Una hora y media de llamada de trabajo

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Hoy he hablado por teléfono con la que va a ser mi segunda de a bordo en el centro del que me han nombrado director. Hemos estado una hora y media discutiendo planes, decidiendo plazos, distribuyendo tareas y pensando cómo subir los sueldos de manera razonable para no pillarnos los dedos.

Es un centro financiado públicamente y la plantilla son (somos) funcionarios, pero tenemos margen para subir los salarios, siempre que esté justificado y Copenhague apruebe el presupuesto. La verdad es que no tengo ni idea de cómo funciona en España, pero sé que lo que cobran los maestros y todo el personal de los centros públicos está determinado por ley. Aquí establecen unas bandas en las que te puedes mover porque entienden que los salarios pueden negociarse localmente dependiendo de las características del centro. También os digo que con el mínimo que marca el ministerio, los sueldos de las maestras y los maestros es bastante digno y el poder adquisitivo es equivalente al de los funcionarios de rango medio-alto. En definitiva: están bastante bien pagados.

Total, explicado lo anterior, que me enrollo últimamente como las persianas, hemos estado una hora y media hablando y al final ya no sabía ni cómo me llamaba. Por suerte, ella tampoco y hemos empezado a desvariar no sólo con lo que teníamos que hacer, sino con historias de nuestra vida personal. Pero encanados de la risa. Y yo, últimamente no paro de reírme y cuando empiezo me atasco muchísimo.

Sé que es un post intrascendente, pero este blog es mío y me lo follo cuando quiero. Como dijo Salustio, que sabemos que todo en latín suena más interesante: