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  • Cómo los estereotipos corporales y sexuales afectan la autoestima

    Cómo los estereotipos corporales y sexuales afectan la autoestima

    En las últimas semanas hay algo a lo que no paro de darle vueltas: a los maricones, como al resto de la población, se nos ha impuesto un modelo de cuerpo y de comportamiento sexual que hace que tengamos unas expectativas muy poco realistas. No solo debemos tener unos pectorales de gimnasio, viajar, ser jóvenes y ganar muchísimo dinero, sino que también tenemos que follar más que nadie, tener unas orgías de la hostia y, además, tenemos que contárselo a todo el mundo para que se enteren de lo felices que somos follando a diestro y siniestro. No hay lugar para reírse mientras follas. Tienes que ir de orgía en orgía y si duras menos de 12 horas follando o no follas cinco veces por semana (las mismas que vas al gimnasio), no eres nadie. Dios nos libre de decir que hemos tenido un polvo de mierda, salvo en círculos reducidos. Tampoco es que no puedas estar gordo, sino que, si lo estás, tienes que serlo de una forma específica, a poder ser con mucho pelo, en cuyo caso, olvídate de follar si tienes pluma. Si no eres un twink, tienes que ser una especie que pueda verse en cualquier zoológico de provincias: una nutria, un oso o un camello africano. O sea, si no te puedes etiquetar, te vas a joder.  

    Más allá de este fenómeno de la pertenencia a los grupos y a las “tribus”, que es más o menos universal, las redes sociales y los medios tienen un papel fundamental en la construcción de estas percepciones sociales y determina la manera en que las personas percibimos nuestros cuerpos. No sólo eso, sino que también establecen patrones de comportamiento deseables, entre ellos, el sexual.  Esto no es nada nuevo y viene ocurriendo desde que los medios de comunicación entraron en nuestras vidas. Si no, que se lo digan a las mujeres. Ojo, que cuando hablo de “medios” o de “redes sociales” es porque me da pereza especificar más. Da igual que sea Instagram, Grindr, Telecinco o la última serie de Netflix.  

    En la comunidad gay, esta dictadura de lo deseable y de lo bueno es especialmente potente, ya que estamos expuestos a versiones idealizadas de lo que significa ser maricón ANNO 2024 que influyen profundamente en nuestra autoestima y nuestra autoimagen, en lo que nosotros queremos ser y lo que nos parece bueno y deseable. Entre estos significados hay uno muy potente que a mí me perturba muchísimo y que campa a sus anchas por Instagram: que seas maricón no es tanto problema. Lo que no está tan bien, en la mayoría de los casos, es que tengas pluma y se te note. Y si eres pobre, date por jodido. Porque el problema no lo tiene el maricón con pasta que sale en las listas de los 50 gais más poderosos de España, el regidor de de fiestas del ayuntamiento, ése que sale en todos los saraos y lleva 1500 euros en ropa todos los días y que es militante de un partido “progresista” (tos seca). Tampoco estás expuesto a que te llamen de todo si tienes dinero suficiente para esclavizar a una mujer pobre y comprarte un niño por gestación subrogada. El problema es que no tengas un duro para para todo eso, que no tengas trabajo o que vayas perdiendo aceite y el resto lo vea. Maricón, irrelevante y pobre, mal vas. Da igual que seas un maltratador, o que vayas drogado hasta arriba, o que te lances a una espiral de viajar sin parar para poder hacerte la foto en Noruega durante una aurora boreal.  

    Los medios de comunicación han sido históricamente un espacio donde se construyen y refuerzan estereotipos y las redes sociales son las herederas de esa labor de construcción. No hay más que ver los anuncios de Soberano de los ochenta, al primo de Zumosol o a las secretarias del Un, Dos, Tres. O todos nuestros feeds de Instagram. En el caso de los hombres gay, los medios suelen promover una imagen corporal que encaja en un ideal específico: un cuerpo esbelto, musculoso, joven y atractivo según los estándares convencionales de belleza masculina. Este ideal, inalcanzable para la mayoría, se ve representado en una variedad de plataformas, desde la televisión y el cine hasta las redes sociales, empezando por Instagram o Grindr. Pero si te das una vuelta por una aplicación de zorreo, lo que verás son cientos de tíos que se han hecho tres fotos en lugares estratégicos, como delante de la Torre Eiffel. Esa es un clásico. Otra en una playa, preferentemente Tailandia, y la última en un mercadillo de navidad alemán o, en su defecto, en la cumbre de una montaña. Eso depende de si eres de los que se cuida o quieres que piensen que eres un bon-vivant.  

    La asociación entre la imagen corporal ideal y el valor sexual es un tema recurrente en los medios dirigidos a la comunidad. Y de esto nosotros mismos somos los primeros culpables. Nuestras representaciones sugieren con demasiada frecuencia que solo aquellos que cumplen con ciertos estándares físicos (esbeltos, musculosos, y jóvenes) y conductuales (viajar, tener muchos amigos y comer de gourmet todos los fines de semana) son dignos de ser el objeto de deseo y éxito sexual y social. Esta narrativa puede llevar a que muchos sientan que su valor como individuos está directamente relacionado con su apariencia física, su desempeño sexual y su nivel de vida. Como resultado, algunos pueden sentirse presionados a participar en comportamientos sexuales que no necesariamente desean, simplemente para cumplir con las expectativas impuestas por estos ideales. 

    La obsesión con la apariencia y el rendimiento sexual también puede llevar a la hipersexualización dentro de la comunidad gay. La constante exposición a imágenes de cuerpos sexualizados refuerza la idea de que la actividad sexual es un componente central y definitorio de la identidad gay. Esto genera una presión muy poderosa para estar sexualmente activo que a su vez conduce a comportamientos de riesgo, como el sexo sin protección o el uso de sustancias para mejorar el rendimiento. Estas expectativas sobre la sexualidad pueden ser dañinas para quienes no se ajustan a los ideales de belleza promovidos por los medios. Los maricas que no cumplen con estos estándares sienten vergüenza y terminan con una autoestima de mierda que les hace muy difícil establecer relaciones saludables, sexuales o no. No ser lo suficientemente atractivo o deseable favorecen los comportamientos de evitación, como la renuncia a buscar pareja o a participar en la vida social de la comunidad. 

    El peligro de estas expectativas no solo radica, por tanto, en la presión para conformarse a un ideal físico, sino también en la limitación de la expresión sexual. La idealización de ciertos cuerpos y comportamientos sexuales crea un marco muy estrecho e inflexible de lo que se considera aceptable o deseable dentro de la comunidad gay. Aquellos que no se sienten representados por estas imágenes pueden sentirse excluidos o invisibles y se refuerza la idea de que solo existe una forma correcta de ser gay y sexualmente activo. 

    Los problemas gordos, como la ansiedad de rendimiento sexual, la disforia corporal o incluso la depresión, vienen después. La ansiedad de rendimiento sexual, en particular, se ve exacerbada por la expectativa de que debemos estar siempre dispuestos a tener sexo, rendir de manera excepcional y pasárnoslo bien. ¿A dónde lleva esto? A lo de siempre: ciclos de estrés y evitación, donde el miedo a no cumplir con las expectativas sexuales lleva a una mayor ansiedad y, en muchas ocasiones, a una disminución del deseo sexual o incluso a la disfunción eréctil. Sí, unas expectativas irreales harán que no se te levante.  

    Contrarrestar estas expectativas tan dañinas requiere un esfuerzo consciente tanto a nivel individual como comunitario. Es vital que los maricones nos demos cuenta de que la sexualidad es diversa y personal, y que no existe una forma única de ser sexualmente activo o atractivo. Desafiar las normas impuestas por los medios implica aceptar y valorar la propia identidad sexual y corporal tal como es, en lugar de intentar cumplir con un ideal inalcanzable. Además, es importante que empecemos a hablar sobre la sexualidad de otra manera y que dejemos de fijarnos en el aspecto y el cuerpo o en el rendimiento. Deberíamos darle una vueltecita para establecer discursos más saludables y equilibrados sobre la sexualidad. Deberíamos empezar a hablar de límites y de respetar estos límites. Deberíamos hablar de la aceptación de la diversidad corporal y de que las parejas abiertas están muy bien, pero igual nos estamos exigiendo demasiado.  

  • Rupturas y redes sociales

    Rupturas y redes sociales

    El País publicó un artículo sobre bloquear a tu ex en WhatsApp cuando la relación se termina. Dice que ni es «un castigo, ni es infantil» y que “el bloqueo es la primera norma de autorrespeto para que no te hagan daño. Bloquear es una forma de autocuidado”. A algunos les puede parecer una acción muy drástica, piensan que es una rabieta; pero cada vez está más claro que es una forma sana y una acción necesaria para la recuperación emocional. ¿Es sano bloquear a tu ex en WhatsApp y en Instagram?

    La respuesta corta es sí.

    La importancia de esta práctica radica en la naturaleza misma de las redes sociales. Estas plataformas fueron diseñadas para mantener a las personas conectadas (y ganar dinero) y por eso pueden ser un terreno fértil para el dolor, la confusión y el mal rollo post-ruptura: porque lo que estás haciendo es desconectarte. Según un estudio de Tara Marshall (referencia más abajo), el contacto continuo con una expareja a través de redes sociales puede prolongar el dolor emocional y dificultar el proceso de superación. Este fenómeno puede impedir que las personas avancen porque siguen expuestas a la vida de su expareja. Cuando miras su Instagram tardas más en separarte de ese contacto y te cuesta más pasar página porque te obligas a permanecer en ese estado constante de conexión con tu ex.

    Cuando miras su Instagram, te expones a información y actualizaciones que pueden ser emocionalmente dañinas. Ver fotos, publicaciones y comentarios puede generar sentimientos de tristeza, celos y resentimiento, intensificando ese dolor que ya estás sintiendo. Te estás exponiendo a comparaciones poco realistas: en las redes sociales, las personas (y tu ex más todavía) suelen presentar versiones idealizadas de sus vidas y de la alegría que sienten. Al ver que la expareja parece feliz o está avanzando, puedes llegar a reprocharte que tu propio proceso recuperación es lento o inadecuado: no sólo estás pasando por la putada de la separación, sino que además puedes boicotearte a ti mismo pensando que eres un crío (o una cría) y que no puedes superar esta movida como lo hace él (o ella). Lo que estás haciendo es perpetuando la dependencia emocional de tu ex y estás perdiendo tiempo a la hora de aceptar que la relación ha terminado. Es de cajón que ese continuo flujo de información es un recordatorio constante de la pérdida.

    Desde la perspectiva psicológica, el bloqueo no debe verse como un acto de inmadurez o venganza, sino como una herramienta de autocuidado. Jennice Vilhauer dice en «Think Forward to Thrive» que el distanciamiento virtual permite a las personas centrarse la curación y en la reconstrucción de una vida individual y facilita volver a la narrativa personal de la vida sin la pareja. Al eliminar esos estímulos que te recuerdan permanentemente a esa persona, nos resulta más sencillo volver a definirnos como personas «sin pareja» y creamos esa identidad personal que necesitamos para adaptar la manera que tenemos entender nuestra vida a las nuevas circunstancias. Utilizo aquí «identidad personal» como la forma en que contamos a los demás y a nosotros mismos quiénes somos y cómo es nuestra vida.

    El proceso de duelo tras una ruptura es inevitable, pero su duración e intensidad pueden verse alteradas por nuestras acciones. El bloqueo en redes sociales puede actuar, por tanto, como un catalizador para un duelo más saludable y efectivo. Según Elisabeth Kübler-Ross, pionera en el estudio del duelo, aceptar la pérdida y avanzar son pasos esenciales para la recuperación. Bloquear a una expareja puede ser el primer paso tangible hacia esta aceptación, ayudando a las personas a reconstruir su identidad y vida independiente de la relación pasada.

    Además de bloquear a una expareja en redes sociales, la psicología recomienda otros métodos para superar una ruptura de manera saludable. Son los de siempre: buscar apoyo en amigos y familiares es fundamental, ya que hablar sobre los sentimientos y experiencias con personas de confianza puede aliviar el dolor y proporcionar perspectivas útiles. Dedicarse tiempo a uno mismo a través de actividades que fomenten el bienestar físico y emocional es súper importante también: hacer ejercicio, una dieta equilibrada, dormir lo suficiente y practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga. Todo lo anterior es un «consejos vendo que para mí no tengo» de manual. Creo que una de las cosas que funciona mejor es cambiar la rutina diaria para crear una nueva normalidad, incluyendo nuevos pasatiempos, actividades sociales y proyectos que te mantengan ocupado.

    No caigas en la trampa de pensar que es infantil: bloquear a una expareja en redes sociales tras una ruptura no solo es una práctica sana, sino necesaria para proteger la salud mental y emocional. Te desligarás de todas esas fotos de diversión y felicidad de tu ex que generan tristeza y rabia y te resultará más fácil retomar una rutina con menos negatividad y tristeza.

    De verdad, bloquéalo.

    Referencias
    Kübler-Ross, E. (1969). On Death and Dying. Scribner.
    Marshall, T. C. (2012). Facebook surveillance of former romantic partners: Associations with postbreakup recovery and personal growth. Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking, 15(10), 521-526.
    Vilhauer, J. (2014). Think Forward to Thrive. New World Library.
  • Usar Tinder o Grindr puede ser un problema: ¿qué consecuencias puede tener para la salud mental?

    Usar Tinder o Grindr puede ser un problema: ¿qué consecuencias puede tener para la salud mental?

