimonio influye en la satisfacción marital. En muchas de estas culturas, existe una fuerte creencia en el compromiso y el esfuerzo consciente por hacer que el matrimonio funcione. Este enfoque en el deber y la responsabilidad puede fomentar un compromiso más profundo entre los cónyuges, lo que a su vez facilita el desarrollo de una intimidad emocional y una conexión apasionada con el tiempo.

    El compromiso inicial en un matrimonio concertado puede ser un último factor clave para el desarrollo de la intimidad y la pasión. La teoría del amor de Sternberg, que incluye componentes de intimidad, pasión y compromiso, sugiere que el compromiso puede ser un precursor de la intimidad y la pasión. En los matrimonios concertados, el compromiso inicial, basado en el acuerdo familiar y social, crea una base sólida sobre la cual los cónyuges pueden construir una relación emocionalmente íntima y apasionada con el tiempo. Este compromiso inicial puede ser visto como una promesa mutua de apoyo y cooperación, lo que a menudo lleva a un vínculo más fuerte y profundo a medida que los cónyuges se conocen mejor y desarrollan una conexión emocional y física más intensa.

    Parece que la percepción cultural del matrimonio como una unión basada en el respeto, la cooperación y el apoyo familiar, combinada con una selección cuidadosa y un fuerte sentido de deber, contribuye de manera significativa a la satisfacción marital en los matrimonios concertados. ¿Todos los matrimonios concertados son felices? Ni de coña. Pero sí pueden ser felices. Y no solo eso: pueden ser igual de felices que los matrimonios románticos. Lo que pasa es que los occidentales somos unos soberbios y pensamos que lo nuestro es mejor, siempre. Y esto es un poco racista. O mucho.

    Referencias
    
    Gupta, G. R. (1976). Love, Arranged Marriage, and the Indian Social Structure. Journal of Comparative Family Studies, 7(1), 75-85.
    
    Goode, W. J. (1963). World Revolution and Family Patterns. Free Press.
    
    Sternberg, R. J. (1986). A triangular theory of love. Psychological Review, 93(2), 119-135.
    
    Zaidi, A. U., & Shuraydi, M. (2002). Perceptions of arranged marriages by young Pakistani Muslim women living in a Western society. Journal of Comparative Family Studies, 33(4), 495-514.
  • ¿Qué es el «silent trade»?

    ¿Qué es el «silent trade»?

    The Carthaginians feel us that they trade with a race of men who live in a part of Libya behind the Pillars of Heracles. On reaching this country. they unload their goods, arrange them tidily along tech beach, and then, returning to their boats raise a smoke. Seeing the smoke, the natives come down to the beach, place on the ground a certain quantity of gold in exchange for the goods, and go off again to a distance. The Carthaginians then one ashore and take a look at the gold; and if they think it presentas a fair price for their wares, they collect it and go away; if, on the other hand, it seems too little, they go back aboard and wait, and the natives come and add to the gold until they are satisfied. 
    
    Herodoto, en sus Historias.

    El silent trade es un término que describe una forma de intercambio comercial en la que las dos partes involucradas en la transacción no se comunican verbalmente. Este texto de Heródoto supone un ejemplo temprano de este tipo de comercio.

    Los comerciantes cartagineses llegan a una costa desconocida y dejan sus mercancías en la playa. Luego, hacen una hoguera para decirle a los nativos que disponen de productos con los que quieren comerciar comerciar. Los nativos, al ver el humo, bajan a la playa y dejan oro en la arena como pago por las mercancías y se retiran. Los cartagineses regresan a la costa y revisan el oro dejado por los nativos. Si consideran que es suficiente, lo recogen y se marchan. Si no, se quedan a la espera de que los nativos ofrezcan más. Ambas partes realizan la transacción sin comunicarse verbalmente, confiando en gestos y señales visuales para llevar a cabo el intercambio.

    El silent trade era común en muchas culturas antiguas y se utilizaba especialmente en situaciones donde había una barrera lingüística o cultural entre ambas. En lugar de depender del lenguaje hablado, este método se basaba en la ejecución de conductas acciones para facilitar el intercambio.

    En las sociedades modernas, varias razones hacen que este tipo de comercio sea inviable. En primer lugar, la complejidad de las transacciones comerciales en la economía moderna suele abarcar una variedad de bienes y servicios, lo que requiere una comunicación detallada sobre los productos, precios, condiciones de venta, etc., lo que no es posible sin emplear algún código de tipo lingüístico, generalmente formalizado.

    Además, las sociedades modernas están fuertemente reguladas, incluyendo las transacciones comerciales, la necesidad de contratos escritos, impuestos, registros de transacciones, entre otros aspectos que requieren una comunicación formal. La tecnología moderna, además, facilita la comunicación instantánea y la transferencia de fondos de manera segura, haciendo que la comunicación verbal y la negociación sean mucho más eficientes que los métodos silenciosos del pasado.

    Por otro lado, en las sociedades modernas, la confianza entre las partes involucradas en una transacción comercial se basa en la transparencia, la reputación y la aplicación del marco legal. La falta de comunicación verbal puede generar desconfianza y dificultar la resolución de disputas o problemas que puedan surgir. Las complejidades de la economía moderna, junto con las regulaciones y tecnologías actuales, hacen que este tipo de comercio sea poco práctico o inviable en las sociedades contemporáneas.

    Si bien muchas sociedades antiguas y medievales tenían mercados prósperos y un comercio a larga distancia extenso, generalmente estaban basados en normas impersonales de intercambio con principios de equidad y confianza impersonal ampliamente aplicables. Las leyes de mercado que hemos establecido los europeos se fundamentan precisamente en la impersonalidad de las relaciones comerciales, reguladas externamente por los marcos legales que hemos desarrollado. Las leyes de oferta y demanda no siempre han funcionado de manera efectiva en las sociedades humanas. La intervención gubernamental, la manipulación del mercado, las desigualdades de poder y recursos, así como las consideraciones culturales y éticas, pueden influir en el comportamiento del comercio y afectar su capacidad para alcanzar un equilibrio eficiente.

    El liberalismo, de nuevo, nos ha comido la cabeza y nos ha hecho pensar que sólo la psicología de las masas es importante: las relaciones interpersonales y el contacto social son, y seguirán siendo, la clave para entender cómo funciona la economía, por mucha historia que nos cuenten.

  • El Paradigma de Asch

    El Paradigma de Asch

    Se acerca el momento de dejar marchar a mis estudiantes de tercero de psicología. El tercer curso se centra siempre en la psicología social: la influencia social o cómo creamos nuestra identidad cuando interactuamos. También cómo nos definimos y cómo explicamos quiénes somos y qué influencia tienen aspectos como la cultura y la tradición en nuetro comportamiento. Les encantan Milgram y Zimbardo y la Teoría de la Identidad Social de Tajfel y Turner les flipa muchísimo. Y a mí también, para qué mentir. Uno de los puntos más importantes de todo el curso, y también uno de los primeros, es el que se refiere al paradigma de Asch.

    El paradigma de Asch, desarrollado por el Solomon Asch, es fundamental en la comprensión de la influencia social y la conformidad en la psicología. Su estudio sobre la conformidad y sigue siendo una referencia clave en la comprensión de cómo las personas pueden verse afectadas por la presión grupal.

    El experimento de la Conformidad de Asch

    El estudio original, de 1951, se centró en cómo las personas responden a la presión social en una tarea muy sencilla: comparar líneas. El diseño del experimento implicaba que un participante real, sin conocimiento previo, se uniera a un grupo de cómplices que eran compinches del experimentador. Estos aliados (o «confederados») tenían instrucciones específicas para dar respuestas incorrectas en algunas ocasiones.

    Ejemplo de tarea del estudio original de Asch (1951).

