Estoy leyendo «The Weirdest People in the World,» de Joseph Henrich, y la introducción casi me hace llegar tarde al trabajo. Heinrich argumenta que las sociedades occidentales son «WEIRD» (acrónimo en inglés para «Western, Educated, Industrialized, Rich, and Democratic»), lo que significa que tienen características psicológicas únicas en comparación con otras sociedades del mundo. Dice que estas características peculiares se pueden rastrear hasta eventos históricos particulares y que, en definitiva, las investigaciones en psicología están sesgadas por las características de la muestra respecto a la población objeto de estudio. Sorpresa.

Uno de los elementos clave de su argumento es la conexión entre la Reforma Protestante y la alfabetización generalizada. El Protestantismo promovió la idea de la lectura individual de la Biblia para realizar una interpretación no mediada y abogó por la alfabetización de la población para, precisamente, tener acceso a las Escrituras. Esto contrastaba con la tradición católica de la época, que a menudo limitaba el acceso directo a los y ponía en circulación la interpretación específica generada por las autoridades religiosas.

Henrich sugiere que la promoción de la alfabetización y la lectura individual de la Biblia contribuyó al desarrollo de una mentalidad individualista en la cultura occidental. Además, argumenta que esto tuvo implicaciones más amplias para la cooperación social y el desarrollo económico. La idea es que el énfasis en la lectura individual y la interpretación de textos religiosos llevó a una mayor valoración de la autonomía individual, la toma de decisiones y la responsabilidad personal, lo que a su vez habría influido en la formación de instituciones que fomentan la cooperación y el desarrollo económico.

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