    ¿Queda alguien que no haya usado las apps de zorreo? Servidor es culpabilísimo. Y no hablo ya de Tinder o Grindr; Instagram o Twitter también te pueden dar un alegrón. Hubo una época en que salíamos a tomarnos una copa (o diecisiete) para pegarnos un homenaje sexual. Eso ya no es así: las apps han cambiado la forma en que se establecen vínculos afectivos, por no decir «pegar polvos». Pero ojocuidao, que usarlas con estos fines puede terminar siendo un problema.

    Factores que pueden predecir una adicción

    Vera Cruz, Aboujaoude, Rochat, Bianchi-Demicheli y Khazaal explican en «Online dating: predictors of problematic Tinder use» (2024) los factores que favorecen que el uso de estas apps pueda hacer que te sientas peor. Hay dos factores clave que pueden predecir el uso problemático de Tinder, según este artículo:

    1. Rasgos de personalidad: La búsqueda de sensaciones y la impulsividad son dos rasgos fuertemente asociados con el uso excesivo de estas apps. Las personas con estas características tienden a utilizar la aplicación de manera compulsiva, buscando constantemente experiencias nuevas que les generen emociones intensas. En otras palabras, que estés depresivo o te aburras fácilmente puede hacer que caigas con más rápido en la trampa y de que te absorban demasiado.
    2. Evasión emocional: El uso de las apps de zorreo puede ser una forma de evadir problemas personales o emocionales y es otro predictor significativo. Las personas que utilizan la aplicación para escapar de sus preocupaciones diarias encuentran en Tinder o en Grindr una distracción temporal que puede convertirte en un yonki del match.
    a person holding a red cell phone in their hand

    Consecuencias en la salud mental

    Cuando empiezas a usar estas apps más de la cuenta, se genera una conducta muy parecida a una adicción. ¿Qué significa aquí «usarlas más de la cuenta»? Dos cosas:

    • Que aumente tu ansiedad: El estudio señala que el uso excesivo de Tinder correlaciona con un aumento en los niveles de ansiedad. La constante búsqueda de aprobación y la exposición al rechazo que conlleva su uso pueden afectar negativamente la autoestima y el bienestar emocional. De ahí que te sientas mal y pueda generarse un estado ansioso, en ocasiones generalizado.
    • Que empieces a pensar que tu vida es una mierda: Las personas que tienen un problema con estas apps tienden a experimentar una disminución en la satisfacción con la vida. Las expectativas no realistas sobre las relaciones y el compromiso, derivadas de usar estas apps constantemente, llevan a una sensación de frustración y desilusión constante y difusa.

    La tendencia #BoySober

    Según un artículo de The Guardian, hay nueva tendencia que lo está petando en TikTok con mujeres heterosexuales: #BoySober. Las reglas para declararse «sobria» o para «dejar a los hombres» son muy sencillas: nada de aplicaciones de citas, quedar con tíos a los que has conocido por Instagram o pegar polvos con desconocidos. El artículo dice que hay miles de mujeres están subiendo videos a TikTok en los que cuentan por qué han decidido dejar de salir con hombres y de usar Tinder.

    La principal causa de este «éxodo heterosexual», como dice el artículo, es que las aplicaciones de citas se han convertido en espacios donde proliferan el acoso y las agresiones sexuales. La mayoría de las mujeres entrevistadas por por Lisa Portolan en 2020 informaron de haber vivido situaciones de violencia a raíz de haber tenido encuentros a través de apps de citas. Es espeluznante.

    Declive en el uso de las apps de citas

    El uso de aplicaciones de citas ha disminuido de manera constante: al parecer, la actividad en Tinder está cayendo regularmente, y las acciones de empresas como Bumble y Match Group también han experimentado descensos significativos, especialmente mujeres. Esto sugiere la aparición una creciente desconfianza y una sensación de vulnerabilidad entre las usuarias, quienes a menudo prefieren abandonar estas plataformas para proteger su salud mental y física.

    A pesar de los esfuerzos regulatorios, como la mesa redonda sobre seguridad en las citas en línea en Australia en 2023, las medidas concretas para evitar estas situaciones o no han sido suficientes o están siendo implementadas con mucha lentitud. Las críticas señalan que sin una supervisión y una regulación sólidas, la creación de un código «deontológico» voluntario por parte de las empresas que desarrollan estas apps es insuficiente para garantizar la seguridad de las usuarias. Es importante que estas empresas empiecen a actuar con auténtica responsabilidad y prioricen la seguridad de sus usuarias, porque si no, no vamos a ninguna parte. Estas declaraciones de principios se quedan en agua de borrajas porque, en el fondo, no quieren un descenso en el número de usuarias o en los ingresos por publicidad, como es natural. Sólo necesitan un lavado de cara y continuar desarrollando mecanismos para enganchar a más y más gente. Como las tabacaleras.

    Instagram

    Promover un uso razonable y saludable de las apps de citas

    Comprender los factores que generan la adicción a Tinder, a Grindr o a Instagram es crucial para desarrollar estrategias que promuevan un uso más saludable y equilibrado de las aplicaciones de citas o de cualquier otra red social. Hay tres factores que pueden

    • Autoconocimiento: Fomentar la autoconciencia sobre los motivos personales para usar Tinder o Grindr puede ayudar a identificar comportamientos problemáticos.
    • Límites Claros: Establecer límites claros en el tiempo y la frecuencia de uso de la aplicación puede prevenir el uso excesivo.
    • Apoyo Emocional: Buscar apoyo emocional a través de amigos, familiares o profesionales puede ayudar a abordar las causas subyacentes del uso problemático de la aplicación.

    Con una mayor conciencia y medidas adecuadas, es posible disfrutar de las ventajas de las aplicaciones de citas sin caer en patrones de uso perjudiciales. Pero de lo que estoy totalmente convencido es de que es necesaria la regulación de estas apps por parte de las autoridades para proteger a las personas que las usan de las situaciones de abuso sexual, de la exposición a conductas adictivas, a estafas e incluso al acceso a drogas. Las autoridades deben garantizar que estas plataformas implementen medidas de seguridad adecuadas, verifiquen la identidad de las personas que las usan y proporcionen canales efectivos para reportar conductas indebidas. Todo esto, claro está, respetando la privacidad mediante la protección de los datos personales para evitar este tipo de situaciones. ¿Es difícil? Por supuesto, pero debe hacerse.

    Y después de haber escrito esto, aquí sigo yo, deslizando a la izquierda y a la derecha o enviando fueguitos, a ver qué pasa.

    Referencias
    
    Cruz, G. V., Aboujaoude, E., Rochat, L., Bianchi-Demicheli, F., & Khazaal, Y. (2024). Online dating: predictors of problematic Tinder use. BMC Psychology, 12(1), 106. https://doi.org/10.1186/s40359-024-00656-2
    
    Portolan, Lisa. (2020). Love, Intimacy and Online Dating: How a Global Pandemic Redefined Intimacy. Routledge.
    
    Portolan, Lisa. (2024). Thousands of women are going #BoySober: The rise of a new trend on TikTok. Recuperado de The Guardian en este enlace https://www.theguardian.com/commentisfree/article/2024/jun/10/no-dating-apps-no-dates-no-exes-no-hookups-whats-driving-the-boy-sober-trend 
  • Entrada sin título 9020

    Que todavía haya gente que no lo ha entendido es una cosa que me alucina. El acceso constante a los teléfonos móviles durante la infancia y la adolescencia deteriora la salud mental, la autoestima y la salud física de los chavales. El acceso constante a las redes sociales durante la infancia puede afectar el sueño, la concentración y las relaciones interpersonales. Además, la exposición a contenido inapropiado o dañino en línea puede tener consecuencias duraderas en su desarrollo. Este efecto, según Twenge y Campbell (2018, ver abajo), es mucho más acusado durante la adolescencia que durante la infancia.

    Among 14- to 17-year-olds, high users of screens (7+ h/day vs. low users of 1 h/day) were more than twice as likely to ever have been diagnosed with depression (RR 2.39, 95% CI 1.54, 3.70), ever diagnosed with anxiety (RR 2.26, CI 1.59, 3.22), treated by a mental health professional (RR 2.22, CI 1.62, 3.03) or have taken medication for a psychological or behavioral issue (RR 2.99, CI 1.94, 4.62) in the last 12 months. Moderate use of screens (4 h/day) was also associated with lower psychological well-being. Non-users and low users of screens generally did not differ in well-being. Associations between screen time and lower psychological well-being were larger among adolescents than younger children.
    Twenge, J. M., & Campbell, W. K. (2018). "Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study." En Preventive medicine reports, 12, 271–283. https://doi.org/10.1016/j.pmedr.2018.10.003
    
  • Evita idealizar a las personas que conoces por las redes sociales y las apps de ligoteo

    Debemos tener cuidado al idealizar a quienes conocemos a través de las redes sociales y las apps de ligoteo. ¿Cuántas veces te has ilusionado y luego te has llevado un ghosting del copón? ¿Cuántas veces has salido con la autoestima peor de lo que estabas al principio? Muchísimas, como el resto de personas que usan / usamos las apps para conocer a gente interesante. Ojo: eso no quiere decir que tengamos un entorno social poco sólido o que no lo tengamos en absoluto. Las razones por las que te interesas por alguien que conoces virtualmente pueden ser de todo tipo.