    Durante la fase de comparación, cada participante dice en voz alta cuál de las tres líneas coincide con una línea de referencia, como en el ejemplo. Los confederados daban respuestas incorrectas en determinados ensayos, desafiando así la percepción evidente de la realidad. El quid del experimento radica en ver si el participante real acepta las respuestas del grupo o se mantiene fiel a su percepción.

    Los resultados revelaron que, en un tercio de las situaciones, los participantes se conformaban con las respuestas incorrectas del grupo. Lo interesante es que esto ocurría aun cuando sabían que éstas eran erróneas. Este fenómeno de conformidad se volvía más pronunciado cuando la discrepancia entre la respuesta correcta y la respuesta del grupo aumentaba.

    Implicaciones para la Psicología Social

    El paradigma de Asch reveló la influencia que puede ejercer el grupo sobre las decisiones y percepciones y en cómo modificamos nuestra conducta para integrarnos. Incluso esto puede ocurrir sin cuestionarnos los aspectos éticos o los problemas futuros que nos pueda acarrear. Las implicaciones de estos hallazgos van más allá de la tarea específica del experimento. Las conclusiones de Asch nos han ayudado a comprender varios fenómenos y aspectos del funcionamiento de la psicología humana en sociedad:

    En primer lugar, Asch distinguió entre dos tipos de presión. La presión normativa proviene del deseo de encajar socialmente y ser aceptado por el grupo. La presión informativa surge de la creencia de que el grupo posee información correcta. Estas formas de presión desempeñan un papel crucial en diversas situaciones sociales.

    El estudio ha llevado a una mayor comprensión de cómo la conformidad se manifiesta en la vida cotidiana. Desde decisiones grupales hasta elecciones de consumo, la influencia social está omnipresente. La psicología social utiliza los principios de Asch para explorar cómo las personas se ajustan a las expectativas del grupo en diversas circunstancias.

    También resalta la importancia social en la conformidad. Factores como la cohesión grupal, la unanimidad de la mayoría y la cultura pueden modular la intensidad de la influencia social. La psicología social contemporánea se basa en estos conceptos para entender cómo las dinámicas sociales afectan el comportamiento humano.

    El paradigma de Asch ha influido en áreas prácticas, como la publicidad, la toma de decisiones en grupo y la resolución de conflictos. Comprender cómo la información y las normas sociales afectan las decisiones individuales es crucial para diseñar estrategias efectivas en diversos contextos.

    Los estudios de este psicólogo transformaron nuestra comprensión sobre la conformidad y la influencia social. A medida que la investigación avanza, la relevancia de este estudio clásico persiste, ofreciendo informacio´n muy valiosa sobre el funcionamiento de la psique humana en contextos sociales. La obra de Asch sigue siendo importante para el estudio de la psicología social y es inevitable introducirlo en un programa de psicología básica. Mis estudiantes están encantados.

    Si podéis, echadle un ojo al vídeo:

  • ¿Qué son las «culturas del honor»?

    ¿Qué son las «culturas del honor»?

    Hoy estaba preparando una clase sobre la influencia de la cultura en el comportamiento y me he topado, de casualidad, con algo llamado «la cultura del honor». Creo que no había oído el término en el ábmito de la psicología social hasta hoy mismo. Al parecer, hablamos de » una «cultura de honor» en aquellas sociedades en las que los individuos (normalmente hombres) valoran mucho la fuerza y la reputación social, y donde cualquier insulto a la familia o la propiedad se responde con violencia (Brown, Osterman y Barnes, 2009). Algunos ejemplos de culturas de honor incluyen el sur de Estados Unidos, algunas zonas de Oriente Medio, India y Pakistán. Lo que más se valora en cada una de estas culturas varía: algunos valoran la castidad y la castidad femenina, otros la agresión hacia los forasteros o la reputación personal. Lo que todas comparten es una respuesta violenta o una amenaza de violencia ante insultos o desafíos percibidos como potenciales riesgos al honor del individuo (repito: normalmente hombres).

