«Y no pasaba nada»

La frase por excelencia de los señoros. Vale para cuando quieres justificar la violencia sexual, el bullying o, como en este caso, la explotación laboral. Lo divertido aquí es que Ricardo Sanz se queja de que «le han robado legalmente» y cree que si él trabaja 14 horas para enriquecerse, qué es eso de que la gente joven no quiera trabajar esa cantidad de horas cobrando una miseria para que él se enriquezca. Qué pesados son con los derechos laborales, oye, que al final no se va a poder explotar a nadie pagando en B:

«Yo hice la mili durante 18 meses en la cantina del Ejército. No sé la de horas que habré trabajado allí. Ahora la gente nueva que entra a trabajar quiere hacerlo ocho horas, tener dos días libres y conciliar. Antes hacíamos 14 o 15 horas diarias y no pasaba nada. Yo trabajé durante cinco años en un restaurante japonés aquí en Madrid, aprendiendo sin contrato, cobreando [sic.] en B, sin vacaciones, libraba solo los domingos y hacía 15 horas diarias. Pero lo hacía por pasión y disfrutaba. Ahora las cosas han cambiado.»

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Yo es que leo lo de «como se ha hecho toda la vida», «ya no se puede ni…» o «chiquilladas» y me saltan todas las alarmas, qué queréis que os diga.

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