    En cualquier caso, las redes sociales suelen mostrar una versión idealizada de la vida de las personas. Las fotos y publicaciones pueden no reflejar completamente la realidad porque a nadie nos gusta, generalmente, decir que estamos tristes o que llevamos una vida de mierda. Lo que se ve en las redes sociales es siempre una representación selectiva y no toda la historia.

    Además, al idealizar a otras personas en las redes sociales, puedes caer en la trampa de compararte constantemente, con esa persona o con otras. Esto puede terminar haciendo que sientas ansiedad y que tu autoestima se vaya a la mierda porque tienes la sensación de que no eres suficientemente bueno/a, guapo/a, rico/a o interesante. La comparación constante puede ser especialmente perjudicial para las personas LGBTQ+ que ya pueden enfrentar desafíos adicionales debido no sólo a la discriminación y a la estigmatización, sino a que parece que a los maricones sólo nos gusten los que están cachas, los gordos y peludos (a la vez) o los primeros violines de la Filarmónica de Berlín; mi historial sugiere que conque esté a 36,7º, haya pulso y no sea ilegal, me sobra para montarme una movida en la cabeza. Pero esa es otra historia a la que tengo que darle una vueltecita.

    La idealización excesiva puede contribuir a la presión social y a la necesidad de cumplir con ciertos estándares. Esto puede afectar la salud mental, especialmente en comunidades que ya enfrentan tasas más altas de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad. Y de eso, los maricones sabemos un rato. Al idealizar a los demás, perdemos perder de vista nuestra propia autenticidad y camino individual: cada persona es única y tiene su propio viaje.

    La interacción en línea a veces puede ser engañosa. Todos presentamos versiones de nosotros mismos que no son completamente reales. Es importante ser consciente de la posibilidad de malentendidos o decepciones cuando las expectativas no coinciden con la realidad. ¿Esperabas que estaba tan bueno como salía en las fotos? Amigo, la perspectiva te puede quitar 7 kg de encima.

    Tenemos que ser conscientes de los posibles impactos negativos de idealizar a otros en las redes sociales. La autenticidad, la autoaceptación y mantener la cabeza fría son aspectos fundamentales para mantener una salud mental positiva en un mundo digital. No te creas ni la mitad, no te esperes ni la mitad y no te tomes en serio ni la mitad.

  • Tu psicólogo en Instagram

    ¿Por qué no debes hacer caso de lo que te dicen los influencers en Instagram sobre cómo deshacerte de tu novio tóxico?

    Las redes sociales, especialmente Instagram, se han convertido en una fuente aparentemente interminable de información sobre cualquier tema que te puedas imaginar, incluida la psicología. Pero no todo lo que se comparte en estas plataformas proviene de fuentes fiables y bien informadas y, de hecho, a veces dicen estupideces como un piano de grandes. Si fueran tonterías y ya, vale. Pero es que hacen más daño que otra cosa.

    La psicología no es tan sencilla

    Instagram es una plataforma visual que favorece la simplicidad y la inmediatez. La psicología, no es así: es una disciplina compleja y en constante evolución que requiere un entendimiento profundo y muchísimo análisis crítico, como cualquier ciencia (sí, ciencia). Los contenidos que consumimos al hacer scroll simplifican excesivamente los conceptos psicológicos, las teorías y las explicaciones, presentándolos de manera atractiva pero superficial.

    El problema es que cuando un contenido se presenta de manera atractiva y sencilla y ofrece una respuesta simple a un problema complejo, resulta muy pegadiza. Sin esfuerzo, de pronto, podemos utilizar una guía que aplicamos a todo, desde las relaciones de pareja, hasta cómo lidiamos con la amiga tóxica, pasando por nuestros probelmas para decir «no». Pero no todo es tan fácil y aplicar estas reglas tan básicas hace que le eches sal gruesa a todo.

    Además, hasta donde yo sé, hay muy pocos creadores en Instagram que se hayan licenciado en psicología. Y muchos menos los que son especialistas en terapias. A menudo, estos influencers (que en muchas ocasiones son gente con pasta, guapa y que tiene la palabra fácil) comparten sus opiniones y experiencias personales disfrazadas de autoridad en la materia cuando, en realidad, carecen de la formación académica y la experiencia clínica necesarias para abordar de manera precisa y ética asuntos psicológicos complejos. La psicología es una ciencia rigurosa que requiere años de estudio y práctica para comprenderla plenamente, y confiar en información no verificada de fuentes no especializadas puede conducir a malentendidos y consejos poco sólidos.