    Parece que las culturas del honor pueden haberse formado en áreas sin una autoridad clara o un Estado de derecho. Un entorno sin una autoridad explícita clara o con un sistema legal débil que generan una necesidad percibida de protegerse a uno mismo, sus posesiones y su familia podría haber provocado la asunción de que es aceptable una defensa agresiva contra los insultos, reales o asumidos. La influencia social para tomar medidas contra los insultos o desafíos puede ser tan simple como un estímulo verbal como «¿vas a permitir que te hable así?» o «¿vas a quedarte ahí sentado y permitir que te insulte? ¡Sé un hombre!» Los niños que son expuestos a adultos que responden a amenazas o insultos con violencia y, si se dan los con refuerzos positivos precisos, se socializan aceptando como deseables estos comportamientos.

    No conocía las culturas del honor, pero la explicación que dan Brown, Osterman y Barnes no me pilla por sorpresa, ni a ti tampoco. Este análisis respecto a la propiedad privada abre una línea de pensamiento muy interesante sobre la acumulación de la riqueza y la aceptación de los comportamientos violentos cuando ésta se ve amenazada. En último término, la riqueza representa el prestigio social, no hace falta ser psicólogo o antropólogo para entenderlo. Pero esto tiene una segunda lectura, y es el desarrollo de las «dinastías» y el valor que adquieren los apellido cuando se alcanza esta reputación por medio de la riqueza – los ricos dejan de entenderse como indivduos para convertirse en partes de un grupo sin el cual su identidad social no es comprensible.

    Movidas de un hombre de mediana edad que está a la espera de una buena noticia. Quedan 2 días.

  • Prejuicios y estereotipos: su función social

    Prejuicios y estereotipos: su función social

    Los prejuicios sobre terceras personas tienen una razón cognitiva, e. d., que para no tener que estar analizando continuamente los hechos de la realidad, tendemos a simplificar algunos de estos procesos porque si no, no habría forma de sobrevivir. Si tuviéramos que procesar toda la información de lo que vemos, oímos y sentimos, nos llevaría tanto tiempo que tenemos que gestionar toda esa información con eficiencia. Una de las formas de hacerlo es descartar una gran parte de la información y procesar sólo aquello que es relevante para generar grandes bloques de información que pueden ser procesadas de forma rápida y eficiente. Los prejuicios, como dijo Allport, son los procesos de categorización que efectuamos para evaluar a un individuo (sobre todo si pertenece a la minoría) y saber con rapidez de qué forma comportarnos o qué se espera de nosotros.

    Los estereotipos son los modelos que utilizamos para categorizar a otros individuos y se basan en la misma premisa: para reducir la cantidad de información que procesamos, analizamos únicamente los aspectos que nos ayudan a categorizar a la persona y descartamos una gran parte de información que, en esa situación, no consideramos relevantes. De esa manera, simplificamos y sistematizamos el análisis de la realidad. Tajfel dijo que cuando una gran cantidad de gente genera los mismos procesos, nos encontramos ante un estereotipo: si un grupo grande realiza los mismos procesos de categorización respecto a terceros, nos encontramos ante un estereotipo.

    Cuando vemos a una persona gorda y creemos que come mucho, no se mueve y no se cuida en general, estamos realizando un proceso de generalización a partir de una idea aceptada socialmente: no tenemos ninguna evidencia que nos lleve a pensar que esa persona, en realidad, no para de comer por ansiedad y se queda tumbada en el sofá mirando el móvil sin moverse en todo el día. Igual sí. Igual no. No lo sabemos. Pero resulta mucho más sencillo asumir que su comportamiento es ése que pararnos a pensar cómo lleva su vida, si está sana o si le va a dar un ataque al corazón. Y aunque estar gorda te ponga en situación de riesgo, no vas a tener un infarto sólo por estar gorda. Pero quién soy yo, no soy médico.

    Reconocer que los estereotipos pueden tener una función psicológica no significa justificarlos ni creer que las acciones discriminatorias derivadas de los prejuicios deben permitirse.

    FIN.