    La simplificación excesiva de los trastornos mentales es otro de los problemas. Los trastornos psicológicos son a menudo presentados de manera burda, con descripciones que no reflejan la complejidad y la variedad de experiencias de las personas que los experimentan y que se basan en haber leído un artículo de la Wikipedia. Esto puede contribuir a la estigmatización y a una comprensión inadecuada de los problemas de salud mental pero también hace que mucha gente piense que tiene ese trastorno. Es como cuando algunas personas cogen el DSM-5 (el manual de diagnóstico clínico), que piensan que tienen un trastorno de ansiedad, uno de la personalidad y son bipolares. Entender y manejar correctamente el DSM-5 es cuestión de años de estudio, práctica, entrenamiento y mucho ojo clínico.

    Para ser psicoterapeuta debes haber estudiado, y mucho

    La psicología es una disciplina en constante evolución, con nuevas investigaciones y descubrimientos que desafían y amplían constantemente nuestra comprensión de la mente humana. Sin embargo, la información que encontramos en Instagram a menudo carece de la actualización necesaria y puede basarse en ideas desactualizadas o desacreditadas, como cuando hablan del síndrome de Asperger. Confiar en ese contenido desactualizado puede llevar a la adopción de prácticas obsoletas o ineficaces, lo que termina siendo perjudicial tanto para aquellos que buscan ayuda como para quienes intentan proporcionarla. Y no sólo eso, sino que muchos terminan diagnosticando a otros a partir de lo que han visto en las stories. ¿Quién no ha escuchado decir a alguien lo de que alguien está sufriendo un trastorno de personalidad narcisista? Yo, muchas veces.

    La falta de contexto también es un problema común en las publicaciones de Instagram sobre psicología. La psicología se basa en gran medida en la comprensión de la individualidad y la diversidad de las experiencias humanas, la multitud de variables que afectan a las personas y cómo las personas podemos entender el mismo hecho de mil millones de formas diferentes. Las stories carecen de la profundidad necesaria para abordar la complejidad de los problemas psicológicos y pueden proporcionar soluciones simplistas que no son aplicables a todas las situaciones. Para sacarte la carrera de psicología tienes que estudiar años, pero tú puedes diagnosticar un TOC y hablas de responsabilidad afectiva por lo que has visto en las stories de tu influencer de confianza.

    Hacer caso de lo que dicen sobre psicología en Instagram es una tontería muy grande: la información está simplificada, muchas veces está equivocada y quien te la proporciona ni ha estudiado ni tiene en cuenta los múltiples contextos en los que se genera la conducta humana. Es importante abordar la psicología con seriedad y responsabilidad, buscando información en fuentes confiables y, cuando sea necesario, consultando a profesionales debidamente cualificados para obtener orientación y apoyo.

  • Ya no coges el teléfono porque es invasivo y te hace perder el tiempo. No como Whatsapp, Twitter, Instagram o Tiktok, que no tienen ningún impacto en tu vida, en cómo gestionas tu tiempo, en lo que haces, en lo que comes o en lo que compras. Porque pudiendo solucionar algo con 91 mensajes de texto en un plazo de dos horas y media, ¿para qué vas a hacer una llamada para aclararte en tres minutos? ¿Estamos locos o qué?

    Y luego: ¿qué es eso de forzarme a responder cuando me llamas? ¿Hay algo más invasivo que llamar por teléfono, si exceptuamos que todo el mundo sepa a qué hora te conectaste por última vez o si has leído los mensajes? Quitando eso, no hay nada.

    Llamar es sólo para las urgencias, de la misma manera que enviar 54 mensajes de buenos días o reenviar a todos tus contactos ese mensaje que te parece un poco gracioso (no mucho) es algo absolutamente necesario para el ejercicio de tu libertad. Como darle like a un mensaje cuando te has quedado sin nada que decir, no sea cosa que la otra piense que no has respondido o no quieres responder.

  • Me han devuelto la cuenta de Twitter

    Me han devuelto la cuenta de Twitter

    Ya me han devuelto la cuenta de Twitter. Ha sido entrar y darme cuenta de lo muchísimo que engancha y de que ni Mastodon ni Bluesky están a la altura. Será por allá cantidad de gente que hay, o por lo rápido que va todo, o por la violencia que hay (que te permite desahogarte, pero bien), pero como Twitter ni hay ninguno.

    Estamos intentando encontrar una alternativa a Twitter por lo del imbécil del propietario y el olor a cuñado fascista que hace cuando te logas. Pero igual es una estrategia equivocada. Igual no deberíamos buscar una alternativa a Twitter y dejarla morir, como murieron las otras. Facebook, como dice una muy buena amiga mía, se ha convertido en un vertedero. No entiendo TikTok. Me estoy dejando IG porque el algoritmo ya no me deja ver lo que quiero. Quizá ha llegado el momento de dejar morir las redes sociales.

  • La vida sin twitter es mucho más aburrida. He estado intentando seguir algunas cuentas que me interesan mucho, pero muchas de ellas se han quedado por el camino porque tienen candado y no saben quién soy. Es una lástima, porque no me gustaría perder el contacto con esa gente, si es que al final no puedo recuperar la cuenta. Mastodon no es ni la mitad de divertido, y de la otra red, ni me acuerdo el nombre. Me he desinstalado Instagram, para desintoxicarme… así que aquí estoy. Gritos en el desierto.

    En otro orden de cosas, la vida es lo que ocurre entre actualizaciones de Office. Joder, no sé cuántos gigas llevo ya.

  • ¿Usar mucho Instagram es malo?

    ¿Usar mucho Instagram es malo?

    Respuesta rápida: sí.

    Scherlock y Wagstaff (2019) dicen que la exposición a imágenes de otras mujeres, especialmente si éstas son valoradas como físicamente atractivas, correlaciona negativamente con la satisfacción respecto del propio aspecto y la autoestima, lo que aumenta la probabilidad de la aparición de síntomas de tipo ansioso y depresivo. En otras palabras: las mujeres que pasan mucho tiempo en Instagram viendo fotos de otras mujeres consideradas bellas tienden a encontrarse peor, a estar más tristes y/o ansiosas y a pensar que valen menos y son menos atractivas.

    Las autoras se preguntan, muy inteligentemente creo yo, si esto no es lo mismo de siempre; hace décadas que las mujeres están expuestas a imágenes de otras mujeres bellas de forma constante. Hay una diferencia, no obstante: mientras que las modelos se entienden como mujeres hasta cierto punto «extraordinarias» y «excepcionales», las fotos que ven en Instagram son de mujeres «normales y corrientes». E. d., mientras que la comparación con una modelo es difícil porque es un ser humano como de otro planeta, la comparación con estas mujeres «normales y corrientes» es más fácil. No es lo mismo compararse con una cantante que gana millones a espuertas que con la del gimnasio del barrio, que está muy buena y lo sabemos todos. Es precisamente ése el pensamiento que tiende a provocar los sentimientos negativos: «¿por qué ella sí está buena y yo no?».

    Para entender ésto, es útil leer a Liu et al. (2016), que ya dijeron que el uso de las redes sociales aumenta la tasa de comparación social, e. d., la frecuencia con la que nos valoramos a nosotros mismos tomando terceras personas como referencia y no por variables intrínsecas. Vienen a decir que no es lo mismo ser feliz porque algo me hace sentir bien, que serlo porque tengo más que los demás o porque he conseguido publicar una serie de fotos en Instagram sobre un viaje acojonante a las Seychelles o porque ésa ya no me puede mirar por encima del hombro.

    Los efectos de estas comparaciones son más perniciosos cuando la gente que parece común y cercana y al mismo nivel socioeconómico que nosotras publica una foto en la que sale súper bien, parece que se ha tenido que gastar una pasta y se lo está pasando de agasajo. No digamos ya cuando publica una foto en el gimnasio con el hashtag #fitspiration (amalgama de estar «fit» e «inspiration», en inglés, o sea, «estar en forma» e «inspiración»). ¿Por qué esa (o ese) que ya está buenorra (o buenorro) necesita «inspirarse» para estar en forma? O sea, ¿no está contenta ya con tener unas piernas y unas tetas de la hostia, como para que encima nos esté restregando por el hocico al resto del mundo la cantidad de esfuerzo que dedica a estar buenorrísima (o buenorrísimo)? Es que luego me miro y pienso «qué gorda estoy». Y lo que es peor: «no solo estoy gorda, sino que además no hago nada por remediarlo», ya hemos caído en la trampa del «si quieres, puedes».

    Vuelta al principio. ¿Instagram es malo? Sí. Usar Instagram mucho te va a venir del culo para la salud mental. Los datos que recogen Sherlock y Wagstaff sugieren lo siguiente y son muy claros: cuanto más tiempo pasas mirando fotos de Instagram, peor te sientes y más probabilidad habrá de que desarrolles algún tipo de trastorno de tipo ansioso. No es coña: pasar horas en Instagram te hace infeliz y te deprime. Las autoras, además, concluyen que estos efectos se observan más en mujeres jóvenes, pero no porque sean más vulnerables, sino porque usan Instagram más. O sea: la edad no te protege de los efectos perniciosos de esta red, es que eres más viejas y la usas menos. Ya está.

    Ayer lo decía, no sabemos cuáles son los efectos a largo plazo del uso de estas redes sociales. Pero es que aunque haya evidencias de que nos está viniendo fatal todo esto, no sabemos cómo atajarlo. Igualito que fumar, ¿verdad?